Más de 20 años después de su nacimiento el legendario Age of Empires ¡vuelve a la vida! Microsoft recupera la que es una de sus franquicias más emblemáticas con un buen remake que actualiza el clásico a los tiempos modernos, sin perder por ello su esencia, aunque no exento de fallos. En el análisis de Age of Empires: Definitive Edition profundizamos en sus virtudes y defectos.
Warcraft, Dune o Command & Conquer son nombres grabados a fuego en el corazón de los aficionados a la estrategia en tiempo real. Fueron los precursores del género; los títulos que asentaron las bases de una nueva forma de entender la estrategia, hasta entonces anclada en los tradicionales turnos, con el mítico Civilization como uno de sus principales baluartes. Sin embargo sería el legendario Age of Empires, del tristemente desaparecido equipo de Ensemble Studios, quien marcaría un antes y un después con el que continúa siendo a día de hoy, 20 años después de su nacimiento, uno de los videojuegos más influyentes en la historia del ocio electrónico. Él solito definió el rumbo a seguir por decenas y cientos de títulos de estrategia que, de una u otra forma, buscaban repetir el éxito de esta franquicia de Microsoft. Pocos los han logrado, lo que denota el enorme talento creativo de un equipo de desarrolladores que hicieron historia, ¡y repitieron éxito! poco después, con el memorable Age of Empires II que aún es uno de los títulos de estrategia con mayor actividad del mercado. Y toda esta clase de historia para clamar, con alegría, que ¡la saga está de vuelta!, y el primer paso es este Age of Empires: Definitive Edition, un remake en toda regla que busca adaptar el clásico a los nuevos tiempos sin perder por ello su esencia. Lo consigue... con matices.
Dos décadas después. el clásico de Ensemble Studios continúa siendo un videojuego adictivo como pocos; empiezas una partida y sin darte cuenta ¡las horas vuelan!, el tiempo corre, y el ánimo por seguir batallando no decrece lo más mínimo. Es la gran virtud de una obra por la que no parecen pasar los años, y menos con ese renovado apartado gráfico por el que apuesta el equipo de Forgotten Empires, autores de las últimas expansiones del mítico Age of Empires 2, que consigue que el videojuego, aún con su estética añeja, luzca mejor que nunca. Es la novedad más visible, la que más llama la atención, pero no la única que introduce este remake de Age of Empires que realiza grandes esfuerzos por lograr que el título original sea, tantos años después, un videojuego plenamente disfrutable por las nuevas generaciones. ¡No era fácil! El clásico es una obra digna de elogio, de las que no se olvidan, pero el género de la estrategia ha evolucionado muchísimo desde entonces, y aunque la nostalgia tiene su encanto, volver a disfrutar de Age of Empires tal y como fue concebido puede resultar duro incluso para aquellos que en su día lo adoraron con toda su alma.
Rescatando un clásico
Más allá de los gráficos, del uso de modelados 3D o lo bien que lucen las nuevas texturas, uno de los cambios más importantes tiene que ver con la renovada interfaz de usuario por la que apuesta esta Definitive Edition de Age of Empires. Que no os juegue una mala pasada vuestra memoria. La del original, propia de su época, era una interfaz tosca, innecesariamente enrevesada, que además carecía de opciones hoy en día imprescindibles como las colas de producción, los avisos los aldeanos inactivos, o la posibilidad de seleccionar grupos de unidades del mismo tipo con un simple doble clic. El remake no solo integra de forma acertada estas opciones, también facilita, y mucho, la propia construcción del imperio al darnos acceso, con muy pocos clics, a todas las opciones disponibles que, además, son visibles desde el primer momento.
Age of Empires es un videojuego adictivo como pocos; empiezas una partida y sin darte cuenta ¡las horas vuelan!
Gracias a ello disfrutar de la acción estratégica de Age of Empires es una experiencia más agradable y divertida. Es fácil crear grupos, gestionar las tropas, organizar a los aldeanos, recolectar recursos y construir, construir mucho, porque en este videojuego no podéis bajar la guardia ni un segundo. ¡No lo recordaba tan difícil!, tan duro en el sentido de que, en su modo historia, o actúas con presteza o estás muerto a las primeras de cambio. Hay que recoger materias primas a gran velocidad, pero también usar con cabeza los recursos; construir los edificios adecuados en el momento preciso, investigando nuevas tecnologías, adiestrando tropas, avanzando de época para ganar más opciones de gestión. Y todo ello bajo la constante amenaza de unos enemigos que, por desgracia, si bien nos pondrán en apuros, no son especialmente inteligentes. Resulta chocante teniendo en cuenta que el remake apuesta por una mejor inteligencia artificial que, en este caso, no siempre es mejor que la del original. ¡Tiene delito!
