Pocos nombres pueden ser más potentes en el mundo del videojuego que Final Fantasy. Es una saga que evoca recuerdos inolvidables para los que crecimos junto con Cloud, Squall o Tidus, pero también que suele generar grandes expectativas cuando se confirma una nueva entrega numerada en desarrollo. Final Fantasy XVI se lanzará este mismo mes de junio y nosotros ya lo hemos probado; te contamos qué puedes esperar de la aventura de Clive Rosfield.
Se trataba de la primera ocasión en la que personas de fuera de Square Enix iban a poder jugar al nuevo Final Fantasy. Para tan importante cita, se habían desplazado cuatro de los pesos pesados del desarrollo de XVI como son el Productor Naoki Yoshida, el Director Hiroshi Takai, el Director de Combate Ryota Suzuki y el Director de Localización, Michael-Christopher Koji Fox.
Estos nombres no son poca cosa, ya no por su pedigrí, sino por su anterior trabajo. Yoshida y Takai han sido los responsables de Final Fantasy XIV Online, uno de los MMO más exitosos de los últimos años y de los pocos que ha podido aguantar el tipo frente a World of Warcraft. Suzuki, por su parte, trabajó en el combate de Devil May Cry y también de ese RPG de culto llamado Dragon’s Dogma.
Una vuelta a los orígenes de Final Fantasy... Con un combate distinto
Tras la discutida trilogía de Lightning con XIII y el divisivo XV, que tuvo un desarrollo tremendamente accidentado, la mejor noticia para la saga fue el MMO. Por ello, la cúpula de Square Enix encargó a este equipo, Creative Business Unit III, la tarea de llevar a cabo la siguiente entrega numerada de Final Fantasy.
Lo primero que pudimos ver fue una presentación de la historia, personajes y el mundo. Como ya se podía ver en los primeros tráilers, Clive Rosfield, el protagonista, vive un suceso traumático en su adolescencia tardía. Los responsables del juego nos contaron que precisamente eso le llevará a una vengativa epopeya a lo largo de dos décadas, durante las cuales comprobará en primera persona el poder de los eikons y vivirá en su pellejo la guerra que está por llegar.
Un total de cinco reinos en guerra, y otro en principio neutral, pueblan las regiones clave del mundo de Final Fantasy XVI. Cada uno de ellos cuenta con arquitectura, sistema de gobierno y hasta invocación protectora distinta. Con este marco, sus desarrolladores nos plantean una especie de guerra fría en un entorno de fantasía medieval.
Una historia profunda y compleja
Dicha historia, que prometen que será compleja, estará narrada en sus más de 11 horas de cinemáticas y las muchas más de gameplay que tendrá. También habrá asuntos adicionales y complementarios a este hecho como personajes icónicos y gráficos de última generación. Pero además, la joya de la corona y principal novedad dentro de la saga será el combate.
No en vano, Yoshida nos calificó a esta parte del juego como “posiblemente la más importante para nosotros”. La definió como un verdadero sistema de acción real y como el salto evolutivo que trae FFXVI a la saga de Square Enix. Al unir esto con la narrativa, las transiciones sin cargas y demás aspectos clave, considera que Final Fantasy XVI será “una montaña rusa de emociones”.
Aunque el plato fuerte fue ponerse a los mandos: a través de dos demos de una duración total que superó la hora, pudimos probar varios puntos claves de Final Fantasy XVI. En primer lugar, la razón por la que Suzuki está trabajando en este juego: el combate. Aunque podemos pensar que desde siempre los turnos son la base de la saga, ya que desde VII se han integrado mecánicas como turnos dinámicos hasta la llegada de la acción en tiempo real de XV, lo cierto es que nunca habíamos visto algo así en Final Fantasy.
Se juega como un hack & slash del más alto nivel
El combate rivaliza con cualquier hack & slash. Hay combos, golpes especiales, parry, bloqueos y todo tipo de características propias de juegos como Devil May Cry, sin ir más lejos. A través de una misión de infiltración por un castillo enemigo, podemos apreciar la velocidad a la que Clive lucha con sus enemigos, así como lo dinámico del combate.
El combate rivaliza con cualquier hack & slash. Hay combos, golpes especiales, parry, bloqueos...
Tenemos un botón de ataque normal (Cuadrado), y otro de magias (Triángulo). Con esto podemos realizar ya unos bonitos combos que alternen un par de espadazos y dos Piro a quemarropa, por poner un ejemplo. Las cosas interesantes de verdad entran con Círculo, que activa la habilidad especial del Eikon que tengamos equipado. Porque sí, las invocaciones de toda la vida en Final Fantasy son aún más importantes y diegéticas que en anteriores entregas.
