La compra de Activision Blizzard va camino de confirmarse y será tremendamente positiva para los planes de negocio de Microsoft a corto, medio y largo plazo. Sin embargo, si la adquisición va según lo previsto lo primero que se encontrarán los responsables de Xbox será un absoluto desastre. Antes de poder saborear el presumible éxito del nuevo Call of Duty o celebrar la primera expansión de World of Warcraft creada bajo la nueva propiedad, habrán de mirar a lo más profundo del abismo. La Overwatch League lleva años herida y podría morir definitivamente justo cuando los de Redmond tomen el poder. Una situación que ha confirmado la misma Activision Blizzard y que, según afirman, dejará una factura de cien millones de euros.
El gran fracaso de Activision Blizzard 'se lo come' Microsoft
La idea de crear un ecosistema competitivo para un videojuego con un éxito como el que tuvo Overwatch en su lanzamiento era razonable. Sin embargo, las decisiones de Activision Blizzard a la hora de sacar adelante el proyecto fueron muy discutibles. La compañía dejó de lado a los equipos de esports tradicionales, obligando a los clubs a crear filiales vinculados con ciudades de todo el mundo. Así, en lugar de un Cloud 9 relativamente fácil de reconocer por los fans de los esports, los aficionados se sorprendieron al ver competir a London Spitfire. Este fue el primero de muchos errores que no gustaron a los aficionados.
Los responsables de esports de Activision-Blizzard tampoco ayudaron a que se mantuviese el crecimiento en espectadores tras unos primeros años relativamente exitosos. En búsqueda de un beneficio inmediato, abandonaron Twitch en uno de los momentos de mayor auge de la plataforma (comienzos de 2020). En aquella época el servicio de Amazon apenas tenía competencia y, peor todavía, era el lugar predilecto de los aficionados a las competiciones de videojuegos. En esta plataforma se emitían los torneos de Rocket League, Counter-Strike, Rainbow Six o League of Legends. Sin embargo, desde la desarrolladora valoraron más los beneficios inmediatos vendiendo los derechos de retransmisión que la creación de un producto sostenible a largo plazo.
Pese a su éxito inicial, la Overwatch League no creció al ritmo esperado (vía Los Angeles Gladiators).
Todas estas malas decisiones han de unirse a la pérdida de patrocinadores debido a los escándalos de Activision Blizzard, el aumento de la competencia y la falta de novedades en el videojuego entre 2020 y 2022 que hizo caer en picado el interés de los fans hasta el lanzamiento de Overwatch 2. Demasiados errores para una liga que pidió un desembolso de más de diez millones de dólares a los clubs que querían participar en ella. Muchos pagaron encantados, pero han operado en pérdidas desde que entraron en la competición en el año 2016. Siete años de números rojos son demasiados para cualquiera. La liga ha perdido valor y su situación, simplemente, se ha vuelto insostenible.
Una factura heredada de más de 100 millones
En su repaso a los resultados fiscales del segundo cuarto de 2023, Activision Blizzard ha atajado la situación de la Overwatch League. "Tras la conclusión de la actual temporada de la Overwatch League, los equipos votarán un nuevo acuerdo operativo actualizado. Si los equipos no votan a favor de continuar bajo estas nuevas condiciones, se pagará una tasa de rescisión de 6 millones de dólares a cada equipo participante. La tasa total asciende aproximadamente a 114 millones de dólares", explican desde la compañía. En este sentido, serán los propios clubs –los mismos que llevan siete años perdiendo dinero– los que deben elegir entre volver a apostar por el futuro de la competición o recuperar una parte significativa de la inversión.
Overwatch no recibió nuevos personajes desde el 14 abril de 2020 (Echo) hasta 4 de octubre de 2022 (Junker Queen, Soujourn y Kirko).
Por si las consecuencias de las malas decisiones no fueran suficientes, las competiciones de videojuegos en su conjunto están sufriendo un importante retroceso en el año actual. League of Legends es uno de los esports más populares del mundo y en 2023 ha tenido que enfrentar una huelga de jugadores tras tomar medidas que relajaran la presión económica a los equipos que participan en una de sus grandes competiciones. La compañía se veía en una situación muy complicada y, más allá de si actuó o no de forma correcta, tomó la decisión de cambiar las reglas porque los clubs ya no eran capaces de hacer frente a los gastos. La pérdida de patrocinadores, más que de interés por parte de la comunidad, fue responsable de la situación.
Muchos de los clubs que participan en la Overwatch League, como el mencionado London Spitfire, tienen equipos participando en las competiciones de otros videojuegos que ofrecen una mayor rentabilidad. En este sentido y salvo que los nuevos términos de acuerdo de colaboración impliquen una gran inversión por parte de la propia Microsoft, es de esperar que los clubs se retiren exigiendo el dinero que les corresponde. Adicionalmente, queda la incógnita de cuál será el interés de los propietarios de Xbox en los esports.
La trayectoria de Microsoft en lo referido a competiciones de videojuegos no es particularmente buena y, pese a que Halo y Gears fueron esports muy destacados en su momento, ambos dejaron de ser relevantes en este sentido. Adicionalmente y aunque todavía no tiene control de la compañía, The Verge ha informado recientemente de 50 despidos en la parcela de Activision Blizzard deddicada a los esports. Un cúmulo de situaciones que no invita a ser optimistas con respecto al futuro de la Overwatch League.
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