Los enemigos irán a por todas desde el principio; te asediarán sin descanso durante los compases iniciales de la partida, dificultando mucho tus progresos. Pero si resistes el envite, si sobrevives el tiempo suficiente como para fortificar tu campamento y adiestrar tropas, ¡la guerra está ganada! Los rivales son tan salvajes, tan agresivos, que en mitad de la partida se quedarán sin recursos para seguir adiestrando tropas, así que acabarás con ellos sin demasiados problemas, lo que resulta ridículo. Los aliados, por su parte, si bien se mueven mejor por los escenarios buscando siempre la mejor ruta para llegar al punto de destino (el llamado pathfinding), continúan bloqueándose entre sí, quedando atorados en puntos clave del mapeado sin que, por cuenta propia, sean capaces de resolver tal disparate. Os toca a vosotros solucionar la papeleta moviendo tropas de aquí para allá hasta deshacer el entuerto, lo que obviamente puede resultar frustrante.
Sin opción de usar formaciones, como en la secuela de Age of Empires, el videojuego también pone las cosas difíciles a la hora de dirigir a las tropas por el campo de batalla. Cuesta explicarlo con palabras. Imaginaos que vuestros arqueros están dispersos por el campamento y decidís mandarlos a la guerra. Cuando se mueven en grupo, al llegar a su destino, mantendrán las mismas posiciones con las que partieron, lo que no tiene ni pies ni cabeza, porque esto impide que ataquen como grupo, o motiva que, en ocasiones, algunas unidades se pierdan por el camino. Sus ansias por entrar en combate, el que una y otra vez abandonen la formación para atacar a enemigos distantes, también provoca momentos de frustración en un videojuego que en este punto en concreto se siente peor que el original.
Una deficiente inteligencia artificial ensombrece las muchas virtudes de este remake del clásico de Ensemble Studios
El remake atesora sin embargo otras virtudes que es importante tener en cuenta. Sorprende la cantidad y variedad de contenidos que ofrece, con diez campañas a las que se ha dotado de un interesante hilo conductor, con doblaje en español, ambientadas en la época clásica de griegos, romanos y egipcios. Hay más de 40 horas de juego en solitario, ¡pero no es todo!, porque también tenemos el fantástico multijugador para hasta ocho jugadores, con 16 civilizaciones entre las que elegir, cada una de ellas con algunas pocas unidades exclusivas y ciertas características únicas que conviene tener en cuenta para alcanzar el éxito. En este sentido conviene resaltar que Age of Empires: Definitive Edition descarta su lanzamiento en Steam, al menos por ahora, debido precisamente al multijugador. Está por ver si más adelante el videojuego se estrena en la tienda de Valve junto a mejoras tan interesantes como el incremento de la población máxima a 250, lo que garantiza batallas más espectaculares y épicas que las del original. Y qué decir del mítico editor de mapas, que vuelve a la acción con una rediseñada interfaz de usuario que ayudará a los aficionados a crear sus propios escenarios de guerra. Si vistéis el directo de Age of Empires: Definitive Edition, en el que nos enfrentamos varios redactores de 3Djuegos, entenderéis por qué estoy tan emocionado con estas posibilidades.
Gracias a los avances tecnológicos este espectáculo bélico resulta por momentos apasionante, con mejoras visuales en el agua o en la propia destrucción de edificios que ayudan a meterse de lleno en la acción de Age of Empires Definitive Edition. ¿Preferís la opción más clásica? Como en otros títulos del estilo, podéis jugar con los gráficos del original, aunque esto hace que se pierdan algunas de las nuevas opciones de una Definitive Edition que, además, presenta una renovada banda sonora con la que es difícil no emocionarse. Sus temas, su música, contribuyen a crear una atmósfera mágica; te animan a querer disfrutar de un videojuego legendario que, aun con el paso de los años, continúa siendo una obra que merece la pena probar, como cualquier otro videojuego de la saga Age of Empires. Seas nuevo o veterano, estas es una oportunidad que merece la pena vivir; más teniendo en el horizonte el ansiado Age of Empires 4, que desarrollan los autores de Company of Heroes y Homeworld.
Age of Empires fue y es un videojuego memorable con el que es muy fácil disfrutar de su emocionante acción estratégica, aunque obviamente el paso de los años ha hecho que algunas de sus mecánicas de juego queden algo anticuadas. Este remake cumple con lo esperado, no solo mejorando el apartado gráfico del clásico de Ensemble Studios, sino también añadiendo nuevas opciones y mejoras que le sientan fenomenal. Una deficiente inteligencia artificial, sin embargo, ensombrece a este Age of Empires: Definitive Edition, que aun así merece la pena probar, seas o no nuevo en la franquicia de Microsoft.
Comprar Age of Empires: Definitive Edition- Revivir las batallas de Age of Empires con un renovado apartado gráfico
- La nueva interfaz de usuario le sienta genial; es más fácil que nunca controlar la acción
- Decenas de horas de contenidos jugables en solitario ¡y el multijugador!
- La inteligencia artificial puede resultar frustrante
- Las tropas no siempre siguen la mejor ruta; aún continúan entorpeciendo su camino
- Los años no pasan en balde, y en algunos aspectos el juego se siente anticuado