Recuperar la historia de Japón en uno de sus episodios históricos más controvertidos ha resultado ser todo un acierto para Disney+. La serie de Shogun se ha convertido para algunos en el equivalente de Disney al Juego de Tronos de HBO y, capítulo a capítulo, está demostrando por qué. No sólo está resultando ser una gran ficción, también nos está enseñando una barbaridad sobre la cultura japonesa a base de términos como Hatamoto. ¿Pero qué narices significa el título de John Blackthorne?
En la serie explican que ser nombrado hatamoto es un grandísimo honor, pero no se ofuscan demasiado en detallar qué supone ese nombre y probablemente por eso hayas llegado hasta aquí. El de hatamoto era un título que, traducido como "hombres de la bandera" a partir de la era Tokugawa (1603-1868), suponía convertirse en samurái.
¿Qué era un Hatamoto en el Japón feudal?
Pero no era un simple samurái más, ojo, y tampoco tenía nada que ver con el concepto de los Ronin. Se trataba de un guerrero de élite al servicio directo del shogun, y eso lo convertía en el sirviente de mayor rango de la casa. Firmes seguidores del bushido, el código ético por el que los samuráis entregaban sus vidas a su señor, los hatamoto eran los principales responsables de la seguridad del shogun, los únicos samurái que podían solicitar una audiencia directa con él, y a menudo se les ofrecía un pequeño feudo del que hacerse cargo gestionando su justicia local y la recaudación de impuestos.
Aunque el término hatamoto no nace con la era Tokugawa porque se remonta a 200 años antes, sí es el momento en el que se institucionaliza el nombre y, aunque a menudo se limitaba a personas cercanas a la familia del shogun o que se habían criado en su núcleo, también había la posibilidad de otorgar ese título a personas fuera de su estrecho círculo. Con la modernización de Japón y la creación de un ejército nacional por parte de la restauración Meiji en 1868, el título de hatamoto desapareció junto al de los samurái.
En 3DJuegos | Armaduras para gatos y ratones a lo Japón Feudal para montar un Warhammer de mascotas: el sueño de un joyero hecho realidad
Ver 0 comentarios