Steven Spielberg es un gran fan de los videojuegos pero (casi) nunca ha tenido éxito con ellos

Steven Spielberg es un gran fan de los videojuegos pero (casi) nunca ha tenido éxito con ellos

Spielberg ha tratado en innumerables ocasiones hacerse un hueco en la industria del videojuego con numerosos proyectos que no siempre han terminado bien

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Spielberg Funs 1

Steven Spielberg será recordado eternamente como uno de los mejores directores de cine de su generación. Su lista de éxitos es extensa: Tiburón, E.T. el Extraterrestre, Parque Jurásico, La lista de Schindler, Salvar al Soldado Ryan o West Side Story, entre tantas otras. Lo que no es tan conocido es la afición de Spielberg por los videojuegos. En numerosas ocasiones ha demostrado no solo ser un ávido jugador, sino también un coleccionista de videojuegos retro, con numerosas recreativas clásicas en su poder. Se ha dejado ver a menudo en ferias como el E3. Y ha demostrado su admiración por desarrolladores como Shigeru Miyamoto o Yu Suzuki. Pero esta pasión por el videojuego va muchísimo más allá. Es, seguramente, la que le decidió a rodar la adaptación cinematográfica de Ready Player One en primer lugar. Y también la razón de que haya capitaneado numerosas iniciativas y proyectos dentro de la industria.

Spielberg lleva más de cuatro décadas intentando replicar su éxito en los videojuego

Sin embargo, pese a que su trayectoria como cineasta está plagada de éxitos, Spielberg ha sido incapaz de replicar semejantes triunfos en la industria del videojuego. Y no precisamente por falta de interés. Lo ha intentado en numerosas ocasiones, con proyectos de toda índole, pero la mayoría no han terminado nunca de despuntar. Haciendo cuentas, Spielberg lleva desde hace más de cuatro décadas intentando replicar su éxito en la industria del videojuego. No le han faltado apoyos ni titulares en la prensa, e incluso apadrinamientos muy sonados, pero esa entronización que tanto desea continúa sin llegar.

No parece que nadie se tomase muy en serio las intentonas de Spielberg

Según la leyenda, Spielberg descubrió los videojuegos durante el rodaje de Tiburón. Era la época del apogeo de Atari, que por cierto había desarrollado en 1975 un videojuego no oficial de esta película. Las adaptaciones oficiales llegarían después, como la versión de Indiana Jones en busca del Arca Perdida para Atari 2600 o el infame E.T. el Extraterrestre para la misma consola. Adaptaciones en las que Spielberg hubiera querido colaborar de no haber sido por una apretadísima agenda que le impidió participar en su proceso creativo. Este último, el cual ha pasado a la historia como uno de los peores videojuegos de la historia, quizá se hubiera salvado de semejante escarnio si en Atari hubieran hecho caso al cineasta, quien siempre visualizó un concepto muy distinto.

Spielberg Funs 4 Spielber y Warshaw en Atari. Foto original: Dave Staugas

Spielberg volvió a tener un efímero flirteo con los videojuegos una década más tarde. Uno de los capítulos que guionizó para su serie Cuentos Asombrosos sucedía en el espacio, en una historia en la que unos astronautas quedaban atrapados en las ruinas de una civilización extraterrestre. El presupuesto, por desgracia, era muy ajustado, por lo que rodar un episodio así se demostró imposible. Spielberg, no obstante, no se rindió. Impresionado por la adaptación de Indiana Jones y la Última Cruzada que había desarrollado LucasArts, el estudio de su compañero George Lucas, propuso convertir aquel guion en una aventura gráfica a su imagen y semejanza. El propio Ron Gilbert, ideólogo de Monkey Island, estuvo involucrado en el proyecto, que arrancó en 1989 y no vio la luz hasta seis años más tarde. The Dig, una de las últimas aventuras gráficas firmadas por LucasArts, era un excelente videojuego, pero su proceso de desarrollo fue agónico, arrancando desde cero en varias ocasiones. Según Gilbert, el cineasta nunca se tomó aquello como más que un hobby, aunque se sabe que las intenciones de Spielberg incluían rodar un spin-off del videojuego más adelante.

El proyecto Medal of Honor supuso un auténtico via crucis para Spielberg y su equipo

No parece que nadie se tomase muy en serio las intentonas de Spielberg. Ni siquiera pudo aportar demasiado a Steven Spielberg's Director's Chair, un título FMV aparecido a mediados de los noventa en el que supuestamente nos enseñaba en persona el oficio de cineasta. Por lo que decidió tomar el toro por los cuernos, fundando su propia división de desarrollo de videojuegos dentro de su productora DreamWorks Pictures. El propósito del recién fundado DreamWorks Interactive resultó evidente desde el primer momento: romper de una vez la frontera entre cine y videojuegos. Lo demuestran proyectos como una serie de videojuegos basados en Pesadillas, o Trespasser, un ambicioso First-Person Shooter basado en Jurassic Park que pretendía servir a modo de tercera parte de la saga cinematográfica. El famoso director propuso a sus compañeros proyectos como That's Life, una suerte de Los Sims, o un juego de cocina para niños. Aunque el proyecto más personal de Spielberg, en el que colaboró activamente, fue el primer Medal of Honor.

