Si una compañía se ha ganado a pulso la confianza de los jugadores, esa es Valve. Su trabajo con Steam es prácticamente inmejorable y cada vez que se deciden a desarrollar un videojuego lo hacen con la idea de que se convierta en uno de los mejores de todos los tiempos. Portal o Half-Life son ejemplos evidentes de una filosofía de trabajo en la que la calidad está por encima de cualquier otra cosa. Apenas hay tachones en el historial de la empresa dirigida por Gabe Newell y en la mayoría de las ocasiones los fallos tienen más que ver con estrategias de negocio desacertadas que con la calidad de los títulos en sí. Era algo que ya sospechaba, pero que me ha quedado claro tras probar todo el fin de semana el juego desarrollado por ellos que peor valoración tiene en Metacritic.
Un Counter-Strike que no se canceló de milagro
Counter-Strike: Condition Zero se queda en una valoración media de 65 puntos en el agregador de notas más popular entre los jugadores pese a ser analizado por más de 30 revistas de videojuegos en su época de lanzamiento. Lo cierto es que las críticas injustas para el estándar de la época. Esta entrega de la franquicia de Valve pasó por un verdadero infierno de desarrollo. Su lanzamiento estaba previsto para el primer cuarto de 2002 y terminó llegando en marzo de 2004. Por aquel entonces crear un videojuego no tomaba tanto tiempo como ahora y un retraso de 24 meses era algo prácticamente catastrófico. Las mecánicas del shooter, simplemente, parecían no adaptarse de forma correcta a la que era su principal propuesta: centrarse en modos para un solo jugador.
Hasta cuatro estudios trabajaron en el desarrollo de Counter-Strike: Condition Zero
La idea de Valve era simple y parecía ganadora. Tras haber conseguido el mayor pelotazo de su historia con el lanzamiento de Half-Life, intentaban replicar el éxito con la que ya era su otra gran franquicia. Counter-Strike estaba arrasando en los cibercafés de todo el mundo y crear una experiencia que combinase un 'multiplayer' mejorado con mucho contenido para un solo jugador –lo que lo hacía más propicio a ser jugado desde casa– parecía una idea sin fisuras. Hasta tres años de trabajo dedicaron a un proyecto que pasó por cuatro estudios de desarrollo diferentes (Gearbox, Ritual Entertainment, Turtle Rock Studios y la propia Valve) . Nadie que lo intentó fue capaz de sacar adelante la idea con demasiado éxito, pero tras tanto esfuerzo y dinero invertido no parecía haber más opción que llevar a cabo el lanzamiento.
El modo campaña de Counter-Strike: Condition Zero se canceló, aunque terminó lanzándose bajo el nombre "Deleted Scenes".
Valve acabó estrenando Counter-Strike: Condition Zero como una colección de dos títulos que recopilaba todo el trabajo de los estudios que habían pasado por el proyecto. Por un lado estaba la versión principal –la que he jugado estos días– y, por el otro, una edición llamada Deleted Scenes. Esta última –de la que seguro que también os hablamos en el futuro– incluye un modo historia con 18 misiones independientes que pueden completarse en unas tres o cuatro horas. Tiene cierta fama en la saga ya que se trata de la única vez hasta la fecha que se ha intentado apostar por una edición de Counter-Strike centrada en el 'singleplayer'. Sin embargo, está lejos de estándares como los que Valve había marcado con el estreno de Half-Life. Más todavía sabiendo que Half-Life 2 se estrenó el mismo año que este videojuego (2004).
Las críticas más repetida a Counter-Strike: Condition Zero
El contenido principal de Counter-Strike: Condition Zero era un modo arcade que ofrecía partidas similares a las del multijugador, pero proponiéndonos diferentes desafíos y llenando los equipos de bots. El jugador, acompañado de hasta cinco aliados controlados por la máquina, debía ganar enfrentamientos en algunos de los mapas disponibles en el online contra un equipo de cinco terroristas de la IA. Por el camino, era imprescindible superar ciertos desafíos. Acabar con un determinado número de objetivos, ganar una ronda en un tiempo máximo de 45 segundos o utilizar un arma en concreto son algunos de los retos más repetidos de esta modalidad.
Las comparaciones son odiosas, pero ese mismo año se estrenó Half-Life 2.
