Con el regreso de Pokémon Stadium gracias a Nintendo Switch Online, todos hemos recordado el que es uno de los 'spin off' más interesantes en la historia de esta aclamada franquicia de monstruos coleccionables. Un videojuego muy sólido que se alejaba de la experiencia aventurera para ir directamente al grano y centrarse en el combate. Superar retos contra entrenadores manejados por la inteligencia artificial y sudar la gota gorda enfrentando peleas con una dificultad endiablada que en nada se parece a la que suelen ofrecernos los juegos principales.
El título fue un éxito y llegó a convertirse en la primera entrega de una de las sagas alternativas más fuertes de la franquicia. Los juegos de Kanto tuvieron el ahora recordado Pokémon Stadium y rápidamente hubo una secuela directa para añadir las nuevas criaturas llegadas en Johto que también se estrenó en Nintendo 64. Incluso tuvimos un Pokémon Battle Revolution que, sin ser directamente una continuación, sí ofrecía una propuesta similar. Sin embargo, han pasado 18 años desde la última vez que se lanzó un juego de Pokémon con estas características. Esto se debe a muchos factores, aunque os sorprenderá saber que buena parte de la culpa es de la comunidad.
Un nuevo Pokémon Stadium no tiene sentido
Aunque en la época no hacían falta excusas para lanzar nuevos juegos de la franquicia, la saga Stadium nació con dos ideas principales. Por un lado, intentaba ofrecer un acercamiento más espectacular a los combates. Era la única forma de ver a los pokémon en 3D en un videojuego y contaba con detalles que hoy en día han desaparecido de la franquicia. Por ejemplo, Blastoise utilizaba sus cañones para atacar, algo que no ocurre en las últimas generaciones. Adicionalmente, estaba diseñado para ofrecer una experiencia competitiva. Sin irnos más lejos, el primer campeonato del mundo se disputó –ese en el que Knekro quedó tercero– se promocionó a través del ya mencionado Pokémon Stadium.
A partir de aquí es cuando surgen los problemas. Más allá de limitaciones presupuestarias o plazos de entrega, ya nada impide que Game Freak haga las batallas tan espectaculares como quiera. Volviendo al mismo Blastoise, un modelo 3D detallado de esta criatura existe desde la sexta generación. No hace falta crear un nuevo videojuego para que pueda lanzar Hidrobomba utilizando sus cañones o se vea más real, si no que se puede utilizar sin problemas la entrega principal. Es cierto que resulta complejo añadir tantas funciones a un solo título, pero aquí hablamos de la mera posibilidad técnica.
Así ataca Blastoise en Pokémon Stadium.
Además, hemos de tener en cuenta que la saga Pokémon ha ido añadiendo cada vez más mecánicas de combate. Los objetos, las habilidades ocultas, la distribución de puntos de esfuerzo y valores individuales se han convertido en pilares de las batallas. No existiría una buena continuación para la saga Stadium o Battle Revolution que no tuviera en cuenta todas estas nuevas mecánicas. El problema es que un videojuego con estas características ya existe, se puede jugar desde el navegador y es la única gran excepción que conocemos a las habituales políticas restrictivas de Nintendo con las creaciones de los fans.
Pokémon Stadium 'murió' por culpa de la comunidad
Ante la falta de nuevas entregas centradas en las peleas (Battle Revolution salió en 2006) la comunidad tomó las riendas de la situación y en 2011 se publicó Pokémon Showdown. Se trata de un juego de navegador con unos 30.000 usuarios activos en las horas centrales del día que se define a sí mismo como un simulador de combates. Cuenta con más de 80 formatos diferentes que van desde peleas con equipos aleatorios de la primera generación hasta un modo de juego en el que se pueden seguir utilizando las megaevoluciones y casi todas las criaturas existentes en la saga, independientemente de si están en la novena generación o no.
Si pensamos en un nuevo Pokémon Stadium, lo más probable es que se nos venga a la mente un videojuego similar al que conocimos, pero que se estire gracias a funcionalidades en línea. Intentaría atrapar a los jugadores casual con la propuesta de combates con animaciones más interesantes y retos un tanto más difíciles que no llegan a ser imposibles, pero también a los interesados en el competitivo. El problema es que resulta casi imposible contentar a estos dos sectores del público al mismo tiempo. Battle Revolution lo intentó y pasó lo único que podía pasar: los más casual lo tacharon de demasiado competitivo y los más competitivos de demasiado casual.
Pokémon Showdown ofrece batallas en línea en más de 80 formatos diferentes y con equipos completamente personalizables (incluidos EV, IV, Objetos y Habilidades).
En este sentido, Pokémon Showdown es una fuerza positiva para los responsables de la franquicia. Smogon, la página de aprendizaje sobre Pokémon que es responsable de la creación y gestión de este juego web, ha mantenido a los jugadores competitivos interesados en la saga dándoles algo que The Pokémon Company ya no podía ofrecerles. Ese es uno de los motivos principales por los que la página, que por supuesto no tiene ánimo de lucro, no ha sido cerrada incluso trece años después de su apertura.
Crear un nuevo juego que incluya las ya más de mil especies disponibles en la saga, que de el tipo en cuanto a animaciones o que sea capaz de ofrecer un sistema de personalización rápido y efectivo es un esfuerzo atroz. ¿Y para qué iban a hacerlo si ni siquiera sería algo fácil de monetizar a largo plazo?. La existencia de Showdown hace que un Pokémon Stadium no sea necesario y que puedan sus esfuerzos de desarrollo en cosas como Mundo Misterioso o Leyendas Arceus. Son títulos muchísimo más comerciales y adaptados al público que históricamente han querido satisfacer con la marca.
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