Análisis de Star Wars Jedi: Fallen Order, el juego de Star Wars que no sabías que necesitabas

Su incomprensible promoción lo ha convertido en uno de los tapados del año, algo chocante teniendo en cuenta que es un juego de La Guerra de las Galaxias. En este análisis de Star Wars Jedi: Fallen Order te contamos que hay mucho por lo que ilusionarse con su nueva aventura galáctica.

Al César lo que es del César. Electronic Arts no ha tenido ni mucho menos un gran año. El soporte postlanzamiento de Battlefield V no ha ido como ellos esperaban. Recientemente publicábamos el análisis de Need for Speed Heat y te confirmábamos que la saga de conducción que antaño era una de las estrellas de su catálogo está muy, muy lejos de su mejor momento. A principios de año, por si todo esto fuera poco, lanzaban un Anthem que no hace falta que te recordemos que no ha estado ni mucho menos a la altura de las expectativas. Así pues, ¿cuántos de vosotros confiabais allá por junio en este juego?

Star Wars Jedi: Fallen Order se presentaba en verano de 2018 de la forma más triste posible, con un Vince Zampella (director de Respawn Entertainment) limitándose a recitar su nombre ante la platea. “¿Podemos deducir del título que tendrá sables láser?”, le preguntaba titubeante la presentadora, sin duda horrorizada ante la anticlimática forma de dar a conocer al mundo un proyecto tan ambicioso. “Sí, habrá sables láser. Seréis un Jedi”, se limitó a contestar Zampella. La cosa este E3 2019 mejoró, pero tampoco mucho. Un gameplay bastante largo, sí, pero que al estar lejos de mostrar sus principales fortalezas y hacer gala de una inteligencia artificial tremendamente discreta incluso para una demo de feria, estuvo a la mediocre altura del soporífero EA Play del que formó parte. Hubo quien sentenció el videojuego ya por aquel entonces, craso error. Es una obra formidable, y la enésima reafirmación del talento de sus creadores.

En un año en el que todas las quinielas fijaban a BioWare como la gran esperanza de Electronic Arts para encauzar su año fiscal, ha sido este equipo afincado en California el que le ha demostrado al mundo que la editora todavía tiene mucho que decir. A nivel financiero y de crítica con el formidable Apex Legends y, habrá que ver cómo rinde comercialmente, también dejándonos una propuesta de enorme calidad sobre La Guerra de las Galaxias.

Vídeo Análisis

Star Wars Jedi: Fallen Order, La Esperanza Jedi

Argumentalmente, Star Wars Jedi Fallen Order se sitúa en lo cronológico entre los Episodios 3 y 4 de la saga cinematográfica de George Lucas. Así, los eventos que cierran La Venganza de los Sith, con la imposición de la Orden 66 y la persecución de los Jedi, son los que dan lugar a todo lo que sucede en este videojuego.

Nosotros, de hecho, encarnamos a Cal Kestis, un joven padawan que vive en la clandestinidad de un taller. Por azares del destino, en un momento determinado su mascarada queda al descubierto, y queda expuesto ante los ojos de los inquisidores del Imperio que, rápidamente, se ponen tras su pista. El mundo del protagonista se pone patas arriba, pero a Respawn Entertainment no le interesa profundizar en la psicología del personaje en ese sentido y, pese a que en la recta final sí tratará de construir una personalidad más tridimensional, en los primeros compases toda su vida salta por los aires pero el héroe se recompone con facilidad.

Lo hace en buena medida porque no tarda en tener a sus espaldas a una tripulación de lo más valioso y una potente nave espacial capaz de surcar la galaxia en cuestión de segundos. Los secundarios son arquetípicos, ahí no hay duda: el alivio cómico, la mentora, el líder rebelde… Pero todos ellos componen un interesante fresco que nos acompaña en nuestras aventuras y que tratan de compensar la manifiesta falta de carisma del propio Kestis. Ahí, no obstante, el premio especial es para el encantador BD-1, la auténtica estrella del show.

