Deseaba que llegara la Navidad por muchísimas razones, pero una de ellas era para poder ver Un padre en apuros. Me encantaba la odisea de Arnold Schwarzenegger para conseguir un muñeco Turboman. ¡Siempre quise uno! Añoro esa época en la que ponías la televisión en busca de alguna película y encontrabas oro. En Halloween era parecido con títulos como Hocus Pocus. Sin embargo, aunque no estemos ni en la época de las calabazas ni en momento de recibir regalos, hoy me apetece sacar a la luz esta joya, puesto que podemos verla a través de Disney Plus.
La película de Schwarzenegger de Navidad
Un padre en apuros era una comedia divertidísima con el protagonista menos esperado del mundo: Terminator. Ya sabéis, ver a Schwarzenegger en el rol de padre cariñoso, algo negligente, y preocupado por el bienestar de su niño no era la imagen asociada al culturista. También es verdad que este siempre nos ha sorprendido y si no, recordemos a Mr. Frío en Batman y Robin.
La cosa es que el argumento de Un padre en apuros se basa en la necesidad de un padre de encontrar un muñeco Turboman para su hijo, porque ha olvidado comprarlo y le toca recorrer la ciudad en busca de uno a última hora. ¿El problema? Turboman es el mejor superhéroe del mundo y no queda ni una sola unidad, de manera que se inicia toda una guerra en la que los adultos parecen convertirse en niños por un día. Por si fuera poco, el pobre Howard Langston tiene un vecino que no solo es supuestamente perfecto, sino que también tiene interés por su mujer, por lo que su matrimonio puede verse afectado. Vamos, un caos. ¿Os acordáis del primer día de rebajas? Eso es esta película.
Sin embargo, es sumamente divertido ver sufrir al pobre Howard, más aún cuando se une al personaje interpretado por Sinbad. ¿Y lo mejor? ¡Esta película parece salida directamente de los Power Rangers! Bueno, al menos todo el lore construido en torno al muñeco. El inicio de la película parece un capítulo más de la serie, súper épico y espectacular. Y poca broma con los efectos que no están nada mal. Luego aparece el joven Jamie, interpretada nada más ni nada menos que por Jake LLoyd, conocido por su papel de Anakin en Star Wars: La amenaza fantasma, y ya se inicia el conflicto familiar de un padre ocupado que da lugar a la cinta.
Hay muchos detalles de la película que hacen que la acojas desde el primer momento y uno de ellos es su espectacular música. No sabía quien era el compositor hasta que lo he mirado, pero nada más escucharla sí he sabido que me resultaba muy familiar. Y es que una de mis historias preferidas de la infancia no es otra que Matilda, ¡era imposible no darse cuenta de que el compositor es el mismo! En este caso el mérito es de David Newman, a quien seguramente conoceréis de otras películas como Anastasia, Al diablo con el diablo o Scooby-Doo. Es genial cómo esta consigue adornar toda clase de situaciones y hacerlas todavía más graciosas como la escena del policía o la de las luces en el tejado.
Además, cabe señalar que la acción se va descontrolando cada vez más conforme avanza la película. El diálogo de presentación de Myron hablando de su situación personal o ese momento en el que se abre la juguetería y los jugueteros se empiezan a reír de los dos padres es busca del muñeco son solo ejemplos de partes en los que, incluso siendo adulto, te mueres de risa. De hecho, realmente he llegado a pensar que la película tiene mucho humor para mayores y para los pequeños reserva todas las partes de acción, porque ahora que he vuelto a verla no recordaba muchísimos diálogos tan buenos. Lo más gracioso de todo es que la mayoría de líneas de Sinbad fueron improvisadas y las respuestas que le da Arnold también.
Por otra parte, creo que la clave está en los detalles, haciendo humor también a través de las propias interpretaciones o usando objetos inesperados como las pelotas de colores, la radio para niños que usa uno de los jugueteros mientras especula con el precio de los muñecos, o el espray de pimienta. A mí siempre me ha encantado la parte de la piscina de bolas en la que aparecen Papá Noel y su duende para hacer contrabando del muñeco. Y me estoy riendo conforme me acuerdo, sí.
Yo nunca tuve un Turboman, aunque sé que se pueden comprar todavía y también hay líneas de juguetes que han decidido sacar su versión, pero tan solo con volver a ver la película he sentido toda mi infancia salir a flote. Por ello, si a vosotros también os gustaba o nunca la habéis visto, os recomiendo hacerlo ahora que está en Disney Plus de forma súper accesible. Es una película de 1996, pero que no ha envejecido nada y que brilla en cada escena que tiene.
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