Prometía devolvernos una de las mejores sagas de fantasía, pero acabó siendo rechazada por el público. Su primera entrega no estaba tan mal y ahora podemos verla en Amazon Prime: El Hobbit

Prometía devolvernos una de las mejores sagas de fantasía, pero acabó siendo rechazada por el público. Su primera entrega no estaba tan mal y ahora podemos verla en Amazon Prime: El Hobbit

Se estrenó en 2013 para recoger el testigo de El Señor de los Anillos pero el resultado no fue el esperado

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El Hobbit

Hoy me he sorprendido tarareando la música de El Señor de los Anillos, una de mis sagas preferidas sin lugar a dudas. No era "The Ring Goes South" o "The Breaking of the Fellowship", sino la de los rohirrim, una de mis piezas preferidas. Me encanta por lo épica que es y por cómo consigue ponerte la piel de gallina cada vez que la escuchas, da igual cuantas veces. Eso me ha llevado a pensar en lo grandiosa que fue esta saga dirigida por Peter Jackson, marcando un antes y después en la fantasía medieval, y en cómo El Hobbit no fue capaz.

Hay muchos motivos que explican el descenso de esta saga, que no comenzaba mal, pero terminaba muy alejada de lo que los seguidores de Tolkien queríamos ver en la gran pantalla. Y sí, puede que estuviéramos "mal acostumbrados" con una de las mejores adaptaciones de todos los tiempos, pero eso no excusa unas cuantas malas decisiones que se tomaron por el camino. Sin embargo, intentando tener una perspectiva un poco más amplia y con el duro golpe de Los Anillos de Poder todavía reciente, lo cierto es que he vuelto a ver la primera entrega y no me ha parecido tan mala. De hecho, casi que me acerco incluso a la propuesta de la segunda. Por ello, ahora que está disponible en Amazon Prime, os quiero exponer mi visión de estas cintas tan criticadas y os animo a volver a echarles un vistazo.

¿Qué paso con El Hobbit?

Vamos a partir desde un inicio de la base de que El Señor de los Anillos es muchísimas veces más de una calidad superior. Las comparaciones son inevitables y, claramente, las voy a hacer, pero quiero alejarme de esa única visión para tratar de coger las tres nuevas películas de una forma más o menos separada y ver cuáles son sus aciertos y sus errores.

En un inicio, este proyecto se puso en marcha dado el abrumador éxito de la trilogía inicial. Ya sabemos cómo funciona el marketing y en este caso se decidió estirar el chicle, no por traer El Hobbit a la gran pantalla, sino por plantear un escenario en el que un cuento para niños podía ocupar tres películas. Peter Jackson no iba a ser el director en un inicio, iba a ser Guillermo del Toro. Jackson ya había cumplido su sueño de materializar una de sus historias preferidas y el resto no le interesaba más allá de poder participar de una forma indirecta, pero cuando del Toro se bajó del proyecto, no tuvo más remedio que coger las riendas.

El Hobbit Un Viaje Inesperado

Un buen comienzo

El Hobbit: Un viaje inesperado, (el título completo de la primera entrega), empezaba bien, la verdad. Tenía una esencia similar a la de La Comunidad del Anillo, -menos oscura y más alegre-, y usaba una premisa que ya se nos había presentado anteriormente mediante el personaje de Bilbo, pero que nunca habíamos podido conocer en detalle si no habíamos leído el libro.  Gandalf una vez más, (o por primera vez), hacía de las suyas y comenzaba un viaje que parecía lleno de fantasía, dificultades y con una buena panda de enanos en el eje central. Estos comenzaban a cantar, llenaban la casa de Bilbo de caos y se iban en busca del dragón Smaug para recuperar el trono de Erebor.

Durante esta aventura podíamos conocer momentos tan populares como el de los trolls que se convertían en piedra e incluso veíamos de nuevo al querido Gollum, tan elocuente como siempre y mucho más gracioso si te descuidas. "¡Dientes, dientes!", gritaba lleno de emoción totalmente ajeno a que estábamos a punto de descubrir los detalles de cómo Bilbo se hacía con el Anillo Único. Todo parecía ir bien, más o menos, aunque se comenzaba a echar en falta esa caracterización tan cuidada de El Señor de los Anillos y el uso de efectos especiales digitales hacía se perdiera un poco el encanto. No pasa nada, no todas las producciones puede ser tan bestiales como en el anterior caso, aunque se acusara su falta. La película era divertida, los protagonistas bastante característicos y el tono desenfadado tampoco venía mal para una historia que en un inicio iba a ser simple.

El Hobbit

Los problemas empezaron a venir con la segunda entrega, La Desolación de Smaug. La necesidad de rellenar minutos hicieron que el guion se sacara de la manga toda clase de licencias como traer de vuelta a un Legolas que no tenía que estar ahí y cuyo rejuvenecimiento no convenció a nadie, un romance entre elfa y enano a lo Romeo y Julieta que me atrevería decir que tampoco gustó a nadie y muchas otras cosas más que harían que una no terminase nunca de nombrarlas. No me disgustó especialmente toda la parte de la Ciudad del Lago, pero el que se supone que iba a ser uno de los momentos estrella, la aparición de Smaug, se saldó con 45 minutos de charla, de la cual lo más reseñable fue el meme de que Sherlock y Watson estaban hablando en su versión en inglés. Con todo ello, recuerdo comenzar a escuchar "I See Fire" de un entonces menos conocido Ed Sheeran al terminar la película y sentir la magia de la historia que acaba de ver. 

No se repitió El Señor de los Anillos

Con La batalla de los cinco ejércitos nunca tuve claro que iba a ver, pero tampoco me esperaba encontrar lo que encontré. En esta ocasión no recuerdo su música, recuerdo el enfado que comencé a sentir cuando la tramar de Erebor es rechazada de un momento a otro, comienza una guerra que se supone que tiene que ser épica, pero que está llena de momentos en los que ni toda la suspensión de la incredulidad te pueden hacer creer que un orco dé un salto de 2 metros después de caer al agua y estar bajo el hielo, y la locura de Thorin es un recurso tan válido como el empleado en el final de Juegos de Tronos. Sí, me noto ácida en este punto, pero lo cierto es que el desenlace de la trilogía llevado a cabo bajo un gran número de decisiones erróneas y, ojo, no creo que sea responsabilidad del director.

El Hobbit

Sin embargo, he prometido que iba a ser positiva y así pienso serlo al tener en cuenta de que El Hobbit puede ser una puerta de entrada para los más pequeños, aquellos que tal vez no están preparados para enfrentarse a un terrible Nazgûl. Es un cuento que por momentos se transforma en algo más oscuro, pero un cuento. También debemos concederle algunos momentos relevantes como la primera aparición del Nigromante o la pelea de Gandalf, Saruman y Galadriel.

Todas las malas decisiones que pueden haberse llevado a cabo responden a un agotamiento personal de Jackson, el cual ni siquiera quería hacer el proyecto y que trató de navegar un barco que, por amor, no quería que se estrellase. Teniendo esta visión, y más después de lo que hemos visto en Los Anillos de Poder, creo que no nos debería quedar duda de lo grande que fue su aportación en las adaptaciones de Tolkien, puesto que, a la hora de dar magia, es el que mejor sabe hacerlo. Por otra parte, me gustaría hacer mención al canal de Jordi Maquiavelo, el cual con sus videos me dio una visión mucho más clara de la problemática del Hobbit y al que os recomiendo echarle un vistazo también.

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