Yoshi's Island

Han pasado 27 años desde su estreno, pero Yoshi's Island sigue jugándose desde el primer día, ¿a qué se debe? Hoy analizo este prodigio de los plataformas y cómo supuso el origen de una nueva forma de entender el género por parte de Nintendo.

Recuerdo que la primera vez que vi Super Mario World 2 (Yoshi's Island) fue en un anuncio de televisión, en otoño de 1995. Estaba con la mochila a cuestas y a punto de salir por la puerta para irme al colegio. Me quedé impactado, porque lo que veía en la pantalla del televisor de tubo de mi casa era pura magia. El juego parecía dibujado a mano. Era un apartado artístico que no se parecía, ni de lejos, a ningún otro título que hubiese probado en mi flamante Super Nintendo, y eso que ya había probado unos cuantos. Iba a aparecer, de hecho, en el ocaso de la consola, como despedida, y vaya despedida… Lo único que pensaba era que simplemente tenía que jugarlo. Y así lo hice.

Recuerdo que lo primero que me sorprendió fue lo fluido que iba, y no me refiero solo a lo técnico, sino a la jugabilidad, a lo rápido que iba Yoshi de un lado a otro de la pantalla y lo bien que respondía al botón de salto (y al de alargar su lengua). Una locura. Ahora como lo veis, con sus colorines y diseños cuquis, se ha acabado convirtiendo con el tiempo en uno de los prodigios tecnológicos de SNES. Os sorprenderá conocer que usaba el chip Super FX, pero no el original de Star Fox, sino una versión mejorada, que permitía un juego el doble de grande y ciertas proezas técnicas, relativas a la modificación de sprites 2D para darles un efecto 3D. Y es que no hay poco que contar sobre Yoshi's Island, uno de esos juegos que si lo sacaran en una versión remasterizada HD, podría pasar perfectamente por un lanzamiento actual.

Una obra maestra de la accesibilidad plataformera

En su definición más básica, Yoshi's Island es un plataformas de toda la vida, pero que daba un giro al género no porque supusiera una revolución, sino por lo único que era. Superarlo no significaba un verdadero reto, y es que la única forma de que Yoshi perdiera la vida era dejando que le arrebataran a Mario Bebé. Nintendo estaba siendo pionera en lo que llegaría años después, con juegos de plataformas que en lugar de poner el acento en la habilidad del jugador, premiarían el hecho de completar los niveles al 100%, hallando todos sus secretos.

El aspecto kawaii de Yoshi's Island podría hacer presuponer (en ojos poco experimentados) que se trataba de un título infantil, dirigido a los más pequeños de la casa. No voy a engañar a nadie: supuso parte importante de su público, pero me consta que también caló hondo entre un público adolescente e incluso adulto. La razón estaba en sus coleccionables, en obtener la mayor calificación posible en cada fase, una tarea solo al alcance de los mejores jugadores, porque había pruebas en que debías tirar un poco de ingenio (e incluso de repetir partida una y otra vez, tras haber memorizado ciertos patrones).

Todo esto no me lo estoy sacando de la chistera. En el momento de idear el juego, Shigeru Miyamoto encargó a Shigefumi Hino (creador de Yoshi) hacer un videojuego más accesible. Tras explorar todas las ideas posibles con la saga Super Mario, era el momento de hacer algo diferente, y menos estresante, sin límites de tiempo para completar los niveles. Se dotó al personaje de un control que no dificultara su manejo cuando estuviera en el aire, algo que se puede comprobar fácilmente en la agilidad del control, y la posibilidad de que Yoshi pudiera flotar en el aire unos segundos. Puede parecer una tontería, pero dicha habilidad es un salvavidas, al tiempo que una técnica para llegar más alto y proporcionar un reto adicional para llegar a puntos elevados y obtener ciertos coleccionables.

En definitiva, hay dos capas jugables en Yoshi's Island: la más amable, orientada a todos los públicos, que convierte al videojuego en un título repleto de accesibilidad; y luego otra capa más dura, basada en coleccionables, en obtener una puntuación de 100 en cada fase. Se trata de un enfoque con el que Nintendo experimentó en este juego, pero que fue la antesala e inspiración de lo que veríamos posteriormente en proyectos como Super Mario 64, Super Mario Sunshine e incluso los recientes Super Mario Galaxy y Super Mario Odyssey, por no citar los posteriores juegos que tuvo el propio Yoshi. Pensadlo: ninguno de estos juegos es dificilísimo de superar en una primera partida, pero que sí de completar en su totalidad.

Por eso es tan importante este videojuego, y por eso se juega tan bien hoy en día. Su desarrolló duró cerca de cuatro años, y se nota. Se puso tanto mimo que su magia ha perdurado en el tiempo. Tanto, que a mí personalmente me parece un milagro que sus diseños, realizados a mano, y escaneados para meterlos pixel a pixel en el videojuego, sigan de completa actualidad. Tiene mucho mérito, y si no me creéis, solo tenéis que probarlo en vuestras Nintendo Switch, puesto que es uno de los juegos presentes en el catálogo retro de Nintendo Switch Online.