Nada resulta particularmente memorable o molesto de Raging Blast, y ese es precisamente su mayor problema, quedarse en una peligrosa tierra de nadie. Con una licencia de esta calidad es más que obvio que debemos exigir una mayor calidad para los productos, y es que con dos entregas Next-Gen ya va siendo hora de que la saga levante el vuelo con un golpe de autoridad.
El Puño de la Estrella del Norte es un beat’em up masivo a la vieja escuela que recoge elementos de clásicos en consolas como Dynasty Warriors y derivados, todo ello combinado con la atmósfera de la serie. Es un título pensado casi en exclusiva para los fans de Kenshiro y compañía, pero que en cómputos generales no ofrece nada nuevo y está bastante limitado técnicamente.
La ausencia de un modo historia, una experiencia mediocre de batalla y el poco aprovechamiento de las posibilidades de la "next-gen" provoca que concluyamos que Dragon Ball: Raging Blast 2 (como su predecesor) tampoco haya terminado de entrar en la alta definición con una onda vital en condiciones.
Namco Bandai vuelve a intentarlo con Dragon Ball Z: Battle of Z, un videojuego que pone sobre la mesa un sistema combativo basado en cooperar y competir hasta un máximo de ocho usuarios simultáneos.
Los animalitos de Digimon protagonizan un arcade de lucha destinado a satisfacer las ansias de peleas de sus incondicionales. Y ya está. Se trata por tanto de un juego bastante limitado que ofrece como mayor punto de interés el tirón de la saga, lo cual puede bastar para los más infantes pero que queda corto para el resto de usuarios.
Goku pierde energía en un videojuego que presenta fidelidad manganime, numerosas modalidades y un aspecto visual destacable, homenajeando a la etapa de los 16 bits. Sin embargo, desfallece en su sistema combativo. Resulta poco desafiante, llevándose consigo las buenas ideas que había de por medio, como el sistema de ayudantes.
Con un plantel de luchadores formado por personajes de Dragon Ball, Naruto, One Piece y tantas otras grandes sagas de la revista Shonen Jump, es una pena que Spike Chunsoft no haya sabido aprovechar la ocasión para crear un videojuego de peleas de mayor categoría.
Corto a todas luces en contenido: ocho personajes de serie, un modo campaña repetitivo de tres horas que no aporta nada a los seguidores del anime, un insípido modo horda y un supervivencia clásico. Deben gustarte mucho sus mecánicas para poder sacar partido a tan pocos protagonistas en su modo en línea. Y es una pena, porque en lo jugable está lejos de ser un mal videojuego de lucha tridimensional.
Apuesta por extender las bondades de The King of Fighters XIV sin hacer mucho caso a las distintas críticas que se le hicieron al juego en su día: sobrio en lo jugable, presenta un apartado visual y sonoro algo decepcionante para los tiempos que corren y lo que ha sido la marca. Su plantilla de luchadores es difícilmente justificable, pero sí es muy amplia.
Super Kirby Class es otro F2P que te pide tiempo a cambio de progresar en un modo historia muy duradero pero poco variado. Sus mecánicas combativas son interesantes y los villanos numerosos, aunque el planteamiento desfallece a medio plazo, llegando a resultar monótono y poco variado.
La idea de crear un videojuego de Kirby centrado en los combates llama la atención, pero no cuando se hace con la poca profundidad que demuestra Kirby Fighters 2. Aunque en la base es correcto, su innovación es escasa, las modalidades limitadas y su diversión muy efímera.
Le ha faltado un poquito más de todo a Phantom Breaker: Omnia para que pueda recomendarlo con los ojos cerrados. Necesita más trabajo explicando de forma divertida cómo son sus combates, mejorar su apartado artístico y técnico, y ofrecer personajes con una mayor versatilidad.
Persona 4 Ultimax era y es un juego de lucha brillante, pero resulta justificar su compra a los jugadores que ya lo disfrutaron en su día por la poca ambición del reestreno.
Los autores de la serie Budokai Tenkaichi, los nipones de Spike, nos proponen la siempre atractiva idea de colocarnos delante de la pantalla para imitar a nuestros ídolos de Dragon Ball.
Al modelo "free-to-play" usualmente se le asocia con falta de calidad y exceso de ambición recaudatoria por parte de la compañía desarrolladora. En Rise of Incarnates hay un poco de ambas cosas, pero aún así sigue resultando un juego de luchas 2vs2 con buenas ideas y al que no debería negársele una partida.
Tiene todo lo necesario para convertirse en una gran aventura de acción sandbox pero, tristemente, One Piece: World Seeker ofrece un sistema de combate demasiado simple, demasiado torpe, al que acompaña un deficiente diseño de misiones que no están a la altura de la franquicia en la que se basa.
Incomprensiblemente, The Fight resulta ser un juego que prometía mucho, pero que termina por convertirse en uno de los peores títulos para PlayStation Move. Y es que cuando uno de tus principales atractivos radica en la forma de jugar, lo que menos esperas es que en esta faceta presentes un resultado desastroso.
Los que disfrutamos en nuestra adolescencia de los salones recreativos acogemos con gran alegría estas propuestas clásicas actualizadas. Sin embargo en este caso, aunque el apartado visual sea bueno y su ambientación mariachi es genial, el desarrollo jugable flojea mucho, dejándonos un sabor de boca agridulce.
Conseguir una publicadora, SEGA, supuso en febrero de 2010 un cambio drástico sobre un título que prometía ser rápido, realista y maduro.
Los amantes de la lucha están de enhorabuena en la presente generación, ya que han podido disfrutar de numerosos juegos de este estilo de gran calidad, grupo al que no pertenece Girl Fight. Vacío, falto de personalidad y sin demasiado atractivo, este título no ofrece nada que no hayamos disfrutado más y mejor en decenas de otros arcades de lucha.
Fighter Within en Xbox One mejora notablemente lo visto en el espantoso Fighters Uncaged de Xbox 360, pero no es suficiente para que logre aprobar. Falta precisión en los movimientos y hay algunas buenas ideas, pero una ejecución de éstas de una pobreza asombrosa las acaba lastrando. En definitiva una nueva oportunidad perdida para sacar partido de Kinect con un título de lucha.
Haciendo un gran esfuerzo incluso a los videojuegos más discretos se les encuentra algún punto a su favor, pero Pacific Rim es tan malo, que nos cuesta horrores encontrar algo positivo a destacar. Una vez más, una gran licencia cinematográfica se va al traste con un videojuego mediocre y poco recomendable incluso para los fans de la película.
Un sucesor de la saga Super Smash Bros. que rezuma simpatía por los cuatro costados, goza de una estética muy colorida y acertada y posee toneladas de personajes personalizables distintos… pero que desgraciadamente hace aguas en el resto de los apartados.
Este juego de lucha y marcado estilo hip-hop, permite seleccionar entre 70 personajes diferentes con los que pelear en todo tipo de escenarios de ambiente callejero y barrios de los bajos fondos.
Los legendarios Guilty Gear y Guilty Gear XX Accent Core Plus R se han estrenado en un nuevo pack que conmemora el 20º aniversario de la serie de Daisuke Ishiwatari. Distribuido por Pqube, permite disfrutar de la visión 2D de Guilty Gear en su estreno original en 1998 y la última de Guilty Gear XX, uno de los mejores videojuegos de lucha 2D de la historia.