Teniendo en cuenta que la campaña independiente de Deleted Scenes no terminaba de funcionar y ni siquiera estaba completa de lanzamiento (se lanzaron seis misiones extra en actualizaciones), las críticas se centraron en este modo de juego. Lo tacharon de ser poco original, demasiado corto y castigaron duramente los errores de diseño o de la inteligencia artificial. Los personajes controlados por la máquina son buenos disparando en el modo de dificultad más elevado y hasta se mueven de una forma muy interesante por el mapa. Sin embargo, se les complican tareas simples como rescatar rehenes o desactivar bombas. En términos generales, era poco más que un tutorial extenso y bastante bien llevado para que no nos echaremos a temblar cuando finalmente diéramos el salto al modo en línea.
El sistema con el que se puntuaba a los videojuegos por entonces no favoreció a Counter-Strike: Condition Zero
Pese a todo, el verdadero problema estaba en el precio. Según señalaba el análisis de IGN en el año 2004, los 40 dólares que costó de lanzamiento eran demasiado para un juego que añadía tan poco contenido. Aunque una versión mejorada, la mayor parte de los mapas y mecánicas no dejaban de llegar como herencia de la versión original de Counter-Strike. Por entonces, además, los análisis solían hacerse valorando diferentes categorías (gráficos, sonido, diversión, originalidad y duración) algo que no ayudó al juego. Counter-Strike nunca ha sido puntero en cuanto a gráficos, esta era una edición muy corta y además resultaba poco original. Por si fuera poco, los mencionados fallos en el 'singleplayer' lastraron su puntuación en diversión en ciertas revistas. Así, además de víctima de sus propios errores, también fue castigado por un sistema de puntuación estandarizado en la época que no le favorecía.
Conclusiones del análisis de Counter-Strike: Condition Zero del desaparecido medio "Gaming Illustrated".
Counter-Strike: Condition Zero es fundamental en 2023
Condition Zero no ha mejorado con el paso del tiempo, pero todo lo que hay a su alrededor ha cambiado. La saga ha evolucionado de forma considerable, encaminando ya el estreno de Counter-Strike 2. Además, el juego ya no vale 40 euros, si no que puede encontrarse a precios ridículos durante la mayor parte del año. Yo mismo me había olvidado de que ya lo tenía en mi biblioteca de Steam como parte de algún pack de contenido de Valve y estaba más de dispuesto a pagar el euro que vale para probarlo y hacer este texto. Lo cierto es que hubiera merecido la pena. Es una versión que ha envejecido de una forma sorprendentemente buena, aunque quizá no en el sentido que esperas.
Apenas había regresado a las primeras versiones del CS porque tienen una jugabilidad muy diferente. Simplemente, no me apetecía entrar en un multijugador –todavía hay miles de usuarios activos– y tener que pasar por todo ese trance de volver a aprender cómo se usan las armas o encontrar partidas con unas normas diferentes a las que me he acostumbrado gracias a Global Offensive. En este sentido, el modo arcade de Condition Zero ha sido una oportunidad perfecta. El juego es torpe con los menús, las rondas duran demasiado y si nos morimos pronto se convierte en un verdadero suplicio. Incluso falla en cómo se resuelven algunos desafíos. Sin embargo, allí me veo cada vez que tengo media horita libre para completar una de las rondas del arcade.
Es una forma perfecta de revivir el sonido emblemático del AK-47, las mecánicas de disparo ya eliminadas de la saga o simplemente curiosear para recordar cómo eran las cosas en los primeros años del juego. Me gustan mucho algunos títulos como servicio y me encantaría que existiese una opción similar para jugar la versión de League of Legends de hace 10 años u Overwatch en su parche de lanzamiento. Counter-Strike: Condition Zero, quizás innecesario cuando se lanzó, se ha convertido en una cápsula del tiempo. Tiene algunas cosas buenas y muchas cosas malas, pero es un título que da gusto ver funcionando hoy en día.
Hay un motivo por el que los juegos tan longevos como Counter-Strike evolucionan y modifican sus mecánicas u opciones. Sin embargo, hay algo bonito en entender cuáles eran esos problemas y cómo se solucionaron. También en disfrutar de una diversión sin demasiadas pretensiones reviviendo la que probablemente sea una de esas entregas olvidadas de una saga que parecía no tener ningún borrón. Condition Zero está muy lejos de ser perfecto, pero creo que es un juego que debería probar cualquier fan del CS que tenga un euro suelto y ganas de aprender más sobre la historia de la saga.
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