Entre "una aventura en la carretera" y "un giro del destino", existió "el sueño de una tortuga", cuyo despertar fue más agitado de lo esperado. Para todos aquellos que se perdieron el interludio de las aventuras de Brian y Gina, Péndulo y Cyanide presentan una nueva versión para Nintendo Wii.
Con The Dream of the Turtle, el tópico "más de lo mismo" cobra un matiz único hasta la fecha que lo aleja de su función inicialmente despectiva. Por una parte, es totalmente lícito informar a los presentes que la segunda entrega de Runaway sigue los pasos de su predecesor; no obstante, la herencia se centra meramente en la jugabilidad y en el estilo visual. Ahora bien, en cuanto al apartado narrativo se refiere, Péndulo Studios decidió emular a los dos protagonistas de la trilogía y se fugó con la continuación para escapar de las garras del desbarajuste que fue el guión de A Road Adventure.
Antes de continuar sería conveniente advertir al lector que éste no se acaba de meter en una máquina del tiempo y ha retrocedido al misterioso año 2007, sino que la desarrolladora Cyanide Studio ha aprovechado el lanzamiento del desenlace de la trilogía para ofrecer a los poseedores de Nintendo Wii la posibilidad de disfrutar de su entrega intermedia. Obviando por un momento las diferencias evidentes entre esta versión y la de PC, lo primero que sorprende es la desaparición del número "2" en su título -y de paso la traducción al inglés del mismo.
¡Calma y tranquilidad! El culpable de esta ausencia numérica no ha sido el alocado Joshua en un intento de subvertir las leyes del espacio-tiempo para demostrar al mundo su incompetencia; todo se debe a la estrategia que llevó a cabo Péndulo Studios en territorio internacional.
A Tropical Adventure
El problema de los paraísos terrenales es que si bien es cierto que se encuentran exentos de serpientes de labia ponzoñosa, la gran mayoría esconden al peor enemigo de la humanidad: el tedio. Después de charlar con travestis, resucitar mafiosos e ir por ahí con dedos cortados, era normal que Brian Basco y Gina Timmins acabasen aborreciendo sus vacaciones en Hawaii, así que los dos protagonistas deciden apuntarse a un tour aéreo que desemboca en aterrizaje forzoso seguido de una nueva aventura del tipo "chico quiere a chica, chica desaparece, chico va a buscar a chica mientras intenta no perder el cuello durante el proceso".
La búsqueda de Gina llevará a Basco por lugares tan aleatorios como la trama que le irá siguiendo sin demasiado entusiasmo. No obstante, esto no es ningún problema sino más bien un acierto; A Road Adventure se tomaba a si mismo tan en serio que al jugador le costaba horrores aguantarse la risa cuando éste le agarraba metafóricamente del cuello de la camisa, lo miraba fijamente con los ojos inyectados en sangre y exclamaba con un rictus por sonrisa "¡Debemos encontrar a la chica!"... sin darse cuenta de que se le había olvidado ponerse los pantalones. En este sentido, el tono explícitamente auto-paródico de su continuación es un soplo de aire tropical donde el usuario no se cuestionará el hecho de toparse con un lémur borracho o con un militar que aceptaría gustosamente la frase "me encanta el olor del Napalm por la mañana" como epitafio.
Tres son multitud
La versión para Nintendo Wii mantiene todos los añadidos de la edición española de El Sueño de la Tortuga, incluyendo el entretenido sistema de pistas capitaneado por Joshua. En teoría, las características del Wiimote lo convierten en la pareja perfecta para un género solterón como es la aventura gráfica, donde todo se soluciona apuntando y clicando en la pantalla; en la práctica, la cita de estos dos tortolitos se queda sin "final feliz" por culpa de un tercero en discordia: la búsqueda de pixeles, es decir, la obsesión de los objetos clave para resolver la aventura por esconderse en el escenario. Si dar con ellos ya resulta una tarea complicada ratón en mano, convencer a los ítems de que con la timidez no irán a ninguna parte se convierte en un imposible en esta ocasión debido al tamaño excesivo del "puntero" -que pone trabas a la precisión- y a sus momentos esporádicos de rebeldía. ¡Con razón se dice que los triángulos amorosos siempre desembocan en tragedia!
¡Coge la maldita regadera!
Resulta decepcionante que el protagonista siga sin aceptar las ventajas de la cleptomanía, un trastorno necesario para resolver satisfactoriamente una aventura gráfica. Asimismo, los acertijos son fervientes adoradores de la Secta de la Sagrada Linealidad y no permitirán que el jugador lleve a cabo su plan hasta que Brian se dé cuenta de la situación; por poner un ejemplo hiperbólico, para que Basco coja una regadera, éste necesitará antes licenciarse en Botánica y participar en un coloquio sobre la viabilidad de los Invernaderos.
Aparte de estos inconvenientes, la aventura transcurrirá sin demasiados problemas, aunque es posible que el jugador tenga la sensación de que este título es en realidad un puzle gigante de combinación de objetos que abarca seis capítulos. De tanto en cuando, la variedad asomará tímidamente la cabeza para vislumbrar el panorama, y de paso entretener al usuario con algún que otro rompecabezas reconvertido en conversación con un personaje reacio a ayudar al protagonista, pero el resto del juego es un homenaje encubierto a MacGyver.
Pese a que la trama principal entretiene gracias a su despreocupación por mantener la coherencia, The Dream of the Turtle no termina de funcionar como comedia. La desarrolladora madrileña pone todo su empeño en hacer reír al jugador, mas los diálogos de los personajes secundarios pecan de artificiales mientras que Brian sigue siendo un héroe de lo más calzonazos por mucha barba de cuatro días que haya decidido dejarse.
Cavilaciones de un lémur borracho
Sólo un lémur borracho podría quejarse abiertamente del apartado gráfico de la aventura sin temor a los varapalos que conllevaría semejante sinsentido. El diseño y animación de los personajes -ya sean protagonistas o secundarios- deberían servir como ejemplo al resto de desarrolladoras, mientras que el detalle y el mimo de los escenarios incentivan a seguir explorando incluso cuando la historia ha llegado a un punto muerto. Quizás no hubiera estado de más un poco más de variedad gestual durante los diálogos para salvar al jugador del estupor que intentará someterlo durante esos momentos.
Sin lugar a dudas, el apartado sonoro es uno de los aspectos más cuidados de cualquier título de la desarrolladora madrileña y de momento no existe excepción que confirme dicha regla. El reparto de actores de voz está formado por profesionales que muchos reconocerán de series estadounidenses de renombre, mientras que la música acompañará a la acción en todo momento.
Runaway 2: El sueño de la tortuga es una aventura gráfica que destaca por sus interesantes gráficos, animaciones y gran trabajo de doblaje; pero también por contar con puzles muy lineales y algo repetitivos en muchas ocasiones. Esto no significa que el resultado sea mediocre, de hecho es un título muy interesante dentro del género de las aventuras clásicas en Wii. Quizás lo que necesita la serie para mejorar es... “un giro del destino”.
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