Siempre me ha caído mal Jar Jar Binks, y no creo ser el único. Dentro de Star Wars me es difícil encontrar un personaje que genere tantas emociones encontradas como este torpe Gungan. Sabéis que soy un gran amante de esta galaxia muy, muy lejana, pero Jar Jar siempre ha sido una espina clavada en mi corazón friki. Desde su primera aparición en La Amenaza Fantasma, lo encontré irritante y fuera de lugar. Pero bueno… ¡Es Star Wars!
Soy el primero en comprender que la saga Star Wars tiene un evidente foco infantil, y que en él encuentra uno de sus mayores méritos y una de sus facetas más enriquecedoras. Pero incluso en esas, sus chistes de flatulencias y tropiezos constantes eran un contrapunto humorístico que, a mi juicio, no encajaba en la narrativa de una saga que aborda temas como la caída de la democracia y los dilemas morales de los Jedi. Sin embargo, después de conocer el final de su historia en la novela Aftermath: El Fin del Imperio, he aprendido a verlo con algo más de empatía. Quizás, sólo quizás, no fuimos del todo justos con él.
El rechazo a Jar Jar Binks: un fenómeno generacional
Cuando George Lucas introdujo a Jar Jar en La Amenaza Fantasma, era evidente que su objetivo principal era captar la atención de los más pequeños. Y vender juguetes. Su personalidad extravagante y sus bromas podían hacer reír a los niños. A algunos, por lo menos. Pero muchos adultos y fans de la trilogía original no pudieron evitar sentirse defraudados. Jar Jar fue visto como un personaje que trivializaba el tono serio de la saga, y las críticas no tardaron en caer, sobre todo, sobre el actor que daba vida digital al personaje, el pobre Ahmed Best, que poca culpa tenía sobre las decisiones creativas tomadas por Lucas. Su rol prominente en el episodio I se redujo drásticamente en las entregas siguientes, hasta convertirse en poco más que un breve (pero importante) cameo en La Venganza de los Sith.

Es cierto que algunos momentos protagonizados por Jar Jar Binks me siguen dando dentera. Pero reconozco que, aunque metida con calzador, me resulta interesante su participación en el senado galáctico, donde, con su característica torpeza, otorga poderes de emergencia a Palpatine, allanándole el camino para convertirse en emperador. Este hecho ha alimentado teorías de fans que imaginan a Jar Jar como un Sith oculto, manipulando los hilos desde las sombras. Aunque estas ideas son fascinantes y divertidas, la realidad que nos muestra el canon es mucho más trágica y humana.

Un giro metatextual en Aftermath: El Fin del Imperio
La trilogía de novelas Aftermath de Chuck Wendig se sitúa entre El Retorno del Jedi y El Despertar de la Fuerza, explorando las secuelas de la caída del Imperio. Es en el tercer libro, El Fin del Imperio, donde encontramos un breve pero significativo capítulo dedicado a Jar Jar Binks. En este relato, conocemos su destino después de los acontecimientos de las precuelas: Jar Jar vive como un payaso callejero en la capital de Naboo.
En la historia, un niño refugiado llamado Mapo se cruza con Jar Jar, quien se gana la vida entreteniendo a los niños con sus payasadas. Sin embargo, los adultos lo evitan, mirándolo con desprecio y culpándolo por los males que asolaron la galaxia. El propio Jar Jar reconoce su papel en los eventos que llevaron al ascenso de Palpatine, un error que lo condenó al ostracismo. A pesar de su tristeza, sigue esforzándose por hacer reír a los niños, quizás porque es lo único que le queda.

Esta escena es mucho más que una simple anécdota; es un guiño metatextual que refleja la relación de los fans de Star Wars con Jar Jar. Al igual que los ciudadanos de Naboo, los adultos en el mundo real rechazaron al personaje, mientras que los niños lo encontraron entrañable. La decisión de presentarlo como un artista callejero ignorado por los mayores subraya cómo el rechazo público moldeó su destino tanto dentro como fuera de la pantalla.
Este giro también recontextualiza al personaje, mostrando una faceta más trágica y compleja. Jar Jar no es un villano ni un títere de un Sith, sino alguien que cometió errores y sufrió las consecuencias. ¿Y quién no? Al menos Jar Jar es sincero sobre ello. Su historia nos invita a reflexionar sobre cómo juzgamos a los personajes (y a las personas) que no cumplen con nuestras expectativas.
Star Wars Jar Jar Binks Meesa Jar Jar Portrait T-Shirt
Es imposible hablar de Jar Jar Binks sin mencionar a Ahmed Best, el actor que le dio vida. Best fue pionero en el uso de tecnología de captura de movimiento, un logro que pasó desapercibido debido a las críticas al personaje. La reacción negativa hacia Jar Jar tuvo un impacto devastador en la vida de Best, quien llegó a contemplar el suicidio. Afortunadamente, el tiempo ha suavizado la postura de muchos fans, y Best ha recibido un merecido reconocimiento por su contribución a la saga.

Esta breve historia de Aftermath me hizo replantearme mi opinión sobre el personaje. Aunque sigue sin ser mi favorito, no puedo evitar sentir cierta simpatía por él. Su historia cargada de culpa y la desaprobación de la gente le confieren un punto final a su historia que no deja de ser un colofón trágico a una vida de marginación. Quizás la próxima vez que veas La Amenaza Fantasma juzgues a Jar Jar con otros ojos: un personaje al que no quiere nadie y que solo pretende hacer reír a los niños en tiempos oscuros, condenado al olvido por quienes lo culpan de todos los males de la galaxia. Pobre Jar Jar. Tal vez, después de todo, no fuimos del todo justos con él. Yo el primero.
En 3DJuegos | Ahora es muy difícil de volver a ver, pero en su primera aparición en Star Wars, el Emperador era una mujer y un chimpancé
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