El género de la supervivencia lleva muchos años disfrutando de títulos populares de forma consistente, siendo obras como el modesto Valheim una de las más recientes. El género varía sus mecánicas, temática, e incluso objetivos de título a título, pero sus fundamentos son los mismos en la mayoría de las ocasiones. En este texto queremos hablar de ello y por qué nos resultan divertidos.
Si están más o menos atento a nuestras noticias, es bastante probable que hayas visto un nombre repetirse múltiples veces desde el pasado mes de febrero. Dicho nombre es Valheim, el título con el que el modesto estudio Iron Gate AB ha bautizado a su criatura: un título de supervivencia con temática vikinga en el que nos invitan a luchar contra criaturas mitológicas para sobrevivir en este extraño plano de la existencia.
Tanto a nivel mecánico, como por su temática, el título no propone gran cosa en el cómputo global de nuestro medio, siquiera presenta grandes novedades dentro de su propio género, el de los Survival; pero sí que presenta una propuesta muy bien estructurada a nivel mecánico dentro de un género que empieza a estar acostumbrado a tener grandes éxitos. Sin ir más lejos, tan sólo un mes antes del lanzamiento de Valheim nos encontrábamos prestando toda nuestra atención a un título muy distinto al indie vikingo, pero perteneciente al mismo género: Rust, el shooter de supervivencia de los padres de Garry's Mod.
Yo mismo me he encontrado jugando más de lo que hubiera pensado a ambos, el primero por hacerlo en su modo singleplayer, cuando acostumbro a jugar a estos títulos acompañado, y el segundo por despertar en mí la curiosidad de pertenecer al momento más dulce de un título que se lanzó en el ya lejano 2018. Esta situación, así como el hecho de que, salvando las distancias entre uno y otro, ambos títulos pertenecen al mismo género troncal, nos hemos querido preguntar qué tienen los títulos de supervivencia para resultarnos, al grueso de los jugadores, tan divertidos. Este texto contiene algunas de las conclusiones a las que hemos llegado.
Una cuestión de fundamentos
Para entender por qué nos divierten los títulos de supervivencia, primero debemos tener en cuenta sus fundamentos. Los videojuegos pertenecientes al género de supervivencia suelen agruparse dentro de la gran familia de los videojuegos de acción, pero sus fundamentos no tienen porqué estar unidos a los de este, y suelen distanciarse de este gran género con mecánicas peculiares dentro de él. Un título de supervivencia se caracteriza temáticamente por colocar a su jugador dentro de un entorno hostil y desconocido en el que su supervivencia no está asegurada, algo que suele traducirse de forma mecánica en algún tipo de recurso finito que debemos evitar agotar -por ejemplo, el hambre o la sed en Valheim- o en algún tipo de amenaza temporal para la que debemos prepararnos adecuadamente -las noches en Don't Starve serían un buen ejemplo- si queremos llegar a ver la luz del día.
Para facilitar nuestra supremacía en este entorno hostil, o para asegurar nuestra supervivencia a largo plazo, entran a colación los recursos recolectables, que suelen encontrarse en el entorno y nos permiten sobrevivir de forma básica; son "la llamada a la aventura" que necesitamos para adentrarnos en la espesura del bosque en The Forest o salir de nuestro cubículo en Subnautica. Sin embargo, imponerse al entorno por estos medios suele ser pesado, o directamente inviable a largo plazo, requiriendo de medios más elaborados para hacer frente a los peligros que nos rodean de forma más cómoda.
Aquí es donde entra el elemento que, sin ser conscientes de ello, nos mantiene pegados a nuestro asiento mientras jugamos: el "crafteo" de herramientas, o la progresión segmentada de equipo; el medio a través del cual todo el género articula la obtención de nuevos recursos, mayores facilidades para conseguir aquellos a los que ya teníamos acceso, y la posibilidad de enfrentarnos a nuevas amenazas.
Construyendo la diversión bloque a bloque
La sensación de progresión es una de las piezas fundamentales dentro del desarrollo jugable de cualquier título. Esta sensación puede nacer mediante la propia injerencia del título, cuando por ejemplo nos dan una nueva habilidad, o se desentrañan los misterio de la trama que está ocurriendo en pantalla; pero también pueden darse mediante las impresiones del propio jugador, cuando, por poner otro ejemplo, completa un reto especialmente difícil o conoce más a ese personaje que tanto le gusta. La progresión es sinónimo de diversión en los videojuegos, y los títulos de supervivencia tienen un par de cosas que decir sobre la progresión en un título.
