Han transcurrido casi 7 meses del año y, a estas alturas, pocas revoluciones se encuentran a la altura del impacto generado por ChatGPT. La herramienta conversacional de OpenAI, capaz de elaborar redacciones, escribir código y resolver dudas de todo tipo, ha conquistado a cientos de millones de usuarios desde su estreno. Sin embargo, en las últimas semanas ha sufrido un descenso significativo del tráfico que, después de diversas hipótesis, ha llevado a expertos a realizar una investigación para comprobar si realmente ChatGPT está perdiendo capacidades.
En un estudio titulado “How Is ChatGPT’s Behavoir Changing over Time?”, publicado en la plataforma arXiv, investigadores de la Universidad de Stanford y la Universidad de California trabajaron en conjunto para esclarecer si el agente basado en IA es menos capaz en la actualidad que en el pasado. Para ello, compararon distintas versiones de GPT-3.5 y GPT-4, los modelos de lenguaje en los que se basa la versión gratuita y la versión de pago. Y, sorprendentemente, los resultados dejaron patente que las sospechas no van mal encaminadas. O, al menos, no lo van con GPT-4, el modelo de lenguaje más avanzado de la compañía.
El estudio demuestra que ChatGPT está perdiendo capacidades
Un ejemplo del estatus actual de ChatGPT es los resultados que ofrece el bot al identificar números primos. Según relatan en dicho estudio, la capacidad de GPT-4 para llevar a cabo esta acción pasó del 97,6% de marzo a solo el 2,4% de junio, un descenso significativo que demuestra el bajón de rendimiento del bot. Curiosamente, esto no sucede con GPT-3.5, el modelo de lenguaje que da soporte a la versión gratuita y que experimentó una mejora en el mismo tiempo.
OpenAI, los creadores de ChatGPT, niegan sistemáticamente que GPT-4 haya disminuido su capacidad. Peter Welinder, vicepresidente de producto de la compañía, tuiteó hace escasos días para abordar la información e indicó que “no, no hemos hecho que GPT-4 sea más tonto”. A esto, a su vez, añadió un aspecto tranquilizador para los que utilizan la herramienta: “al contrario: cada nueva versión es más inteligente que la anterior”. Y, por último, hizo hincapié en una hipótesis que no deja de ganar fuerza: “cuánto más la usas, más notas los problemas que antes no veías”.
No obstante, la realidad es que la investigación de ambas Universidades demostró que GPT-4, que mejora en algunos campos, sí está perdiendo capacidades en otros. Ello, sumado a los problemas de privacidad ligados a la inteligencia artificial, deja a OpenAI, Google, Meta y otras entidades que están apostando por esta tecnología en una posición delicada. Sea como fuere, OpenAI sigue trabajando en una Súper Inteligencia Artificial que consiga emular las capacidades humanas.
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