BlackSite: Area 51 es una de las más sonoras decepciones de este año. No estamos ante un mal juego, pero a su condición de juego sin terminar hay que añadir su desarrollo lineal y monótono y la pobreza de sus torpes mapeados.
F.E.A.R. 2: Reborn tiene gancho, pero no sabe qué hacer con él. La primera expansión para la campaña de Project Origin es demasiado corta, y repetitiva; no sólo ofrece una experiencia idéntica a la del juego original sino que abusa de la repetición de enemigos y escenarios.
The Cartel es una verdadera lástima. Pocas sagas hay con la personalidad y enjundia de Call of Juarez como para comprometerlas de esta forma, y es que lo nuevo de Techland más allá de llevarse por delante el componente western de la saga para ira de sus fans, también es un lanzamiento muy discreto.
A pesar de contar con una base interesante que buscaba sacar partido de varias películas de la saga protagonizada por James Bond, 007 Legends fracasa estrepitosamente a la hora de lograr resultados interesantes con ellas. Discretos apartados audiovisuales y una experiencia jugable torpe, reiterativa y bastante tediosa para un producto del todo prescindible.
Ya sea por errores de diseño o por limitaciones del dispositivo, lo cierto es que el ambicioso Steel Battalion: Heavy Armor ha acabado siendo aplastado por su propio afán de innovación.
La campaña es aburrida y ciertamente breve, no tiene multijugador y se vende a precio de videojuego completo. ¿Alguien da más? Darkest of Days es un triste ejemplo a evitar. Buenas ideas mal acabadas, quizá por escasez de presupuesto o por desidia de sus desarrolladores.
Terminal Reality y Activision nos muestran el típico caso de licencia jugosa convertida en título mediocre para consolas y PC. The Walking Dead: Survival Instinct no ofrece nada que no hayamos jugado y experimentado una y mil veces antes en cientos de títulos… y de maneras mucho más excitantes, divertidas y espectaculares que las que padecemos en esta producción.
Legendary ha sido una de las grandes decepciones del año. Esperábamos mucho más de esta curiosa mezcla de mitología y acción en primera persona, pero el resultado se ha visto malogrado por una jugabilidad del todo insuficiente y muy poco trabajada.
Hay juegos buenos, malos y regulares, y Aliens: Colonial Marines es de los malos... de los muy malos. GearBox demuestra que no convierte en oro todo lo que toca, y malgasta la oportunidad de una extraordinaria licencia con un producto soporífero, torpe y que cuenta con un acabado terrible.
Shellshock 2: Blood Trails es una fallida intentona por sacar partido a la olvidable franquicia bélica, trasladándola a un desconcertante contexto de terror. Se mire por donde se mire es un pésimo videojuego, y no resulta interesante como título de terror y, todavía menos, como juego de guerra. Soporífero, torpe, y feo en el más literal sentido de la palabra.
Raven Squad es un fracaso en todos los sentidos. Aburrido, de una pobreza técnica abrumadora e increíblemente torpe en su planteamiento. Atomic Games deberá esforzarse más en el futuro si quiere un sitio en el atestado mundo de los estudios de videojuegos.
