El género de los superhéroes en el cine ha sido objeto de debate en los últimos tiempos. Los tropiezos de Marvel Studios y DC en sus últimos estrenos parecen indicar un posible agotamiento. Incluso como fan convencido, debo admitir que las últimas películas me han dejado algo frío. Y eso que estoy deseando ver en pantalla grande la llegada de Galactus al UCM, o conocer al nuevo Superman. Pero admito que tengo miedo, miedo a aburrirme, como me pasa últimamente. Sin embargo, no creo que sea el género en sí el que esté agotado, sino más bien los formatos y la fórmula repetida de manera industrial en los últimos años.
El cine de superhéroes ha evolucionado significativamente desde el estreno de Superman en 1978 hasta Iron Man en 2008. En los años 70 y 80, películas como Flash Gordon y Batman marcaron éxitos considerables, cada una con su propio estilo y enfoque. A lo largo de las décadas, películas como The Rocketeer, La Máscara y The Phantom trataron de capturar la esencia de los cómics clásicos y equilibraron la nostalgia con la innovación para llenar las salas de cine de espectadores. Pero el éxito de Iron Man y las primeras fases del Universo Cinematográfico de Marvel revolucionaron el género como nunca antes, estableciendo un universo coherente y lanzando múltiples películas al año. Gracias a esas películas hablamos de un género de superhéroes completamente escindido y ya no de algo comprendido dentro de la ciencia-ficción o el cine de acción. Sin embargo, a medida que la novedad desaparece y se cierran arcos argumentales, la rentabilidad de estas películas ha disminuido significativamente.
Hemos sido inundados con una gran cantidad de películas de superhéroes, pero la mitad de ellas no logran ilusionar, sorprender o emocionar. Es una manera de hacer cine de manera industrial que ni entiende Scorsese, ni me gusta a mí, y de la que salvo, por ejemplo (y con honores) The Batman. Precisamente, porque la cinta de Matt Reeves bordea el cine de autor. Tal vez no sea necesario estrenar 3 películas al año de tu universo cinematográfico, si dos de ellas resultan ramplonas y poco interesantes y solo llegan a las carteleras para llenar un cupo de estrenos, pero, ¿qué se yo? Cuando posea mi propio estudio de cine multimillonario os podré decir con mayor seguridad. Lo que sí os puedo asegurar es que para algunos fans puede llegar a resultar algo dramático pasar de una era dorada, de vivir el sueño, a unos años de desaliento y desilusión. Pero no es la primera vez que ocurre.
Val Kilmer en Batman Forever
Y es que tras el éxito de la primera película de Batman de Burton, llegaron luego las de Schumacher. O la explotación de los X-Men como saga cinematográfica, cuando menos, irregular. No obstante, no podemos descartar que el género de los superhéroes sigue teniendo un atractivo innegable: películas como Logan y Joker han demostrado que el género puede adentrarse en temas más oscuros y complejos, a visiones más personales, escapando de los tropos convencionales y sorprendiendo al público con narrativas inesperadas. La clave está en la exploración de nuevas ideas y enfoques frescos dentro del mundo de los superhéroes.
Renovarse o morir
Tal vez se deba a que soy fan de Doctor Who, pero creo que la solución está en la regeneración. Al reflexionar sobre la evolución del género de los superhéroes, es interesante mirar hacia el pasado y recordar cómo el western y el noir experimentaron su propia revolución. Estos géneros aparentemente agotados fueron revitalizados al introducir nuevas ideas y formatos. Películas como Sin Perdón y Bailando con Lobos rompieron con las convenciones establecidas del western. El propio John Ford de La Dirigencia (1939) no es el mismo de Centauros del Desierto (1956). Chinatown (1974), Muerte entre las flores (1990) y L.A. Confidential (1997) reinventaron el noir. Del mismo modo, el género de los superhéroes está en constante cambio, explorando nuevos enfoques narrativos y presentando personajes más complejos y multidimensionales.
El impacto de Spider-Man: Un nuevo universo
Uno de los ejemplos más destacados de la capacidad de innovación del género de los superhéroes son las nuevas películas de animación Spider-Man. Dos producciones que rompen barreras con su estilo visual único y su narrativa arriesgada, demostrando que el género de los superhéroes, incluso con el mismo personaje, puede trascender las limitaciones del live-action y ofrecer experiencias cinematográficas verdaderamente novedosas. La primera película fue aclamada por la crítica y ganó el premio Óscar a la Mejor Película de Animación en 2019, lo que demuestra el impacto que puede tener la innovación en el género.
