No quisiera yo criticar a los visionarios del marketing que han pasado de HBO Max a "Max, el lugar en el que puedes ver todo lo de HBO", pero sí que creo que uno de sus puntos fuertes desvelados esta misma semana podría haber tomado nota del videojuego más vendido de lo que va de año. Evidentemente, me refiero a la nueva serie de Harry Potter, y al exitoso título de Portkey Games: Hogwarts Legacy.
Para quien viva debajo de una piedra al estilo Patricio Estrella, la plataforma de streaming ha confirmado un remake de la historia original de Harry Potter en forma de serie. Afirman que se trata de "una adaptación fiel de los icónicos libros", y ya tenemos cifras sobre la mesa: 7 temporadas, una por cada libro, a lo largo de 10 años en total.
Desde el punto de empresa y económico, lo entiendo a la perfección: Harry Potter es una de las principales franquicias propiedad de Warner, Animales Fantásticos se ha ido desinflando y hay una nueva generación para los que las aventuras del mago de las gafas y la cicatriz no es lo que fue para los niños de los 90. Mi compañero Marcos ya opinó sobre lo irremplazable que era la saga original de películas, especialmente por esos icónicos actores que daban vida al trío protagonista. No voy por ahí.
Lo que intento plantear yo aquí es que quizás habría mejores formas de darle un nuevo empujón a la franquicia. Y la mayor demostración son las ventas y el éxito de Hogwarts Legacy: un videojuego que tiene lugar en el mítico Colegio de Magia y Hechicería, pero más de un siglo antes de que el niño que sobrevivió entrase al comedor por primera vez.
Vayamos a la "adaptación fiel" destacada por la propia Max. Yo era un gran fan de las novelas originales de Harry Potter, y llegué a leerlas varias veces cada una durante mi infancia y adolescencia. Pero seamos honestos: hay muchos deux ex machina convenientes para la historia, no pocos personajes fuera de Harry, Ron y Hermione están poco trabajados y hay asuntos que no han aguantado bien el paso del tiempo. Sin embargo, ¿sabéis qué lo ha hecho? Su mundo.
Aunque no se trata de una construcción de mundo que encaje a la perfección con las reglas dadas, al estilo casi enfermizo del Cosmere de Brandon Sanderson, sí que hay que darle el mérito de haberse quedado grabado a fuego en nuestra mente. Los animales fantásticos, las túnicas, el tener que ir a un colegio para aprender magia, las escobas, que la varita elige al mago... Y así podemos seguir bastante rato.
Sacar la conclusión de que la gente no quiere conocer más del mundo mágico por los malos datos de la tercera película de Animales Fantásticos es injusto. Principalmente porque cualquiera que tenga ojos en la cara puede apreciar que el guion es mediocre, el factor Ezra Miller seguramente no haya ayudado, así como el recast de Johnny Depp, por no hablar de lo apresurado de su historia.
De hecho, quizás lo más flojo en Hogwarts Legacy sea su historia principal. Y ahí no hubo problema. ¿Nos quiere decir algo esto? Pues quizás que el verdadero protagonista de la saga no es otro que el propio Hogwarts.
Además de esto, ¿con qué vamos a pasar de dos horas de película por año (salvo dos filmes para el séptimo y último año de Harry) a unas ocho por temporada de la serie? Por muy fiel que quiera ser, se hará necesario contar mucho más de lo que hay en los libros... Y os diré una cosa: ahí es donde la serie de Max puede ganarme; si se atreve a alejarse un poco del trío protagonista.
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