Antes era la gente la que pensaba que la inteligencia artificial era una burbuja. Ahora la Reserva Federal de EEUU opina lo mismo

Antes era la gente la que pensaba que la inteligencia artificial era una burbuja. Ahora la Reserva Federal de EEUU opina lo mismo

  • La Reserva Federal de Estados Unidos ve una burbuja en la IA

  • Además de las expectativas, su crecimiento puede llevarse por delante otras industrias

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Rubén Márquez

Editor - Trivia
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Rubén Márquez

Editor - Trivia

Con el mundo acercándose a una inversión de miles de millones de dólares en la inteligencia artificial, son muchas las voces de Wall Street que ya hablan de una burbuja como la inmobiliaria, la del "punto com" o la de los blogs. Para los expertos, la inversión que se está realizando es mayor que la de los beneficios demostrados, y con la moda de la IA llevándose por delante puestos de trabajo, el temor se extiende cada vez más. 

A dichas voces sólo les faltaba un punto sobre la i, que un gigante como la Reserva Federal de Estados Unidos replique su discurso al apuntar hacia la trama de la burbuja. Una que está haciendo que siete empresas acumulen más del 30% del capital haciendo cada vez más ricos a sus CEO y que, pese a la falta de razones de peso para hacerlo, sigue acumulando un gasto de casi el 7% año tras año. Lo peor de todo es que se habla de una burbuja cuando, en realidad, son cinco. 

La Reserva Federal ve una burbuja en la IA

El discurso de Jerome Powell procedente de la Reserva Federal de Estados Unidos destaca que se están viendo "cantidades inusualmente grandes de actividad económica a través de la construcción de IA" y que ese gasto "bien puede estar sesgado hacia los consumidores con mayores ingresos". Apunta además que, lejos de ser habladurías o impresiones personales, "hay mucha evidencia anecdótica que sugiere eso".

El problema es que, para algo que está recibiendo tanta inversión, ni el estado ni la población se están viendo beneficiados del intercambio. Mientras compañías como Microsoft, Nvidia, Apple, Alphabet, Meta, Amazon y Tesla siguen engordando sus bolsillos de forma "inusualmente grande", al otro lado de la valla hay una tasa de empleo "muy, muy baja". Powell afirma que "Si los despidos siguen aumentando, no habrá muchas contrataciones" que consigan equilibrar la balanza.

De ese escenario se apunta que, tal y como ha ocurrido otras veces a lo largo de nuestra historia, desde la obsesión por los tulipanes del siglo XVII a la reciente explosión de los NFT, la IA también es una burbuja destinada a estallar porque ahora mismo su inversión sólo se sostiene en expectativas, y no en beneficios reales que modifiquen de forma radical tanto nuestras vidas como nuestra economía. Sus ventajas y éxito pueden intuirse, sí, pero no se notan más allá de los bolsillos de unos pocos. 

Pero el mayor problema de todos, más allá de haber oficializado en cierto sentido que estamos ante una burbuja con la inteligencia artificial como protagonista, está en el hecho de creer que sólo es una cuando, en realidad, son varias que pueden explotar en momentos distintos y con diferentes resultados.

En realidad son varias burbujas en una

En primer lugar, hay una burbuja especulativa basada en la expectativa. Es la que ha provocado que empresas como Nvidia se acerquen a cifras que han multiplicado por 50 sus beneficios pese a que, según datos del MIT, el 95% de los proyectos piloto apoyados en la inteligencia artificial no obtuvieron el retorno de su inversión.

A la especulativa que afecta directamente a la bolsa, y a cómo se reparten inversiones que no crean trabajos ni generan crecimiento, debe sumarse la burbuja de infraestructura. Sólo en 2025 la industria tecnológica planea gastar más de 1.000 millones de dólares en centros de datos y GPU para dar cabida a todo esa explosión por el interés sobre la IA.

Por el mismo camino va la burbuja de datos y etiquetado, con toda una industria creciendo alrededor de las herramientas de inteligencia artificial para comprar, organizar o incluso crear datos artificiales que sean capaces de nutrir con cada vez más información esa misma IA. Un proceso que requiere de grandes programadores para hacer que la maquinaría siga girando y que, a su vez, ha creado una burbuja de talento con salarios completamente disparados en una pelea por ver quién se queda con la estrella de turno. 

Y por último, una burbuja regulatoria. Tenemos a los gobiernos del mundo creando equipos a contrarreloj para motivar, frenar o intentar controlar la IA, debatiendo sobre su impacto o posibles soluciones a un problema social y económico que cada vez más requiere más recursos y tiempo, pero que no termina de llegar a ninguna conclusión clara. Cinco burbujas en total que, cuando explote una, tarde o temprano se llevará al resto por delante. 

Imagen | Brave Starfish en Midjourney

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