Análisis de Ministry of Broadcast: Una distopía orwelliana bien diseñada y sorprendentemente divertida

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Como no tienes nombre, te llaman Zanahorio. Quieres cruzar el muro que separa una ciudad y reunirte con tu familia. Para ello, debes participar en un reality mortal. Pero, ¿hasta dónde eres capaz de llegar por la victoria? No lo sabrás si no participas.

El Prince of Persia original siempre será un juego especial para mi. No fue la primera experiencia que tuve con un videojuego, pero sí el primer juego que mi padre trajo a casa y que repasamos de principio a fin, alucinando con cada uno de los secretos que lo llevaban más allá del plataformas común. Me gusta ver que su legado no se ha perdido o, al menos, no ha quedado reducido únicamente a su vertiente tridimensional, porque Ministry of Broadcast recoge no solo guiños, sino claras inspiraciones en la obra de Jordan Mechner.

Veréis, Prince of Persia hacía algo que pocos plataformas se atreven (y el lógico). Tenías que jugar con la anticipación en los saltos. Tener en cuenta la «carrerilla» necesaria para saltar en el borde de la plataforma. Esto frustraba a muchos jugadores, acostumbrados a que sus acciones se representen de forma instantánea en el juego. Tanto es así, que en muchos juegos con plataformas recientes, como Dead Cells, se permiten concesiones en el momento del salto y caída, creando una sensación de riesgo. También hay mucho de esto en Ministry of Broadcast. La obra del estudio homónimo quiere que sientas el peligro en cada abismo hacia una muerte que parece inevitable y que es retransmitida por televisión por el Regimen.

Tu personaje no tiene nombre, como el Príncipe. Aquí eres carne de cañón. Un concursante más que prueba suerte en este reality macabro con el fin de pasar el muro que divide una ciudad en dos, para reunirte con tu familia. Puede parecer que el juego quiere comprometerse con su ambientación orwelliana y su crítica al voyeurismo, pero nada más lejos de la realidad. Como nadie sabe tu nombre, y dado tu pelo rojizo, todo el mundo te conoce por Zanahorio. Ajá. Los autores no pierden oportunidad de mostrar las pocas luces que tienes, con algunas muertes que llegan a demostrarlo. Todo el ambiente opresivo está salpicado por una sátira bien construida, a menudo limítrofe al humor negro y bobalicón, mientras un cuervo se burla de ti en las decenas de veces que morirás durante la partida.

El retrato que dibuja Ministry of Broadcast es difícil de encajar

Lo cierto es que el retrato que dibuja Ministry of Broadcast es difícil de encajar. Las referencias al estado distópico controlador son claras, pero rápidamente se aleja del tema y centra su atención en los concursantes del programa y cómo utilizas a dichos compañeros en muchas ocasiones para sortear un obstáculo insalvable. En el momento en que crees que el juego lo toma con humor, se vuelve serio y, cuando sospechas que sus autores buscan juzgar hasta dónde eres capaz de llegar por ganar el concurso, vuelven al humor sin ataduras. La única conclusión a la que he podido llegar es que el estudio juega contigo y con tus expectativas como jugador avezado. Quiere romper, ante todo, tus prejuicios sobre lo que es o no es Ministry of Broadcast.

Análisis de Ministry of Broadcast: Una distopía orwelliana bien diseñada y sorprendentemente divertida

Al final, la única forma de conocer la verdad es recorriendo sus distintos niveles. Sortear los peligros a veces requiere de pericia en los saltos y otras de pensar antes de actuar, a menudo empujando objetos o accionado una serie de palancas. Casi siempre implica que alguien va a sufrir daño en el proceso y es fácil plantearse si había otra forma de solucionar el problema. Pese a que últimamente encontramos muchos ejemplos de plataformas de acción rápida, como Celeste, Ori o Super Meat Boy, echaba de menos esta otra vertiente que mezclase las cosas con puzles y con saltos ajustados al borde de la cornisa.