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Y no hace falta realizar un cambio de formato tan drástico, Batman es un personaje del que han llegado a convivir casi simultáneamente en los cines dos versiones distintas. La simultaneidad de los Batman interpretados por Ben Affleck y Robert Pattinson presenta dos enfoques distintos del icónico personaje. Affleck representa a un Batman más experimentado y oscuro, con una estética inspirada en los cómics de Frank Miller y un enfoque más centrado en la acción y el espectáculo. Por otro lado, Pattinson encarna a un Batman más joven y vulnerable, explorando el lado detective del personaje y adoptando un tono más noir y psicológico. Y los dos son, indudablemente, Batman. Ambas versiones han tenido éxito en diferentes aspectos: Affleck ha sido elogiado por su físico imponente y su interpretación intensa, mientras que Pattinson ha traído un enfoque más introspectivo y comprometido con la historia detectivesca del personaje. Puede que te guste más uno que otro, pero está claro que hay público de sobra para los dos, y que llegado el momento, no habría por qué elegir entre uno y otros si los dos ofrecen motivos para disfrutar.
Logan
La solución de los cómics: cambiar para que nada cambie
La necesidad de regeneración y renovación en el cine de superhéroes guarda un paralelismo con los cambios que experimentan los personajes en los cómics. Al igual que en las viñetas, estos ciclos de transformación permiten revitalizar y relanzar las franquicias, atrayendo tanto a los seguidores de siempre como a nuevos espectadores y lectores. No creo que sea una fórmula infalible, bien sabe Kirby (esté donde esté) que no quiero volver a ver la muerte del Tío Ben en ningún tipo de formato. Pero como bien explica la recomendable Spider-Man: Across the Spider-Verse, se trata de un momento definitorio del personaje, y es fundamental para que un nuevo público, tal vez los más jóvenes, comprendan qué significa ser Spider-Man.
The Batman
En los cómics de Marvel y DC, personajes icónicos como Spider-Man y Batman han experimentado múltiples transformaciones a lo largo de los años. Autores tan dispares como Stan Lee, Brian Michael Bendis, Frank Miller y Grant Morrison han dejado su huella en estas renovaciones, aportando nuevas perspectivas y narrativas, pero enmarcados siempre en la misma historia. Cambiándolo todo cíclicamente para que, a la larga, nada cambie. Lo explicaba magistralmente el imprescindible artista de Marvel y DC Carlos Pacheco: "Los superhéroes cambian de traje porque es lo único que pueden cambiar"
De manera similar, en el cine de superhéroes, hemos visto la necesidad de evolucionar y adaptar a los personajes. El Batman interpretado por diferentes actores, desde Michael Keaton, Val Kilmer, George Clooney, hasta Ben Affleck y Robert Pattinson, muestra cómo cada versión busca imprimir su propio estilo y enfoque. Pero al final, es siempre lo mismo: el huérfano que en busca de venganza se convierte en un oscuro vigilante de Gotham. Pero estos ciclos de cambio en los cómics y el cine no solo mantienen la frescura de los personajes, sino que también permiten la llegada de nuevos seguidores. Al revitalizar las franquicias, se crea una oportunidad para que los espectadores y lectores descubran las ideas originales y definitorias de los personajes, generando un nuevo interés y entusiasmo en torno a ellos. ¿Es esta la solución para la situación actual?
Vengadores: Endgame
Idealmente, la regeneración y renovación en el cine de superhéroes debería seguir un patrón similar al de los cómics, permitiendo relanzar y revitalizar las franquicias. Estos ciclos de cambio facilitan la llegada de nuevos espectadores y lectores, asegurando la perdurabilidad y relevancia de estos personajes icónicos. El agotamiento del género del cine de superhéroes podría beneficiarse de la introducción de nuevas ideas y formatos, está claro, así como de la presentación de nuevos personajes. Aunque personajes como Capitana Marvel y Doctor Extraño no han logrado reemplazar exitosamente a Capitán América e Iron Man, respectivamente, la incorporación de nuevos héroes con historias frescas y diferentes enfoques podría revitalizar el género y atraer a una audiencia más amplia. Aunque, al final, lo importante, es que nos cuenten buenas historias.
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