Se trata del pequeño robot que nos acompaña. De simpático diseño, inocente personalidad y enorme utilidad de campo, es probablemente lo que más recordarás de esta aventura si nos referimos a su reparto. Además, Respawn Entertainment ha tenido la inteligencia de hacer que sea una herramienta tremendamente útil en cuanto a jugabilidad, ya que tiene muchas aplicaciones. Podemos usarlo como tirolina, para hackear determinadas puertas, inspeccionar el entorno e incluso para piratear a enemigos. Al principio es bastante limitado con sus funciones pero, al igual que el propio protagonista, poco a poco iremos descubriendo todo su potencial y convirtiéndolo en un valiosísimo aliado. Más adelante lo describiremos porque la evolución es uno de los puntales del juego.

Todo se nos cuenta en unas cinemáticas majestuosas, cuidadísimas desde cualquier valoración audiovisual que queramos hacer sobre el título. ¿Lo que se nos narra en ellas? Bueno, una historia bastante rutinaria de descubrimiento personal con algún que otro giro no demasiado interesante, pero que ayuda a dotar de algo más de profundidad a todos sus personajes. No se sigue el argumento con especial interés, pero nadie puede decir que no hace los deberes de cara a ofrecer un contexto adecuado para la acción... Eso sí, no va más allá de eso, lo cual decepciona un poco teniendo en cuenta el universo del que proviene. Lo que sí le agradezco al argumento es el no haber caído en lo fácil, y haber apostado por graduar mucho los guiños al fan. Por supuesto, hay homenajes al dedicado seguidor de la franquicia, pero salvo uno bastante grosero que me ha parecido algo fuera de lugar, el resto de los elementos no chirrían durante las entre 15 y 20 horas que te puede llevar terminar la campaña.

Una Aventura como las de Antes

Resulta chocante que, tras años sin cultivar las campañas estrictamente individuales, Electronic Arts haya dado luz verde a un proyecto de estas características. Seguramente, lo bien que lo hizo en su momento Respawn Entertainment con el brillante modo historia de Titanfall 2 ha tenido mucho que ver con ello.

Aquí tenemos un juego bastante conservador en algunos aspectos, como por ejemplo los de las mecánicas de acrobacias que beben directamente de la saga Uncharted sin sonrojo, pero es mucho más atrevido a la hora de trasladar una fórmula netamente Metroidvania a una superproducción de estas características. Algo nada habitual a día de hoy. Pero eso lo desgranaremos más adelante, puesto que uno de los principales focos de atención del juego reside en sus mecánicas de progresión.

Por lo demás, lo que seguramente haremos más en Jedi Fallen Order es combatir, y ahí el juego tiene muy buenos argumentos. Hay cuatro niveles de dificultad y, cuanto más alto sea el que escojamos más satisfactoria será la experiencia. Es uno de esos juegos que gana cuando nos pone al límite, porque es duro pero también es justo. Y lo es porque requiere de enorme precisión por nuestra parte. Hay unas cuantas combinaciones de botones que hay que conocer, no diría que es un juego básico, pero no es una baraja de alternativas abrumadora. Donde reside la verdadera clave del asunto está en los tiempos, en elegir cuándo debemos atacar y cuándo es el momento exacto para defenderse ya sea bloqueando o rodar. La primera alternativa tiene una suerte de medidor de resistencia, así que es la más fácil de usar pero no debemos abusar de ella, pero bloquear es capital y saber hacerlo todavía más. Especialmente en los enfrentamientos más duros, donde dominar este arte es la diferencia entre victoria y derrota.

Lo que también tiene un contador es el uso de la Fuerza, aunque en este sentido no voy a desvelar demasiadas cosas. Solo puedo decir que, como en el resto de elementos del juego, Kestis va desbloqueando poco a poco más y más cosas, comenzando con unos usos bastante limitados y acaba siendo un poderoso héroe. Cuando mezclamos el sable láser con la Fuerza tenemos unos combates tremendamente ágiles que, como digo, en ocasiones requieren una precisión milimétrica, sobre todo con los jefes. No quiero hablar mucho de ellos, como es lógico, pero hay unos cuantos, no demasiado variados pero lógicos en sus comportamientos y habilidades. Obligan a memorizar patrones y son adversarios a la altura de nuestro poder, así que nos pondrán las cosas realmente difíciles. De hecho uno de ellos, en la dificultad Maestro Jedi puso a prueba mi paciencia en innumerables ocasiones. Hay algún problema con la IA que podemos explotar con algunas de las tropas imperiales, y que puedes comprobar directamente en el videoanálisis de Star War Jedi: Fallen Order al comienzo del texto, pero en líneas generales los oponentes son duros de pelar y eso me agrada de sobremanera.

