Abelardo González
Editor - TechEl futuro de los smartphones apunta en la misma dirección: la longevidad de los dispositivos. Un ejemplo de ello llega de la mano de Samsung, ya que la firma surcoreana quiere romper el mercado con un móvil de 200 euros que soportará actualizaciones hasta el año 2030. De hecho, también tiene en mente apostar por la IA para alcanzar una longevidad de 7 años en sus dispositivos inteligentes. Sin embargo, esta estrategia podría ir ligada a posibles problemas de rendimiento que reducirían la velocidad de los smartphones con el paso del tiempo.
Como señala JeuxVideo, Xiaomi ha anunciado que modelos como el Xiaomi 15 o el Redmi Note 14 recibirán actualizaciones hasta 2031, un aspecto poco común en Android. De esta forma, la firma asiática demuestra que escucha a sus usuarios, dado que estos pidieron dispositivos con más años de actualizaciones tanto en seguridad como en funciones. Sin embargo, las apps y las nuevas versiones de Android requieren más memoria y potencia de procesamiento, una situación que afectaría de forma directa a los modelos de gama baja y media.
Impacto ecológico y económico
A raíz de todo lo citado, es fácil señalar que un Xiaomi 15 Ultra con Snapdragon 8 Elite sí podría gestionar las actualizaciones sin problema, pero un Redmi Note 14 que apuesta por el MediaTek Helio G99-Ultra llegaría a experimentar ralentizaciones. De esta forma, mantener los dispositivos actualizados es la mejor forma de evitar ciberamenazas, pero al mismo tiempo se convierte en un golpe directo al rendimiento del dispositivo. No obstante, las compañías también quieren prolongar la vida útil de sus smartphones para reducir el desperdicio electrónico.
Al apostar por este modelo, Xiaomi se acerca a Apple con una estrategia que aumenta la vida útil de los dispositivos de la marca. Aún así, la firma asiática debe encontrar el equilibrio para que esta política sea realmente efectiva, ya que Xiaomi aún no es capaz de garantizar que sus smartphones aguanten hasta 7 años de actualizaciones y sigan siendo fluidos. Por ello, si los teléfonos se vuelven demasiado lentos es probable que la longevidad se vuelva contraproducente, ya que los usuarios se verían forzados a cambiar de dispositivo para garantizar una mejora de la experiencia.
Imagen principal de Amanz (Unsplash)
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