Uno de mis juegos favoritos de Mega Drive siempre ha sido Shinobi III: Return of the Ninja Master; hay algo que tiene la fórmula refinada de las aventuras de Joe Musashi que lo hace único. Puedes ver a alguien jugar y no usar apenas la patada voladora confiando su ataque en los kunais. Otros jugadores como yo íbamos haciendo patadas voladoras seguidas de ataque cuerpo a cuerpo porque había algo especial en rebotar sobre el enemigo y hacer un pequeños combo. Si le sumo las plataformas y las escenas de reacción rápida, el resultado era una de las joyas de la plataforma, a menudo no tan recordada como otros.
Si cuento todo esto es porque algo parecido ha debido pensar LizardCube al desarrollar este Shinobi: Art of Vengeance. Los creadores de Wonder Boy y Streets of Rage 4 han estudiado Shinobi III para encontrar una forma de renovarlo. La cuestión es que, bajo los estándares actuales, no puedes hacer algo como lo que hicieron con sus anteriores rescates del pasado: Shinobi requiere una renovación mayor. Ahora Musashi corre prácticamente por defecto y es realmente ágil como… bueno, como un ninja. La cuestión es que, en esa renovación, el estudio ha optado por apoyarse en otros clásicos de la acción plataformera moderna, para hibridarlo todo con la propia saga. ¿Funciona? Sin duda, aunque las referencias quedan, a veces, demasiado claras.
Por parte de su propia identidad, vas a reconocer todos los movimientos clásicos del ninja. Los kunais, ataques, ninpos, patadas y saltos por paredes. Incluso algunos enemigos, como los samurais, regresan con ataques similares. La diferencia es que modernizar la experiencia arcade original pasa por hacer la clásica mecánica de progresión moderna. Aquí no perdemos las nuevas habilidades de mayor poder o los mejores kunais, sino que, como un Hollow Knight, podemos elegir cuál queremos llevar equipadas en cualquier momento y cuáles desactivar.
El diseño de niveles también han cambiado a una especie de metroidvania ligero dividido en fases como antaño, pero que favorecen la exploración. Lo admito: es difícil darle sentido al término metroidvania estando los niveles separados (aunque ahora que lo pienso Castelvania: Order of Ecclesia hacía algo parecido), pero es que este Shinobi no quiere crear un gran laberinto y rehuir de las fases, sino favorecer la rejugabilidad mediante poderes permanentes que encontrarás más adelante. Así que no te sorprendas si terminas una fase con un 25-30% del progreso completado, porque es lo normal y no puedes conseguir todo en la misma partida.
De hecho, es uno de los conceptos que más he estado dándole vueltas durante este análisis. ¿Habría preferido poder completar todo en una sola partida? Y en parte creo que sí, porque la forma en que hace estas rejugadas el estudio parece más confeccionada para aumentar las horas de juego que por haber creado un diseño intrincado. Lo bueno es que tampoco importa demasiado la rejugada por un factor clave: el combate de Shinobi: Art of Vengeance es bastante adictivo.
La forma en que LizardCube ha enfocado el combate me recuerda casi a un juego de lucha. Han cogido esa base que comentaba de Shinobi III y la ha llevado a combos prácticamente infinitos, en los que podemos combinar ataques ligeros y pesados, en el aire y habilidades especiales para mermar la salud del enemigo, que esta vez es más abultada que en los clásicos. Incluso podemos hacer juggles (malabares en el aire) con ellos para mantener el combo. Una de las grandes ideas ha sido combinar los golpes con el dash, de manera que puedas mantenerte en un estado constante de ataque mientras esquivas proyectiles enemigos a una velocidad endiablada esperando que se rellenen tus habilidades. Es una experiencia curiosa, que se parece más a un Hades que un Blasphemous, para que os hagáis una idea.
¿Es Art of Vengeance un juego difícil? Un poco. No lo parece al principio, cuando perdona errores, pero a mitad de la aventura empieza a apretar con la cantidad de enemigos, el daño en la barra de vida y la distancia de los puntos de control que te rellenan la salud. No es quizá tan castigador como la experiencia clásica, pero si te va a pedir mucha concentración, sobre todo en unos jefes finales que tienen algunas mecánicas inspiradas. Además, puede llegar a ser endiablado si exploras al máximo, con los enfrentamientos contra las tropas de élite y, sobre todo, las grietas, unos modos horda donde conseguir acabar con todas las oleadas de enemigos sin morir es un desafío extremo, pero muy satisfactorio.