Diegético hace referencia a cómo una herramienta que hasta ahora existía en Final Fantasy, tiene una justificación más allá de en el plano jugable. La historia y el gameplay se retroalimentan para que la construcción de mundo sea mucho más potente en este planeta de fantasía propuesto por Square Enix.
Fénix nos aportará un desplazamiento casi instantáneo en cualquier dirección que puede ser encadenado con ataques y magias, Titán pone un escudo de piedra y Garuda un gancho garra con el que encadenar combos. Esto ya sería interesante, pero es que los gatillos acaban por redondear la jugabilidad.
La clave está en los Eikons
Con el derecho accedemos a combinaciones con los botones de ataque y magia que desatan ataques especiales propios de dicha invocación y que podemos mapear, mejorar y desbloquear en el menú, mientras con el izquierdo alternamos entre los distintos Eikons. Es un sistema rápido y que incita a la probatura de combos, diferentes golpes y encadenado de habilidades.
Esta demo, que acabó con un combate contra un minijefe y un jefe, nos permitió también saborear este apartado. Las luchas especiales se sienten casi como uno de los nuevos God of War modernos. Combates en los que cada golpe se siente a los mandos, y plagados de escenas con Quick Time Events que potencian lo espectacular de lo que vemos en la pantalla. De hecho, buscan que sean poco intrusivos, y te dirán con el color de las partículas si tenemos que atacar o esquivar en esas escenas interactivas.
De hecho, no existe un sistema tradicional de dificultad, sino que esta se modula de forma directa dentro de la partida con unos accesorios concretos
Un añadido muy chulo que ya pudimos probar en esta primera parte fue el sistema de dificultad de Final Fantasy XVI. De hecho, no existe un sistema tradicional de dificultad, sino que esta se modula de forma directa dentro de la partida con unos accesorios concretos. Hay un anillo con el que los golpes enemigos harán que se ralentice el tiempo y se mostrará un pequeño QTE con el botón de esquive, y otro hará que el personaje principal haga todo tipo de combos según la situación con sólo pulsar cuadrado por cada golpe. De igual forma, hay un sistema con el cual podemos pedir al juego que reparta los puntos de experiencia por los árboles de habilidades de la forma recomendada por los desarrolladores.
La accesibilidad en Final Fantasy XVI es un punto clave para el estudio. Tal es así que nos contó en una entrevista el productor Naoki Yoshida que tuvo la oportunidad de viajar mucho durante los años que ha estado al frente del MMO, y que así se dio cuenta de la importancia de este aspecto.
Quiere ser un juego para todo el mundo
Al conocer a muchos fans de la saga, se dio cuenta de que muchos de ellos repetían cuatro puntos clave cuando se les pedía que dijeran qué es lo que identifica a Final Fantasy: J-RPG, personajes anime, sistema de combate basado en comandos o turnos y que es muy popular entre fans hardcore, pero poco accesible para el resto.
La misión de Final Fantasy XVI es ser un videojuego para todo el mundo, y ser capaz de permear a jugadores más allá de los fans
La misión de Final Fantasy XVI es ser un videojuego para todo el mundo, y ser capaz de permear a otros jugadores más allá del numeroso núcleo de fans de la saga. Ya os comentamos el uso del término “una montaña rusa de emociones”... Y algo de eso hay en la segunda demo que pudimos probar Ifrit vs Garuda al más puro estilo WWE. Como lo oís. Encarnando a la icónica invocación del fuego, tendremos que enfrentarnos a su contraparte del elemento aero. Dos bestias de más de 20 metros de altura repartiendo sopapos de primer orden, encadenando llaves, magias impresionantes y golpes tremendamente impactantes.
Los desarrolladores nos han prometido que estas fases serán distintas en cada ocasión, y que nos harán jugar de formas completamente diferentes a lo largo de la historia principal. Esto hace que una fase de Eikon vs Eikon pueda ser en el aire, otra que nos recuerde a Shadow of the Colossus o incluso esta pelea mucho más tradicional de la que os hemos hablado.
La sensación a los mandos está lejos de ser robótica y lenta, como suele suceder en los juegos que se atreven a hacernos controlar grandes bestias. El resultado es épico, directo y plagado de momentos que nos harán pegar gritos mientras jugamos. Es hacer realidad lo que todos pensábamos que realmente pasaba mientras invocábamos a Bahamut en IX o a Quetzal en VIII, usando por aquel entonces un sistema de turnos, y con unas cinemáticas que se repetían en nuestras pantallas decenas de veces a lo largo del juego.
Queda mucho por ver hasta que Final Fantasy XVI llegue a las tiendas el próximo 22 de junio, como la forma en la que adopta ese mundo semiabierto, o cómo de interesante es el contenido secundario. Sin embargo, y a pesar de que se haya sobre utilizado durante los últimos años este término, si hay que definir lo que hemos visto y jugado de Final Fantasy XVI con una palabra, yo la tengo clara: épico.
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