Ser capaces de percibir jugablemente cada decisión es un factor clave
Como hemos dicho antes, una de las piezas centrales del gameplay de todo título de supervivencia es la mejora del status quo de nuestro avatar, algo que suele conseguirse mediante el empoderamiento de las herramientas utilizadas; para alcanzar este estado de mejora, las obras del género nos invitan a entrar en un sencillo ciclo de juego -aprovechamos para hacer referencia a uno de nuestros textos recientes sobre el tema- en el que el reclamo inicial es acomodar nuestra situación actual, el resultado final es una mejora o bien palpable dentro del juego, y el reclamo futuro es poder hacer frente a nuevos retos.
De las tres piezas de este ciclo, tal vez la más importante sea esta practicidad de las mejoras obtenidas; la posibilidad de no sólo traducir nuestras mejoras en un elemento físico dentro del juego, sino de contar con la posibilidad de poner a prueba de forma tangible, y generalmente inmediata, nuestra nueva adquisición dentro del juego es un factor crucial para cristalizar esta sensación de progreso. Regresando a uno de nuestros anteriores reportajes, queremos volver a citar una de las perlas de sabiduría que el legendario Sid Meier ha dejado en esta industria: "las mejores decisiones, son aquellas decisiones importantes" y es fácil encontrar esta importancia en una herramienta de juego.
Siguiendo con el ejemplo de Valheim, por ser el título en el que nos enfocamos en este texto, en el caso del indie basado en la mitología de los hombres del norte, comenzamos con rudimentarias herramientas de madera, piedra y sílex; para cuando queremos dar el siguiente paso, tenemos que comenzar a procesar los materiales para elaborar bronce, hierro y plata; finalmente, conseguiremos el metal negro, para el que requeriremos de mejor infraestructura para procesar el material "en crudo" tal y como lo obtenemos. A través de todos estos procesos, estamos viéndonos empujados a diferentes ciclos de juego completos, sosteniendo el desarrollo de todo nuestro gameplay sin casi percibirlo. Y eso son sólo las herramientas, los materiales de construcción y nuestros proyectos también entran a colación mientras jugamos; para nosotros, este delicado equilibrio y avance es lo que impulsa este tipo de títulos.
El fenómeno fan es el combustible para un motor bien preparado
Por último, pero no menos importante, no podemos menospreciar la influencia de las grandes comunidades de jugadores en los títulos sin un propósito finito como lo son la mayoría de los juegos de supervivencia; en el caso de Valheim, los más de 6 millones de jugadores que se estima que tienen el título forman una parte integral del ciclo que retroalimenta su capacidad de captar nuevos jugadores, sorprender a los existentes, y enseñar a todos aquellos que formen parte de su mundo.
En esta labor, la aparición de las figuras mediáticas en la escena online pueden ser un factor de gran peso; es el caso del ya mencionado Rust, un título que vio la luz tras un largo periodo de beta el pasado año 2018, y que se ha visto casi resucitado a lo largo del pasado año. El efecto llamada de los jugadores, la exposición de los bien llamados "influencers" en nuestro medio, así como la actividad constante de los desarrolladores, pueden hacer de un título bien planteado y construido una auténtica bomba; no en vano -y de nuevo, remitiendo a uno de nuestros anteriores trabajos- las comunidades en torno a un título son uno de los factores determinantes a la hora de establecer la decisión de volver a jugar a un juego. Si bien los dos ejemplos dados no son, ni de lejos, los únicos exponentes de éxito actuales en el género, si que nos han parecido dos buenas referencias para entender por qué los videojuegos de supervivencia parecen tener un éxito inusitado en nuestro medio; a estas alturas de texto, sólo nos queda lanzar la pregunta, si sois asiduos al género, de cuál es vuestra mecánica favorita en este tipo de títulos y, de no ser el caso, os invitamos a compartir por qué no disfrutáis del drama de la supervivencia. ¡Hasta el próximo texto!
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