Ni lo sospechábamos, pero va a ser uno de los culebrones de la industria del videojuego en los próximos meses.
Restan dos meses para acabar 2021 y, si el Barça no lo impide con su ritmo de escándalo y ridículo a periodicidad semanal, es muy probable que la mayor pantomima futbolística del año sea la montada por Florentino y compañía con el golpe de estado millonario que pretendía ser la fundación de la Superliga. En el espectáculo dantesco que vivimos en su rocambolesca presentación, Florentino se alió con Pedrerol en el Chiringuito para presentar, en inquietante exclusiva, sus planes para dominar el fútbol continental con una liga "para gobernarlos a todos, encontrarlos y atarlos en las tinieblas". Allí, el tío Floren dejó una curiosa declaración que no pasó inadvertida para los amantes de las nuevas formas de entretenimiento y el fútbol tradicional: a los altos mandamases del balompié les preocupa perder al público joven. Mientras tanto, la FIFA, hace lo que mejor sabe: jugar a los mafiosos con su tocayo en el campo del software y su principal socio, EA Sports.
En el fútbol moderno no hay buenos: solo hay villanos
¿Sabéis qué aprendí de todo el circo de la Superliga y todo el curso de 2021? Que en el fútbol moderno no hay buenos: solo hay villanos. ¿Quién os parece menos malo? ¿Florentino Pérez, Gianni Infantino o Aleksander Ceferin? Escoja entre la podrida UEFA, la FIFA que trampea mundiales para Qatar o los tiranos clubes millonarios de Europa (que solo se han preocupado del Fair Play económico cuando han entrado jeques llegados de la lejana Arabia más millonarios que ellos) y pierda en un desfile de hombres entrados en la edad de la jubilación que se creen el ombligo del mundo y que no se han dado cuenta del poder de otras formas de entretenimiento incipientes, como los videojuegos o las plataformas de streaming, hasta bien entrado 2021. ¿Ahora qué? Pues a la FIFA le ha parecido un buen momento para iniciar hostilidades con sus clientes de fútbol virtual.
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Saltó la bomba la semana pasada: ¿y si FIFA dejase de llamarse FIFA? A las puertas de su 30º aniversario, a priori la noticia es llamativa, máxime cuando el nombre está tan asentado como Madden para la NFL o 2K para la NBA, pero esconde detrás otra nueva batalla de millonarios que habla poco o nada bien de la propia FIFA. Para comenzar, que el organismo máximo del fútbol mundial negociase un acuerdo en 2013 a diez años vista por 150 millones de dólares anuales cuando la saga FIFA ya facturaba sus beneficios por miles de millones habla claro de la Federación Internacional de Fútbol Asociación de nuevo: no hay nadie al volante. ¡Sorpresa! ¿Y sabéis quién tiene y tuvo siempre la sartén por el mango? Efectivamente: EA Sports.
Tanto es así, que la empresa comandada por Andrew Wilson ha cerrado un acuerdo con el organismo más importante tras las licencias de sus productos: FIFPro, la federación internacional de futbolistas, lo que le garantiza tener los derechos de los deportistas reales para los próximos años. Ahora piden 1.000 millones cada cuatro años en una negociación que ha trascendido a los medios, haciéndose los duros con sus socios tras reconocer el valor del videojuego de fútbol en el ecosistema económico de la FIFA en el inolvidable, por los motivos equivocados, año 2020. Si trasciende a la prensa la negociación es porque los intereses de las marcas involucradas no van por el mismo rumbo, y aunque es probable que ninguno de los protagonistas sea el bueno en la historia, no me cabe la menor duda que la que tiene más que perder es la FIFA.
De hecho, se ha dicho que en la FIFA preocupa la monetización de EA Sports. ¿Qué le preocupa exactamente? Sé que entro en el territorio de la especulación y el facilón "piensa mal y acertarás" pero… ¿Apostaríais algo a que el motivo de la preocupación de la FIFA por la monetización pasa por sacar más cacho a EA o por poner coto a las exageradas venta de puntos para microtransacciones de algunos de sus clientes? Yo pondría la mano en el fuego que la cosa va por la primera opción, pero como digo, la editora tiene todas las de ganar y la historia, de hecho, le da la razón: no son pocos los videojuegos deportivos de carácter anual que han cambiado de nombre y, lejos de sobrevivir, han seguido prosperando.
Alejar a la FIFA de los videojuegos no parece el plan más óptimo en 2021
Hablemos de la competencia: cuando la saga International Superstar Soccer migró su nombre a Pro Evolution Soccer a todos nos sonó raro. No obstante, ¿cuánto tardamos en hacernos al nombre a golpe de chupinazos de calidad de Batustita y Adriano made in Konami de principios de los 2000? Muchos lloraron, meses antes de conocer el trágico lanzamiento que le esperaba con su nuevo nombre, cuando se decidió rebautizar a PES por eFootball, por algo sería. El jugador de FIFA pasará a ser jugador de EA Sports FC, FIFPro o Perico de los Palotes Fútbol quiera Infantino y sus golfos apandadores o no. El nombre FIFA vale dinero, pero también vale dinero todos los proyectos que hay alrededor del software y la marca, como la FIFA eNations, la FIFA eClub World Cup, la FIFA eChallengerSeries o la FIFA eContinental Cup. Alejar a la FIFA de los videojuegos no parece el plan más óptimo en los tiempos que corren.
Valorar el incuestionable valor de la alianza entre videojuegos y fútbol más allá del nombre con el que llegará a las estanterías la caja de PS5, Xbox Series X o la cutre Legacy Edition de Nintendo Switch es capital. La actual batalla debería ir sobre garantizar que los más jóvenes sigan disfrutando de los videojuegos y fútbol garantizándoles un entorno de juego seguro y adaptado para ellos, pero eso no está en la hoja de ruta de ninguno de los protagonistas. Lo que sí parece garantizado es un nuevo ridículo de la FIFA. Me resulta alucinante que puedan creer que el nombre de la marca tenga más poder que la experiencia jugable en sí, pero nada que me sorprenda cuando hablamos de un organismo con una credibilidad tan deteriorada como, literalmente, los muros de cierto estadio de Les Corts.