Spielberg Funs 3 Spielber y Langteau. Foto original: psu.com

El cineasta acababa de rodar Salvar al Soldado Ryan y quería seguir desarrollando historias ambientadas en la Segunda Guerra Mundial. Lo cual tenía mucho mérito, pues aunque hoy en día los videojuegos basados en el conflicto son legión, a finales de los noventa no lo eran para nada. La principal inspiración de Spielberg, sin embargo, fue GoldenEye 007, uno de los juegos favoritos de su hijo, el cual demostró mejor que ninguno cómo trasladar la acción cinematográfica a una videoconsola. Con Medal of Honor, el cineasta quería demostrar que no solo se podía enseñar historia a los más jóvenes, sino incluso ir un poco más allá de la idea de disparar a todo lo que se mueve. Spielberg demostró tener ideas muy punteras en cuanto a narrativa en un videojuego, aunque la mayoría no acabasen formando parte del producto final. Abogó por incluir decisiones morales y giros de guion que demostrasen al jugador, en primera persona, los horrores de la guerra. Su hijo Max, que años más tarde se dedicaría profesionalmente a desarrollar videojuegos, recordaba: "Mi padre siempre tenía una libreta amarilla en que guardaba todas sus notas para Medal of Honor".

El proyecto Medal of Honor supuso un auténtico via crucis para Spielberg y su equipo. El juego parecía gafado. Además, en realidad, nadie confiaba demasiado en un proyecto con tan pocas perspectivas de futuro. Por si fuera poco protagonizó varias controversias, como un conflicto con Paul Bucha, el presidente de la sociedad que entrega las Medallas al Honor en Estados Unidos, o coincidir en el tiempo con la Masacre de Columbine. Spielberg, aún así, perseveró en que el proyecto siguiera adelante, el cual, a su salida a finales de 1999, supuso un gran éxito de crítica y público. Hobby Consolas lo definió así: "Este excelente shoot'em up subjetivo se ha convertido en una de las grandes sorpresas de la temporada. Se nota que el mismísimo Steven Spielberg está detrás de él". El título funcionó tan bien, que solo un año más tarde le continuaría una secuela: Medal of Honor: Underground.

Spielberg Funs 2 Diseño de Steve Purcell para la película de Monkey Island. Imagen original: ILM

Aquel idilio de Spielberg con su propio estudio, por desgracia, no duraría. El éxito de Medal of Honor no justificaba los costes de mantener una división dedicada a desarrollar videojuegos, por lo que DreamWorks la vendió a Electronic Arts, junto a todas sus propiedades intelectuales. El propósito era evidente: la corporación no solo se quedaba con un estudio en el que no faltaba talento, sino que se ganaba el favor de Spielberg, a quien brindarían la oportunidad de desarrollar hasta tres nuevos proyectos. El primero de ellos, que vio la luz en 2008, fue Boom Blox, un rompecabezas para Wii de estética Jenga que funcionó bastante bien. Sin embargo, los otros dos prometidos proyectos jamás vieron la luz. Solo conocemos detalles del primero, un título muy cinematográfico bautizado como LMNO, en el que el protagonista debía ayudar a una alienígena a escapar de los agentes del gobierno. Spielberg ansiaba desarrollar no solo una inteligencia artificial muy avanzada, sino también emocionar al jugador.

Visualizó en su cabeza proyectos como Los Sims o Call of Duty antes que nadie

Tras el fiasco de DreamWorks Interactive y los fallidos proyectos de Electronic Arts, Spielberg no ha vuelto a hacer amago alguno de desarrollar nuevos videojuegos. Aún así, el cineasta nunca ha dejado de demostrar su interés por esta industria. Se sabe, por ejemplo, que fue capital en el proyecto de llevar HALO a la gran pantalla, aunque éste nunca se materializase. O incluso que participó en la idea de adaptar Monkey Island a una película de animación, aunque el éxito de Piratas del Caribe echase por tierra semejante proyecto. Es difícil afirmar si Steven Spielberg volverá a intentar emular en algún momento a sus admirados desarrolladores de videojuegos. Ni siquiera podemos afirmar con seguridad su compromiso real. Sin embargo, vistas las ideas del cineasta, que visualizó en su cabeza proyectos como Los Sims o Call of Duty antes que nadie, estoy convencido que muchos harían bien en escucharle. Pocos han demostrado saber romper mejor la eterna frontera entre cine y videojuego.

Una lectura:

Generation Xbox: How Videogames Invaded Hollywood

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Fotografías Steven Spielberg: Amblin Entertainment.

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