Lejos de desanimarme y motivarme a borrar Football Manager 24 de mi PC, las aciagas noticias sobre la muerte de la edición de esta temporada y el volcado de esfuerzos en la próxima por parte de Sports Interactive, lo que ha provocado esta situación es animarme a jugar más. Ahora no es inminente el cambio de edición, por lo que lo veo como una oportunidad para comprometerme a una nueva partida a largo plazo.
En FM 24 he estado jugando una partida muy similar a la que hice con el Sligo de Irlanda, pero con el Bangor galés, intentando subir el nivel del fútbol de un país creando un megaequipo puntero en competiciones europeas que arrastre al resto de clubes. Sin embargo, no me estaba llenando tanto como lo que hice el año anterior, y sumado al hecho de que la espera por el nuevo Football Manager ahora me llevaría a octubre o noviembre, me animé con el jefe final.
Más allá de retos autoimpuestos, como aquel que llevé a cabo con el Barcelona para eliminar la deuda y poner en valor a La Masía, o de cosas locas de ligas menores como la de Singapur que os comenté hace un tiempo, el reto más duro y más habitual de Football Manager es tomar las riendas del Athletic Club.
Una limitación que mejora la partida
El equipo vizcaíno, como todo el mundo sabe, sólo puede usar jugadores formados en sus categorías inferiores o nacidos en el territorio de Euskal Herria, que comprende al País Vasco, pero que también engloba el conocido como País Vasco francés y Navarra. Esto es algo que juegos como EA Sports FC nunca han reflejado, pero que Football Manager siempre ha tenido en cuenta.

¿Qué implica esto? Pues que apenas puedes fichar jugadores, que una venta por mucho dinero de un miembro de la plantilla no necesariamente implica poder reemplazarlo acudiendo al mercado, y que el desarrollo a través de la cantera es mucho más importante de lo habitual. Por supuesto, el Athletic Club cuenta con unas instalaciones punteras, un campo de entrenamiento brutal y unas hornadas juveniles más que suficientes como para no pasar apuros en primera división española.
El asunto es que esta limitación en los fichajes te hace jugar de otra forma, una que aprovecha mucho mejor herramientas de Football Manager a las que no suelo prestar tanta atención. Mi caso es el del jugador que disfruta firmando jóvenes promesas de medio mundo, las desarrolla y va progresando (tanto económicamente, como sobre el terreno de juego) gracias a tener un buen ojo para encontrar cracks que se le escapan a los grandes. Pero con el Athletic Club es necesario trabajar otras dos cosas que además son bastante distintas entre sí: el trabajo táctico y la planificación a largo plazo.
Toca adaptarse con el Athletic Club
Dado que no puedes rehacer la plantilla de un mercado a otro, es necesario ir sacándole todo el jugo a los jugadores que tienes; no es posible tener una idea fija a nivel táctico o descargar una formación completamente OP de la comunidad, porque no podrás moldear la plantilla para que se adapten a ella. ¿Llevas dos hornadas de juveniles sin laterales de calidad, el único que te gusta juega en la Real Sociedad y no quiere ir a tu equipo por la rivalidad, y además se van a retirar tus titulares? Pues quizás toque pasar a un dibujo de tres centrales, usar carrileros y entrenar a un jugador de banda para que se adapte a ello.

Y como no hay tantos jugadores a los que fichar, es muy complicado improvisar en el último día de mercado. Precisamente eso me sucedió recientemente, con varios mercados consecutivos en lo que mis laterales se van del equipo por ofertas irrechazables para ellos o por retiradas. En apenas un año dije adiós a Lekue, De Marcos, Yuri, e incluso un parche que había firmado como fue Álvaro Núñez.
Pude fichar a Gorosabel, pero fue necesario subir a Imanol del filial, firmar a Jon Pacheco y reentrenarlo para que sea lateral izquierdo y hasta contar con el polivalente Berenguer como recambio ocasional. Por eso me volví loco y tuve que soltar dinero por un juvenil vasco del Barcelona para el lateral derecho con potencial para ser titular en el futuro próximo... Porque no se puede improvisar una solución en una partida con el Athletic Club.
Gurpegui es el mejor... Como entrenador
Después de dos temporadas, puedo afirmar que mi plan ha salido genial, aprovechando las virtudes del equipo y dándole las llaves del equipo a los jugadores estrella de la delantera, consiguiendo por el camino dos clasificaciones consecutivas a Champions League. Sin embargo, e incluso aunque he llegado a batir el récord histórico de puntos en liga del club, el mayor éxito lo ha logrado el entrenador del equipo B, que es controlado por la máquina.

¿Por qué digo esto? Pues porque Carlos Gurpegui, leyenda del Athletic y entrenador del filial en el juego, ha conseguido dos ascensos consecutivos del equipo B, alcanzando la Segunda División española. Esto no es sólo que sea un éxito notable, sino que es algo de total importancia para el futuro del club. El poder jugar con equipos de tal nivel hace que mis juveniles y promesas alcancen mucho antes un nivel elevado, pudiendo ascender antes a Primera.
Tal es la importancia de esto que mi último mercado con el Athletic Club ha constado de cero fichajes para el primer equipo, pero de no pocas horas de gestión de cesiones, ascensos desde el juvenil y demás cuestiones para planificar la plantilla del equipo B. Ya no sólo quiero que Gurpegui tenga disponible la calidad necesaria para mantener la categoría, sino que quiero que lo haga dando además minutos a las promesas que considero estratégicas para el futuro del club.
En medio de este batiburrillo de noticias terribles para los fans de Football Manager, yo he podido reconciliarme con el juego gracias al Athletic Club y su limitación de sólo poder usar jugadores vascos. Una nueva forma de jugar que alarga la vida de un juego al que ya tenía cientos de horas.
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