Smackdown vs Raw sigue siendo un título muy recomendable para todos aquellos que quieran pasar un buen rato con un divertido juego, tanto en individual como en multijugador. Puede ser repetitivo a medio plazo, y tampoco incluye muchas novedades pero, sin duda, a todos aquellos que disfrutan con el wrestling les encantará.
SNK nos brinda un brillante título de lucha 2D que, pese a su falta de originalidad, ostenta una jugabilidad realmente enganchante, múltiples modalidades de juego y un plantel de personajes más que generoso. Gracias a títulos como este los fans de los juegos de lucha tradicionales en 2D pueden seguir disfrutando de su adorado género, algo descuidado en los últimos tiempos.
Los entusiastas de la lucha libre americana pueden escoger entre un buen número de títulos de calidad. Y aquí tenemos el último de ellos en llegar, juego que presenta como mayor reclamo a su sensacional plantel de luchadores seleccionables. Al margen de su calidad y de resultar bastante divertido y completo, WWE All Stars supone un tributo a dicha competición.
Las peleas técnicas de Virtua Fighter 5 regresan con una versión retocada del mismo. No es el mejor exponente del género ni por asomo y presenta limitaciones jugables y técnicas sensibles, pero teniendo en cuenta su bajo precio y carácter DLC, se trata de un título más que decente.
Esta vez el Dragon Shenron se ha portado bien. Nuestro deseo de obtener un Dragon Ball a la altura ha sido concedido con un Xenoverse que combina una trama original, mucha personalización, posibilidades online y fidelidad manganime para darnos un videojuego por el que merece la pena ponerse a buscar las bolas del dragón.
Debido a la esencia fugaz de los Beat´Em-Up, la desarrolladora japonesa ha acertado de pleno en su decisión de incluir dos títulos de este sub-género -uno excelente y otro injustamente olvidado. Asimismo, la amalgama de extras como el cooperativo online o los retos opcionales convierten Final Fight: Double Impact en un producto largo a un precio irresistible.
Capcom recupera uno de sus arcades de lucha de culto de manera notable, mostrando una jugabilidad realmente revigorizante y ciertas mejoras sensibles en relación al original, como su convincente sistema de juego online.
Más grande y vistosa pero con pocas novedades en lo jugable, la secuela de Zeno Clash conserva intacta la frescura y originalidad del título original; lo que ya es decir mucho. Le ha faltado algo más de variedad en sus situaciones de juego y un sistema de combate algo más complejo para ganar ese plus de calidad extra que lo ha alejado del sobresaliente.
La primera y la tercera entrega de los clásicos Dragon Ball Z Budokai de PS2 han sido recogidas en este recopilatorio que calmará las ansias de coleccionismo de los seguidores de la saga de Akira Toriyama. A pesar del tiempo transcurrido ambos títulos se dejan jugar, pero echamos en falta más novedades y, sobre todo, la inclusión de la segunda parte de la franquicia original.
Spike se despide de la saga Dragon Ball Z con un episodio imperfecto pero interesante, que supera claramente en prestaciones al insulso Raging Blast 2. Sus puntos fuertes radican en el modo de juego Historia y en la posibilidad de crear a nuestro propio personaje, opciones que nos mantendrán ocupados durante muchas horas.
Coincidiendo con el aniversario de The King of Fighters, SNK publica posiblemente el título más completo e irregular de la saga. Gran diseño artístico, buena jugabilidad y decepcionante realización técnica. Sólo para verdaderos fans de la saga.
El Puño de la Estrella del Norte 2 es un beat´em up de la vieja escuela que sirve para conmemorar el 30º aniversario de la serie manganime. Aquellos a los que les gusten este tipo de propuestas seguro que consigue engancharles. El resto puede encontrarlo demasiado repetitivo, como ocurre siempre en estos casos.
Correcto juego de peleas que prometía ser un añadido imprescindible al catálogo de Xbox 360, pero que queda lejos de ello. Resulta ser finalmente una interesante segunda opción tras Dead or Alive 4, que muchos ni siquiera se tomarán el tiempo de sopesar por su carácter semierótico y su sencillo planteamiento.
Muy lejos queda Dragon Ball Z: Burst Limit de lo que los aficionados esperaban del salto a la nueva generación. El título de Namco deja la impresión de que premeditadamente no se ha querido poner toda la carne en el asador en esta entrega para seguir explotando las series sin muchos esfuerzos en el futuro.
Los animalitos de Digimon protagonizan un arcade de lucha destinado a satisfacer las ansias de peleas de sus incondicionales. Y ya está. Se trata por tanto de un juego bastante limitado que ofrece como mayor punto de interés el tirón de la saga, lo cual puede bastar para los más infantes pero que queda corto para el resto de usuarios.
Nada resulta particularmente memorable o molesto de Raging Blast, y ese es precisamente su mayor problema, quedarse en una peligrosa tierra de nadie. Con una licencia de esta calidad es más que obvio que debemos exigir una mayor calidad para los productos, y es que con dos entregas Next-Gen ya va siendo hora de que la saga levante el vuelo con un golpe de autoridad.
Namco Bandai vuelve a intentarlo con Dragon Ball Z: Battle of Z, un videojuego que pone sobre la mesa un sistema combativo basado en cooperar y competir hasta un máximo de ocho usuarios simultáneos.
El Puño de la Estrella del Norte es un beat’em up masivo a la vieja escuela que recoge elementos de clásicos en consolas como Dynasty Warriors y derivados, todo ello combinado con la atmósfera de la serie. Es un título pensado casi en exclusiva para los fans de Kenshiro y compañía, pero que en cómputos generales no ofrece nada nuevo y está bastante limitado técnicamente.
La ausencia de un modo historia, una experiencia mediocre de batalla y el poco aprovechamiento de las posibilidades de la "next-gen" provoca que concluyamos que Dragon Ball: Raging Blast 2 (como su predecesor) tampoco haya terminado de entrar en la alta definición con una onda vital en condiciones.
Los autores de la serie Budokai Tenkaichi, los nipones de Spike, nos proponen la siempre atractiva idea de colocarnos delante de la pantalla para imitar a nuestros ídolos de Dragon Ball.
Los que disfrutamos en nuestra adolescencia de los salones recreativos acogemos con gran alegría estas propuestas clásicas actualizadas. Sin embargo en este caso, aunque el apartado visual sea bueno y su ambientación mariachi es genial, el desarrollo jugable flojea mucho, dejándonos un sabor de boca agridulce.
Los amantes de la lucha están de enhorabuena en la presente generación, ya que han podido disfrutar de numerosos juegos de este estilo de gran calidad, grupo al que no pertenece Girl Fight. Vacío, falto de personalidad y sin demasiado atractivo, este título no ofrece nada que no hayamos disfrutado más y mejor en decenas de otros arcades de lucha.
Haciendo un gran esfuerzo incluso a los videojuegos más discretos se les encuentra algún punto a su favor, pero Pacific Rim es tan malo, que nos cuesta horrores encontrar algo positivo a destacar. Una vez más, una gran licencia cinematográfica se va al traste con un videojuego mediocre y poco recomendable incluso para los fans de la película.
