Cómo el padre de Dragones y Mazmorras y Warhammer se convirtió en la clave para la invasión de Francia en la Segunda Guerra Mundial

Cómo el padre de Dragones y Mazmorras y Warhammer se convirtió en la clave para la invasión de Francia en la Segunda Guerra Mundial

  • Un matemático alemán creó un juego de mesa adaptando el ajedrez

  • Se llamaba Kriegsspiel y se convirtió en una valiosa herramienta militar

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Warhammer 40k

Pese a que buscar el origen de fenómenos como el rol de Dragones y Mazmorras o los juegos de miniaturas estilo Warhammer siempre nos suelen trasladar a una idea mucho más reciente, para encontrar su verdadero origen habría que viajar hasta 1780, cuando el matemático Johann Christian Ludwig Hellwig dio forma al precursor del Kriegsspiel, una variante del ajedrez que abrazaba las unidades militares del momento para dar forma al primer juego de guerra. Pese a hablar de un juego de mesa y pensar en el ocio o en los niños, en realidad fue clave para la estrategia militar de la época.

De hecho, aunque nuestro concepto del ajedrez ha cambiado mucho desde su llegada a España en el siglo X, en realidad se trata de un juego nacido en la India en el siglo VI que representaba la lucha de cuatro divisiones del ejército indio. En su llegada a Occidente, se adaptaron las piezas para cambiar los elefantes por obispos dando forma al alfil, o al visir del sultán por la actual reina. Tras su éxito, Hellwig quiso llevarlo un paso más allá.

Esto no es un juego

Valiéndose de las unidades de la época, dio forma a un tablero de 1.617 casillas en el que la artillería moderna se vería las caras contra un ejército enemigo. Un éxito sin precedentes para la época mucho antes de que el precursor del Monopoly diese vida al primer juego comercial en convertirse en un fenómeno allá por 1903.

Sin embargo aquél primer Kriegsspiel, "juego de guerra" en alemán, era demasiado encorsetado, así que el estratega militar Georg Leopold von Reisswitz cogió la idea y creó junto a su hijo una versión mucho más refinada. Creado para jugarse en mapas de contiendas que simulasen la realidad, unidades rojas y azules se enfrentaban valiéndose de datos reales de batallas para controlar el movimiento, radio de acción y daño que podían llegar a ofrecer desde las tropas de soldados hasta los cañones de artillería, y añadiendo el uso de dados para simular cierta aleatoriedad en sus ataques.

Allá por 1861, cuando Guillermo I de Alemania llegó al trono tras pasar su infancia jugando al Kriegsspiel, aquél juego de mesa militar se convirtió en algo más que eso. Era la mejor forma de simular batallas para intentar comprender mejor cómo adelantarse a los movimientos del enemigo y, valiéndose de él para gestionar sus estrategias en contiendas reales, le sirvió para terminar dando forma al Imperio Alemán.

Krieggspiel

Evolucionando con el paso de los años para ir añadiendo nuevas opciones militares con sus correspondientes datos estadísticos, en 1938 el general alemán Ludwig Beck utilizó la simulación del Kriegsspiel para alertar a Hitler de que los planes que quería llevar a cabo desencadenarían una Segunda Guerra Mundial en un momento en el que Alemania no era lo suficientemente fuerte para luchar contra Francia y, además, terminaría despertando la atención de los ingleses. El tiempo terminaría dándole la razón.

Del Kriegsspiel a los juegos de guerra modernos

Frente a su negativa a la hora de hacer caso a un mero juego de mesa para gestionar el futuro de Alemania, los primeros ataques resultaron ser un desastre y se vieron obligados a buscar una alternativa para intentar frenar el bloqueo de las tropas aliadas. Fue entonces cuando el capitán Erich von Manstein se vio obligado a tirar de la estrategia de Kriegsspiel para salvar la papeleta.

De la mano de un movimiento tan rápido como sorprendente, el ejército del Eje planeó un corte de hoz en el que se valdrían de paracaidistas para tomar la región montañosa de las Ardenas, una zona de difícil acceso para las tropas mecanizadas, y llegarían hasta el Canal de la Mancha cortando las líneas de suministro y comunicación, aislando así a las tropas aliadas y facilitando la conquista de Francia.

Lo que luego se conocería finalmente como el Plan Manstein, fue en realidad el resultado de varias partidas simuladas con el Kriegsspiel valiéndose de cortinas para esconder las posibles acciones de los aliados mientras un ente adicional se encargaba de gestionar la aleatoriedad de la situación. Si la idea te recuerda al máster de los juegos de rol es porque, a grandes rasgos, ese es su origen.

Con el Kriegsspiel llegando hasta Estados Unidos, el juego se convirtió en una herramienta imprescindible para la educación militar y la creación de estrategias a gran escala, lo que a su vez motivó que fuese evolucionando para generar versiones similares en distintos países, dando forma a libros de reglas y, en última instancia, motivando la creación de juegos de guerra como Risk en 1957, los combates a pequeña escala con miniaturas y la figura del máster de Dragones y Mazmorras en 1974, y la evolución de los pánzer y las tropas alemanas hasta los orcos, los elfos y los marines espaciales de Warhammer en 1983.

Imagen | Kurzon

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