He jugado cuatro horas al battle royale de Battlefield 6 y no creo que vuelva a hacerlo nunca más. La saga ha vuelto a cometer el error de perseguir tendencias

Después de lo mucho que me gustó el multijugador, el battle royale de Battlefield 6 se había ganado mi interés. Sin embargo, unas cuatro horas de juego han sido suficientes para darme cuenta de que el éxito de Electronic Arts ha sido más como dar una bala mientras vacías el cargador de una ametralladora ligera que como acertar tres tiros seguidos con un francotirador. Empezando por la conclusión más decepcionante, lo primero que os quiero decir es que nunca un juego me había sorprendido tan poco en una primera sentada. Redsec es el battle royale más estándar de la historia, y creo que ya es muy tarde para eso.

Battlefield no aporta nada al battle royale

La experiencia de juego de Battlefield 6 en su modo battle royale es exactamente la que estás imaginando. Le preguntas a tu colega dónde caemos, te lanzas desde un helicóptero al campo de batalla, peleas y si eres el último vivo ganas la partida. Es algo que funciona relativamente bien porque el modo de juego tiene una eficacia probada y porque la sensación de disparo es tan absurdamente buena como en el multijugador tradicional. Sin embargo, las novedades son pocas y, aún peor, tienen poco sabor. Hay un sistema de clases que ofrece ventajas no particularmente interesantes y ahora la tormenta te mata de un solo golpe, lo que le da un poco más de épica a las zonas finales.

Todo lo demás son elementos que llevamos viendo desde hace un lustro. El sistema de salud funciona con una barra de vida regenerativa combinada con placas de armadura como ya lo hacía en el olvidado Battlefield Firestorm, el mecanismo para revivir aliados es muy parecido al de Apex Legends y los armamentos personalizados parecen sacados de la primera versión de Warzone. Hay vehículos, como en tantos otros juegos y poco más. A falta de ver cómo afecta la destrucción a la experiencia, porque aún no me he encontrado ese tipo de situaciones en partida, da la sensación de ser un battle royale que no hace ni un solo esfuerzo creativo.

Lo voy a decir ya: si en vez de Battlefield fuese el nuevo battle royale de un estudio desconocido, todos nos estaríamos preguntando a qué demonios viene lanzar algo así en pleno 2025. Da la sensación de que Electronic Arts lo ha publicado con la idea de rellenar una lista de contenidos y de presentarse en el mercado de los free to play para intentar atraer más jugadores. Sin embargo, es incomprensible que lo haga con una alternativa que, por no tener, no tiene ni siquiera una opción para jugar en solitario. Muerte a los números impares: o juegas dúos, o juegas cuartetos. Si no puedes llenar el equipo, sí o sí se te asignan compañeros aleatorios.

Algo que no se puede negar es que el juego se ve tremendamente bien.

Con todo lo que os cuento, mi primera sesión bien podría haber sido la última. Quizá el modo sea interesante para quien no tenga demasiada experiencia en alternativas similares, pero para mí se ha sentido como una prolongación de mi tiempo de juego en otros títulos. En cierto sentido es incluso peor, porque cada vez hay más juegos que ofrecen alternativas rápidas con una acción más condensada. Algo que, en este caso, todavía no está disponible. Tampoco tengo muchas ganas de que lo añadan: no me parece la mejor de las ideas quitarle más recursos al multijugador tradicional para alimentar el battle royale. Especialmente cuando ya hay polémica porque los desafíos del pase de batalla obligan a jugar este modo.

Un motivo para tener esperanzas

Lo que os he contado hasta ahora solo es la mitad de la historia. Hay un segundo motivo por el que creo que no jugaré al battle royale y es que hasta en esta versión free to play hay un modo de juego mucho más interesante y mucho más Battlefield. Se llama Desafío y sigue un formato similar al de The Finals. Lo que nos plantea son, básicamente, partidas con ocho equipos de cuatro jugadores que compiten por diferentes objetivos. El enfrentamiento se estructura en cuatro rondas de cinco minutos y, al final de cada una de ellas, los dos conjuntos con menos puntuación son eliminados.

Es dinámico, es fresco y sobre todo se siente como algo más o menos novedoso. Creo que hay algo de trabajo por delante para terminar de refinar la experiencia, porque hay algunas rondas donde el caos le gana con mucho a la táctica. Sin embargo, aquí hay un potencial evidente. Las partidas son tensas y repetir rivales tantas rondas seguidas crea experiencias bastante interesantes. Battlefield ha perdido los últimos siete años tratando de perseguir tendencias sin darse cuenta de que él es quien debería estar creándolas. Nadie se acuerda de Firestorm ni del modo de extracción que llegó con 2042, pero a casi todo el mundo le ha encantado volver a jugar conquista.

A dónde quiero llegar a que, si Battlefield 6 consigue su objetivo de mantenerse como uno de los shooters más jugados, no lo hará copiando a Call of Duty o a Fortnite. Lo que debe hacer es encontrar su propio territorio y trabajar sobre ideas como Desafío. Necesitan darle una oportunidad a propuestas jugables poco exploradas que vengan de títulos algo menos populares o de otros géneros. Por ejemplo, aquí hemos hablado de The Finals, pero también hay una comparación evidente con el modo eliminación de Mario Kart World. La idea es hacer que las partidas sean más interesantes y hay miles de formas de conseguirlo: el desafío es encontrar cuál es la que mejor se adapta a la franquicia.

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No tengo las expectativas muy altas de cara al futuro de esta versión free to play de Battlefield, pero al menos parece haber algo a lo que agarrarse. Ahora está por ver si Electronic Arts nos sorprende siendo capaz de atender a varios frentes a la vez. Parece obvio que hasta ahora la compañía no ha tenido la visión o la fuerza de trabajo suficiente como para desarrollar tantos contenidos de la saga en paralelo. Envuelta en un tumultuoso proceso de venta, parece aún más difícil que sepa como evolucionar el shooter a lo largo de las próximas temporadas. 

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