Otro elemento sobre el que pivota la experiencia jugable del nuevo juego de Star Wars tiene que ver con las acrobacias. Ahí no vas a encontrar nada que no hayas visto en lanzamientos del género durante los últimos años, por ejemplo en los Tomb Raider de Crystal Dynamics. Sin embargo, el paralelismo más claro es con la saga Uncharted, con la mayoría de las acciones y movimientos de su protagonista reproducidos y, de hecho, también con muchas situaciones calcadas. En cuanto a falta de innovación es la parte más flagrante del juego y, en realidad, incluso el prólogo puede llevar a equívoco en cuanto a la verdadera calidad del título. No puedo ocultar lo decepcionado que me encontré con las dos primeras horas de juego, un remedo de Nathan Drake nada original. Por suerte, tan pronto como Jedi Fallen Order se deshace de esas referencias, que emplean básicamente a modo de tutorial, se vuelve un juego fantástico y decididamente valiente.

Todo se completa con los rompecabezas, que parecen prácticamente innegociables en un título de estas características. Son sencillos y, en muchos casos involucran el poder de la Fuerza, aunque en otras ocasiones se basan principalmente en el ingenio del jugador. No hay ninguno excesivamente complejo y, en la mayoría de los casos, con una ligera observación se resuelven. Parece que sus responsables no han querido que el ritmo se ralentice más de lo que el propio aficionado pueda desear, de modo que se trata únicamente de ofrecer variedad a la fórmula.

Siempre Mejorando

No quiero entrar en cifras para dejarte que descubras por ti mismo todo lo que el juego tiene que ofrecer, pero una vez sorteado ese arranque titubeante tenemos una nave para nosotros y una serie de planetas que podemos explorar con libertad. Lógicamente, ahí todo es más sencillo si seguimos la historia y los descubrimos en un orden lógico, sin embargo podemos visitarlos como queramos, y ya será el propio juego el que nos vaya poniendo obstáculos en nuestro progreso para marcar hasta dónde podemos ir al principio en cada uno de ellos.

De hecho, el título tiene una suerte de planteamiento Metroidvania que le sienta francamente bien como base jugable. ¿Qué significa esto? Que cada planeta tiene un trazado laberíntico y gigantesco repleto de secretos y cosas que descubrir, y que hay multitud de zonas que están bloqueadas hasta que obtengamos una determinada habilidad que nos permita acceder a ellas. El mapa de los diferentes mundos está realmente bien. Hablar de que llega al nivel de títulos del género como Hollow Knight o Axiom Verge sería un poco exagerado, pero sin alcanzar tal nivel de excelencia sí hacen un gran trabajo y es un placer recorrerlos una y otra vez para comprobar a qué nuevos lugares tenemos paso con cada nueva destreza que liberamos.

Ese es el gran punto a favor del título, el motivo por el que su duración es muy variable en función del perfil de jugador que se acerque a él. Dentro de los planetas no hay viajes rápidos ni nada por el estilo; así que si mostramos algo de interés, todas las idas y venidas provocarán que tengamos bien peinadas sus superficies. Familiarizarse con el mapa será clave en este sentido, y es que encomendarse a nuestra orientación y al nivel de detalle de éste son rasgos que acabaremos adoptando nos guste o no.

Por el camino, como es lógico, desbloquearemos muchos atajos que nos permitirán acortar los viajes (tanto los de ida como los de vuelta). Así que el escenario transmite parcialmente una sensación siempre cambiante, lo que ayuda a entretenernos; y, por si fuera poco, los enemigos se regeneran en cada visita a los diferentes planetas, ósea que siempre hay variedad de situaciones que afrontar y sus superficies nunca quedan desérticas. El juego, además, tiene un sistema de checkpoints relativamente similar a las hogueras de la saga Souls, aunque algo más transigentes, esto no es precisamente un juego de nicho ni quiere serlo.

