La industria del videojuego suele estar dividida entre quienes buscan la épica más épica y quienes prefieren un entretenimiento más inmediato y sencillo. Sin embargo, cada cierto tiempo aparece un título que decide escapar de esa lógica y abrirse un camino propio, en el que no se blanden espadas ni se derriban dragones, sino que se manipulan materiales imposibles, se inventan objetos absurdos y se convive con criaturas que normalmente serían nuestros enemigos. Ese es el espíritu de Artisan Story, una propuesta independiente que llegó este mismo año con la promesa de convertir la artesanía fantástica en el centro de la experiencia.
El taller como universo
La aventura comienza con un taller modesto ubicado en un pueblo fronterizo, un espacio súper pequeño que se convierte en el eje de todo lo que sucederá después. El jugador maneja a un aprendiz de artesano que, a base de ensayo y error, como la vida misma, descubre cómo transformar ingredientes mágicos en objetos únicos. El trabajo manual es el núcleo de la experiencia: la mesa, los estantes y el ambiente del taller no solo sirven para producir aquello que necesitemos, sino que también reflejan la identidad de todo aquel que juega. Lo más estimulante del juego es que el error nunca supone un castigo, sino que nos abre puertas inesperadas. Un experimento fallido puede acabar haciéndonos fabricar un amuleto singular que no estaba recogido en ningún manual, y esa rareza puede convertirse en un producto muy codiciado por los vecinos. Artisan Story se asienta sobre una filosofía clara: la que defiende que no hay manera incorrecta de crear.
Los materiales que alimentan este proceso por el que vamos probando nuestras habilidades no provienen de lugares convencionales. Salir a recolectar materias primas implica adentrarse en cuevas, ruinas y mazmorras llenas de maravillas. Hay flores que florecen solo cuando escuchan determinadas canciones, piedras que emiten lamentos cuando alguien las talla o fragmentos de sueños que deben pedirse prestados a los aldeanos mientras duermen. Lo que en otros juegos sería una recolección más bien rutinaria, aquí se convierte en una experiencia prácticamente narrativa, llena de detalles que jamás esperaríamos.
La mayor sorpresa llega al descubrir que los monstruos de mazmorra no son rivales que tenemos que derrotar, sino criaturas que pueden domesticarse. Un limo bien alimentado producirá sustancias útiles para hacer pociones y un murciélago domesticado volverá a nosotros con polen sacado de los lugares más inaccesibles. Así, estas criaturas dejan de ser enemigos para convertirse en aliados productivos y afectivos, lo que transforma esa relación normalmente negativa que tenemos con este tipo de seres en otros juegos.
Una narrativa desenfadada
Aunque sí que existe una trama principal centrada en el misterio de un gremio de artesanos caído en desgracia y en el motivo por el que los monstruos buscan refugio, el tono general nunca se va mucho del humor ligero. Los diálogos están llenitos de personajes excéntricos y situaciones absurdas que nos vuelven cómplices y nos sacan la sonrisa. Hay un maestro que siempre olvida su propio nombre, un rival que está obsesionado con diseñar la escoba mágica definitiva con ruedas incluidas y clientes que piden objetos imposibles de utilizar solo para poder presumir de ellos. Artisan Story se toma en serio la creatividad, pero nunca la vuelve solemne; digamos que prefiere la risa y la sorpresa a la épica.
Bajo esta superficie juguetona late un diseño bastante complejo. La exploración de los entornos fantásticos es el motor que nos permite reunir materiales, mientras que la experimentación artesanal mantiene viva nuestra curiosidad dándonos resultados inesperados. A todo esto se suma la interacción con los aldeanos, que reaccionan de forma muy distinta según lo que el jugador vaya fabricando. Un vecino puede convertirse en cliente fiel, otro en un coleccionista maniático y otro en el típico crítico constante. De la combinación de todos estos elementos surge una narrativa que hace que no existan dos partidas iguales. Cada jugador termina con un estilo propio que lo define dentro del pueblo: hay quienes son recordados como inventores y quienes pasan a la historia como criadores de limos fluorescentes.
Estética y atmósfera
El universo visual del juego apuesta por un estilo pictórico que está inspirado en cuentos infantiles, aunque lo deforma un poco con un toque surrealista que lo aleja de lo convencional. Los colores suaves dominan la paleta, pero los momentos mágicos explotan en destellos brillantes. Las animaciones intentan reforzar lo cómico con objetos que se doblan y retuercen como si fueran de goma antes de desintegrarse en un estallido de confeti, por ejemplo. El diseño sonoro no se queda tampoco atrás: los compositores decidieron recurrir a instrumentos de juguete, voces distorsionadas y sonidos cotidianos un poco alterados para crear efectos fantásticos. El resultado es una atmósfera ligera y alegre que refuerza todavía más la sensación de estar dentro de un cuento juguetón.
La experiencia de Artisan Story no se limita a lo individual. El modo comunitario invita a compartir las creaciones con los demás como si fueran obras de autor. Los jugadores pueden exhibir sus recetas, intercambiar objetos y participar en eventos donde se plantean desafíos colectivos. Incluso se proponen retos para fabricar el objeto más inútil del reino.
El estudio responsable está formado por un grupo reducido de artistas visuales y diseñadores que venían del mundo de la animación. Este background explica esa estética tan particular y la importancia de lo visual y lo sonoro. La inspiración, según cuentan, proviene de simuladores de granja como Harvest Moon o Slime Rancher, pero también de propuestas más experimentales y caóticas como WarioWare o Katamari Damacy.
El futuro anunciado
El estudio ha ido adelantando planes de expansión que servirán para ir prolongando la vida del juego. En lugar de centrarse en aumentar la dificultad, los desarrolladores quieren ampliar el catálogo de rarezas. La idea es mantener el universo en constante renovación sin perder su tono de colegueo.
Artisan Story es una declaración de principios sobre la imaginación como motor de aventura. Frente a un mercado lleno de juegos que buscan intensidad, este recuerda que lo más revolucionario es atreverse a jugar con la creatividad. Esa es la artesanía más valiosa que propone.
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