La muerte como ensayo y error

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La arena se divide en varios niveles que irán creciendo en dificultad… e histrionismo

Como digo, hay mucho de Prince of Persia, desde el propio dibujo pixel art del Príncipe que ves en algunos muros, hasta en las puertas que te subían de nivel. De los pinchos del suelo a las plataformas rompibles. Pero también hay de otros referentes de los noventa: Another World y Flashback, que retrotraen al jugador a esas persecuciones donde Lester se salvaba in extremis o ese letal concurso en el que Conrad participaba para conseguir diez mil créditos. Aquí, las plataformas se mezclan con puzles bien diseñados, que nunca estorban y tampoco pretenden detener tu avance. En Ministry of Broadcast, los desafíos se suelen superar con ese clásico ensayo y error que aquí no termina de frustrar porque el reinicio tras cada muerte es inmediato y siempre viene acompañado de sus toques de humor. Sencillamente, no puedes enfadarte cuando olvidas la estalactita tras sortear peligros más evidentes, o resbalas de forma ridícula sobre una superficie cayendo a una muerte segura.

Análisis de Ministry of Broadcast: Una distopía orwelliana bien diseñada y sorprendentemente divertida


Análisis de Ministry of Broadcast: Una distopía orwelliana bien diseñada y sorprendentemente divertida

De hecho, creo que el «troleo» de los autores es más que evidente. Tu personaje pierde las botas al principio y, casi como un coleccionable, podemos encontrar habitaciones secretas con botas que no terminan nunca de adaptarse a él. Pero más histriónico es el rebobinado. He tenido que reiniciar unas cuantas veces de más el juego por colocar el botón que nos permite empezar desde el último punto de control donde el 95% de los videojuegos tienen la pausa en el mando, y estoy seguro de que está hecho así a posta. Cual Bart tocando el cupcake electrocutado en Los Simpsons, sencillamente no aprendía la lección. Nuestro amigo Zanahorio tampoco. Resbalarás por el hielo una y otra vez, caerás demasiado alto, terminarás ahogado y ensartado en pinchos, activarás trampas hacia tu propia muerte… Y en muchas de esas ocasiones lo harás todo sonriendo ante el dantesco espectáculo.

Los puzles son ingeniosos, sin llegar a ser demasiado desafiantes. Le sienta bien la mezcla entre plataformas y puzles

Quizá Ministry of Broadcast pierda en sus últimas horas algo de la frescura de las primeras, pero, cuanto menos, sabe suplantarlo con algunos de los niveles más desafiantes que ofrece el juego. Tanto que los controles, que en los momentos más complejos no responden tan rápido como nos gustaría, pueden llegar a frustrar un poco. Pero en líneas generales, el estudio ha hecho un gran trabajo. Su final no impacta, aunque tengo la ligera sospecha (puedo equivocarme) de que hay algunas variantes en estos tramos que, en una segunda partida, puede que cambien el devenir de los acontecimientos. En cualquier caso, echaba de menos una experiencia como Ministry of Broadcast. Un plataformas salpicado de puzles con un reto ajustado y una divertida ambientación, que saca más de una sonrisa.

Muy Bueno

Sin sello
Análisis de Ministry of Broadcast: Una distopía orwelliana bien diseñada y sorprendentemente divertida

Ministry of Broadcast

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Es difícil que Ministry of Broadcast deje indiferente. Sencillamente está hecho con una artesanía que echaba de menos. Sus puzles y plataformas invitan siempre a continuar, nunca agobian ni desmoralizan. Las salpicaduras de humor van quitándole el protagonismo a la que habría sido la enésima distopía en los videojuegos, y hace bien en ello. Y esa eterna sensación de que los autores no solo «trolean» a tu personaje, sino a ti como jugador, es algo que habría que seguir desarrollando en el medio. Puedes llegar un poco fatigado a sus momentos finales, aunque son muy buenos, y también frustrado por el control en ciertos aspectos, pero Ministry of Broadcast supera bien los obstáculos y queda grabado en la retina del jugador. Como los reality en los que se inspira, es morboso, caótico y nunca sabes qué pasará a continuación.

  • Gran mezcla de plataformas y puzles
  • Su humor: morboso y bobalicón
  • Un juego imprevisible, nunca sabes cuáles son sus intenciones
  • Puedes llegar con algo de fatiga a su último tramo por la repetición, aunque estos niveles son bastante buenos.
  • Cuando se vuelve más exigente, los controles pueden llegar a frustrar.
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español y voces en inglés
Duración:
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