Si queremos recuperar la salud debemos descansar en esas áreas donde meditar, y para hacerlo veremos cómo a nuestro alrededor vuelven a surgir todos los adversarios caídos. Elegir es clave. Por otro lado, si morimos entre una y otra perdemos toda la experiencia acumulada (a no ser que hayamos llegado a completar la barra y obtengamos un punto de habilidad), y tenemos una oportunidad. Para ello deberemos acabar con el oponente que nos mató en primera instancia, así recuperaremos la experiencia y, así mismo, recargaremos al completo la barra de salud y la de la fuerza. Esto, si sabemos aprovecharlo, supone una ventaja táctica muy interesante en los combates más difíciles, como imaginarás.

Existe, al margen de todas las mejoras que vamos liberando para BD-1 y para el protagonista, un sistema para aprovechar esos puntos de habilidad que tiene la forma del clásico árbol. Ahí podemos ir desbloqueando lo que más nos interese a cambio de esos puntos. Hay cosas muy interesantes y, lo que en primera instancia parecen unas ramas bastante cortas y limitadas, no tardan en abrirse más y más conforme avanza el título y al final hay un abanico bastante respetable. Si a esto le sumamos todos los elementos de personalización cosmética para los atuendos de Cal, para el propio BD-1, para la nave espacial y para nuestro sable láser, tenemos unas opciones de edición más que razonables para lo poco que se prodigan los juegos de estas características en este campo.

La Mejor Forma de ver Star Wars

A un videojuego sobre Star Wars se le presuponen unos valores de producción rotundos e imponentes en lo audiovisual, y es exactamente lo que depara un Jedi Fallen Order que es un título realmente hermoso desde cualquier punto de vista estético. Tiene una dirección artística fantástica, y una ejecución en cuanto a iluminación, animaciones y modelados que nos dejan algunos de los mejores momentos de este año en cuanto a escenarios.

Cada planeta tiene su identidad, y hay un abanico de enemigos interesante que lo pueblan. Todos ellos con mecánicas de ataque y defensa que acabaremos memorizando y que son claves para sacar adelante, claro, pero también con una enorme personalidad en lo visual que les permite desmarcarse del resto. Cómo juega el título con la perspectiva en algunas ocasiones para lograr una épica formidable nos recuerda el pasado de Stig Asmussen, director del juego, en God of War 3, y en líneas generales se trata de una experiencia a la imponente altura de lo que esperábamos.

Hay algunos problemillas, eso sí. Hablando precisamente de la cámara, hay alguna que otra ocasión en la que ésta nos juega malas pasadas. Saltos que parecían fáciles acaban siendo imposibles porque la visión nos traiciona, y hay algunos problemas en combates en pasillos cuando no hay demasiado espacio para que el ángulo reaccione lo que, en un juego tan exigente con la precisión como éste, puede provocarnos alguna que otra muerte no deseada.

También es cierto que el título es algo irregular en la tasa de imágenes por segundo en las versiones de consola, ni tan siquiera con la potente Xbox One X he acabado por tener una estabilidad total. Como siempre en estos casos, y ante el alarmismo que encanta a cierto perfil de aficionados, hay que matizar que no es ni mucho menos algo que enturbie la experiencia porque ni es grave ni es frecuente. Pero sí que es cierto que es algo que, cuando sucede, afea un poco el conjunto general del videojuego. Hay dos opciones para su visualización, la que prima la resolución por encima de la fluidez y otra que hace precisamente lo contrario. Pero debo decir que la segunda alivia algo las caídas de FPS pero no los soluciona por completo, ni mucho menos.

Si hablamos del sonido, el videojuego tiene aquí otro apartado de sobresaliente. La banda sonora es un sentido homenaje a John Williams con algunas partituras que se basan en conocidos temas del compositor de las películas, y un tema principal fastuoso que me ha parecido realmente cautivador. Por otra parte los efectos de audio están a la altura de lo esperado en una producción de estas características y, por último, el juego llega a nuestro país traducido y doblado a nuestro idioma con el fantástico nivel del que suelen hacer gala los trabajos de este tipo por parte de Electronic Arts a España.