La evolución tecnológica y la ambición de los usuarios ha dado pie a una situación que muchos llevan años criticando: el descontrol de los precios. En los últimos meses, no solo hemos visto cómo la especulación se ha apoderado del sector, sino también que los lanzamientos más esperados por los usuarios pasan a ser una lotería llena de incertidumbre a raíz de lo difícil que es acceder a, por ejemplo, una tarjeta gráfica de la línea RTX 50. Por ello, tanto la evolución del sector como la situación actual dejan clara una visión: los precios de las tarjetas gráficas son ridículos.
Como señala PC Gamer, aunque componentes como un procesador, una placa base, una memoria RAM o un SSD pueden costar (incluso en conjunto) menos de 500 euros, una tarjeta gráfica potente requiere una inversión similar o mayor, un aspecto que crea una barrera de entrada al PC Gaming. Según el autor de la publicación, en 1999 consiguió comprar una Riva TNT2 de Nvidia por 182 euros, el equivalente a 355 euros si ajustamos la inflación. Ahora, si quieres acceder a la GPU más potente de la marca, tendrás que desembolsar más de 2.000 euros por una RTX 5090.
¿Dónde está el límite?
A bote pronto, el encarecimiento de las tarjetas gráficas se relaciona de forma directa con dos factores clave: por un lado, el auge de las criptomonedas, una serie de divisas digitales que acaparan cada vez más interés; por otro, las consecuencias de la COVID-19, la pandemia que cambió el mundo y que afectó a la cadena de suministro global al disparar la demanda. De esta forma, opciones como la GTX 1080 Ti vieron como su precio escaló hasta romper la barrera de los 600 euros.
Este fenómeno no es exclusivo de las tarjetas gráficas pasadas, ya que las nuevas opciones de gama media-alta de Nvidia también cuentan con precios excesivos que no justifican la inversión. Así, mientras una RTX 5080 supera ampliamente la barrera de los 1.000 euros, puedes conseguir una RTX 5070 Ti por más de 700 euros. De esta forma, la distancia entre las tarjetas gráficas potentes y las económicas es cada vez mayor, dado que muchos usuarios no estarán dispuestos a aumentar su presupuesto para adquirir una nueva GPU.
Sorprendentemente, la evolución de precios no ha golpeado al sector, sino todo lo contrario. A pesar de los importes que alcanzan, los jugadores siguen arrasando las tiendas y, por ende, ni Nvidia ni AMD contemplan la necesidad de reducir precios. Ahora, esto ha provocado que la industria del PC Gaming podría llegar a enfrentarse a un mercado más reducido y exclusivo, una situación que podría llegar a tener consecuencias negativas en el desarrollo de juegos más ambiciosos y avanzados. Mientras, como han demostrado varios expertos, las consolas juegan en su propia liga, ya que no pueden alcanzar las prestaciones de los PC.
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