Súmale también una parte plataformera que a veces cobra más protagonismo que nunca y exige precisión muy fina. En esa continua hibridación que comentaba, a veces me ha recordado a la exigencia de un Aeterna Noctis, mientras que en otras ocasiones se le nota también que han estudiado a Celeste y Ori. Sobre todo a la hora de mezclar esos dashes rápidos con recarga o algunas de los espectaculares escapes y persecuciones que tendremos que efectuar clavando los saltos sin fallar. Incluso en algunos momentos encontraremos pequeños puzles que nunca llegan a complicar las cosas demasiado, pero que ayudan a dar variedad.
Visualmente, Shinobi es bonito y se nota cuando ves los tráileres, pero también tengo que confesar que es algo irregular en el juego completo. No todos los niveles desprenden ese encanto de la villa de Joe Musashi con fondos tan conseguidos entre campos de trigo y bosques de bambú, sino que nos llevan a fábricas industriales, laboratorios y puertos que sirven mucho para repetir algunos assets menos inspirados. En especial el de Neo City me ha parecido bastante flojo. La técnica, eso sí, es inteligente, es un juego 3D y 2D, con casi todo dibujado a mano menos algunos elementos que son mejor representar de manera tridimensional por la perspectiva. Pero, sobre todo, porque está formado por muchas capas 2D dispuestas en un plano 3D con profundidad, que ayuda a los efectos de paralaje y de disposición de elementos.
Aunque el camino es correcto, me habría gustado que hubiera seguido más su propia senda
A estas alturas del análisis, quizá habréis notado que no tengo demasiados elementos críticos que decir sobre este nuevo Shinobi, pero puede que tampoco me notéis excesivamente entusiasmado. Y creo que es una buena conclusión de mis sensaciones: lo he pasado muy bien con Art of Vengeance, que definitivamente hace honor a la saga mejor que otras como la que llegó en 3DS. Pero al recorrer cada uno de sus niveles tenía una sensación extraña, de que faltaba algo y que todas sus ideas eran heredadas de los clásicos modernos del género (de ahí que haya mencionado tantos juegos en este texto), pero mezcladas en vez de profundizadas. Así, la exploración se quedaba un poco limitada y nunca llegaba a atraparme explorar cada uno de los rincones del mapa, también por esa sensación de que daba igual porque no tenía las habilidades para desbloquearlo todo hasta que no terminase completa mi primera partida.
Gracias a su combate y a algunos momentos plataformeros la experiencia ha conseguido sostenerse en todo momento, sobre todo al ir desbloqueando algunas habilidades activas, pasivas y ninpos para ir experimentando con los combos. Pero cuando pienso en otros juegos de acción y plataformas 2D que me han entusiasmado en los últimos años como Celeste, Ori o Nine Sols, creo que Shinobi terminará un peldaño por debajo de ellos. Sigue siendo un juego recomendado sobre todo para aquellos que disfrutamos tanto de ese Return of the Ninja Master, pero aunque el camino es correcto, me habría gustado que hubiera seguido más su propia senda que la de otros para ver hasta dónde podría haber llegado.
He disfrutado este Shinobi de principio a fin, y pocas cosas se sienten tan dinámicas como hilvanar un combo perfecto, alternando dashes, kunais y ataques cuerpo a cuerpo mientras todo se mueve a una velocidad que hace honor a la fantasía del ninja. En esos momentos, cuando todo fluye, LizardCube roza la genialidad. Pero al mismo tiempo, hay algo en su propuesta que me parece demasiado dependiente de lo que ya hemos visto en otros títulos, demasiado consciente de fórmulas exitosas que mezcla con cuidado, pero sin el arrojo suficiente para llevarlas a un nuevo terreno. Quizá por eso, al mirar atrás, me queda más el recuerdo de algunos combates memorables y secciones plataformeras vibrantes que la de una experiencia sólida global.
Es un gran juego, sí, pero se percibe más como un Frankenstein de influencias brillantes que como ese Shinobi renovado que podría haber marcado un antes y un después. Con todo, sigue siendo un regreso más que digno, lleno de momentos intensos y nostalgia bien canalizada, a falta de una entrega de la saga que dé ese golpe definitivo para devolverla a lo más alto.
Comprar Shinobi: Art of Vengeance- Se inspira directamente en Shinobi III, reinterpretando sus bases bajo estándares modernos.
- Combina las mecánicas reinterpretadas de la franquicia con mecánicas heredadas de juegos modernos de acción y plataformas 2D.
- El sistema de progresión limita la exploración en una primera partida, obligando a rejugadas para desbloquear todo el contenido.
- El combate es muy bueno, con combos casi infinitos y velocidad endiablada.
- Es difícil, pero asumible, mientras que se reserva desafíos extra mucho más complicados en zonas secretas.
Ver 5 comentarios