DiRT 2 consigue algo que parecía difícil, mejorar su brillante primera parte. Con esta entrega la saga de conducción de Colin McRae consolida una de sus mejores entregas de la historia, y nos ofrece el mejor videojuego de off-road de la actual generación de videoconsolas. DiRT 3 tendrá el listón altísimo.
Sin olvidar que Fuel es un buen juego de conducción, éste deja la sensación de que con unos objetivos algo menos ambiciosos podríamos haber visto un juego superior. Con menos superficie de mapa pero más intensidad en las pruebas la jugabilidad mejoraría, y con un control de los vehículos más preciso y una IA más realista estaríamos ante un título mucho más divertido.
Pacific Rift es, indudablemente, un título muy superior al primer Motorstorm. Sony y Evolution Studios han tomado nota de las quejas de los usuarios acerca del original, y se han aumentado los modos de juego, se ha calibrado mejor la dificultad y se ha disparado la vida útil del videojuego. Más que recomendable para los amantes de la velocidad más salvaje y desatada.
Baja es tan ambicioso e inmersivo en su propuesta, como torpe y poco inspirado en su ejecución. Las más largas carreras, principal reclamo del título, son inevitablemente aburridas, la IA rival es abusiva, y todo ello viene acompañado, además, por un apartado gráfico que en la edición para PlayStation 3 es especialmente triste.
Pure es, probablemente, el mejor videojuego Off-Road de los últimos años. Toda la diversión y el entretenimiento de los quads se puede encontrar aquí, y el conjunto está hábilmente condimentado con un estilo arcade, unos escenarios apabullantes y una conducción accesible y espectacular.
MX vs. ATX es un recomendable juego arcade de conducción que nos acerca un tipo de pruebas a las que estamos poco acostumbrados. Es sencillo, pero a la vez tremendamente divertido y adictivo.
Un muy divertido juego para disfrutar en solitario y un título fundamental para jugar acompañado. Arcade en estado puro y un complemento ideal para la avalancha de lanzamientos de simulación purista, y en ocasiones asfixiante, de los últimos años.
Tras un parón necesario para replantearse la saga y coger fuerzas, ha vuelto el Colin que muchos esperábamos y que merece ser. Renunciando a la simulación más dura en alas de atraer a más jugadores, Dirt nos brinda un espectáculo tecnológico realmente impresionante y digno de esta nueva generación.
MotorStorm es un fiel representante de cómo un título de conducción arcade debe plasmarse en una consola de nueva generación. Técnicamente espectacular, soberbio gráficamente, y realmente intenso en términos de conducción y jugabilidad.
