La realidad virtual ha llegado a Nintendo Switch, y ha sido a través de la línea de productos Labo. Una solución de bajo riesgo y coste de producción, pero que os puede ser muy interesante si lo que queréis es introduciros en el fascinante mundo de las VR.
Para alguien como yo que no ha llevado nada bien la entrada de la realidad virtual en los hogares (mareos y malas experiencias de juego), me resulta sorprendente cómo Nintendo Labo me ha ayudado a reconciliarme con la tecnología. Tal vez es el primer escalón que necesitaba, y es que de hecho lo veo como un excelente punto de entrada, no sólo para niños, sino para usuarios de todas las edades.
Es cierto que su alcance es bastante limitado por ciertos aspectos que abordaremos en este artículo, pero también hay que considerar que el precio de Nintendo Labo VR Kit es competitivo (apenas 35 euros en su versión básica). La accesibilidad para entrar en la realidad virtual que propone Nintendo creo que, de hecho, no se ha tenido en cuenta lo suficiente. Claro, necesitas una Nintendo Switch, pero el kit en sí no supone un gran desembolso, y además considero que ofrece más de lo que me esperaba.
La sensación de profundidad y de movimiento en 360 grados en un entorno virtual está lograda, y parece sorprendente que se consiga con unos cuantos cartones y unas simples lentes de plástico. Incluye cantidad de minijuegos para experimentar, además de explicaciones sobre cómo funciona la tecnología VR y un taller para diseñar tus propias experiencias. Eso por no contar los típicos detalles por los que se ha caracterizado la serie de productos Nintendo Labo. A pesar de ser bastante escéptico y pensar que los japoneses podían aspirar a más, he de reconocer que no hay muchos motivos para quejarse, porque no debemos verlo como Oculus o PSVR. Esa nunca fue la intención, y esa diferenciación es algo que juega en favor de Nintendo.
Realidad virtual entre cartones
Si has llegado hasta aquí, algo te interesará el tema, pero seguro que también te preguntarás si tienes que pasar mucho tiempo montando cartones. La respuesta es muy diferente a la de otros kits, porque en esta ocasión necesitas poco más de media hora de montaje, que es lo que se tarda en construir el visor. Lo bueno es que esto ya te da acceso a una buena cantidad de experiencias VR. Por supuesto, puedes montar el desintegrador para acceder a un par de minijuegos más (bastante interesantes), o puedes hacerte con el kit completo para tener y montar todos los Toy-Con posibles, algo que ya te adelanto que te llevará 10 horas aproximadamente.
Sin embargo, si te basta con descubrir la experiencia y lo de montar no te llama mucho la atención, el kit básico puede resultarte más que suficiente. Es la opción ideal para comprender el interesante ejercicio de ingenio que ha realizado Nintendo. Y aquí incluyo la parte del montaje. Como ocurrió en anteriores kits, os sorprendereis por eso que en su día califiqué como ingeniería de cartón. Hay momentos mágicos. Es una satisfacción cuando ves tu visor montado por ti mismo.
Se incluyen unas esponjas que impiden que la consola se dañe cuando la introduces dentro del soporte de cartón, e incluso trae una especie de tapa roja para que no se salga por los lados. Todo está pensado. Bueno, casi. La inexistencia de una correa nos obliga a sujetar el visor VR con las manos en todo momento, aunque he de decir en su favor que no pesa casi nada, y no resulta tan mala idea después de haber probado las experiencias, que al final son cortas. Casi no da tiempo a que aparezca la fatiga.
Como conclusión, y tras lo experimentado, las sensaciones son positivas
Otro aspecto que no me ha terminado de convencer es que, al menos en nuestro caso, han aparecido motas de polvo en las gafas que resultan algo difíciles de limpiar. Nintendo de hecho no recomienda tocar la parte interior de la lentes, al estar hechas con un plástico especial. No es un gran defecto, pero sí apreciable durante las partidas. Desde aquí os recomendamos que no quitéis la pegatina de protección hasta que hayáis montado al 100% el visor, aunque aún así no descartamos que la suciedad aparezca.
Por otro lado, y quitando estos factores, la experiencia VR es muy interesante. Como habréis intuido, el funcionamiento se basa en que la pantalla de Nintendo Switch genera dos imágenes parcialmente distintas, para que nuestros ojos aprecien la sensación de profundidad. Esto está muy logrado, y a pesar de que el visor no te encierra completamente dentro de la escena VR (quedan unos pequeños huecos por los laterales), sí que me he sentido sumergido en la experiencia. Para ser un dispositivo de cartón y unos cuantos plásticos, el resultado es más que decente.
A estos efectos, debéis tener en cuenta que la resolución de la pantalla es 720p, por lo que cada ojo pasaría a ver una imagen de 360p. ¿Suficiente? Sí, pero también son bastante notorios los píxeles, ya que al final estamos colocando nuestra visión a pocos centímetros de la pantalla. Evidentemente, es algo que palidece ante otras soluciones VR -también más costosas- pero resulta una buena opción si lo que queremos es introducirnos en la realidad virtual, o simplemente contemplar la curiosidad que supone Nintendo Labo VR.
Una experiencia VR completa e interesante
Relativo al software, hay bastantes cosas que comentar. Lo principal es que los tutoriales siguen siendo tan eficaces y fáciles de seguir como en anteriores entregas de Labo. No obstante, lo que más me ha sorprendido es la cantidad de minijuegos existentes: un total de 64 experiencias que podemos jugar sólo con el visor. No son muy profundas, y con algunas no pasaréis más de un minuto, pero merecen la pena: tiros a canasta, control de un coche radiocontrol, saltos en un plataformas bastante curioso… Además, se saca partido de la tecnología de movimiento, con lo que más de una vez tendréis que usar los Joy-Con.
Por supuesto, el plato fuerte corresponde al resto de Toy-Con: un desintegrador que nos mete en un shooter muy movido y divertido; una cámara con la que hacer de reportero gráfico en el fondo submarino; un elefante que nos permite practicar dibujo en una especie de Mario Paint tridimensional; un pájaro con el que surcar los cielos en primera persona… Todo esto está muy bien, pero también os digo que casi todas estas experiencias requieren casi obligatoriamente de sus respectivos Toy-Con. Al no resultar minijuegos imprescindibles, pero sí bien realizados, insistimos en que si no os gusta pasar tiempo montando, el kit básico es suficiente para comprobar el poder de las VR de Nintendo.
Y no todo es crear mediante cartones o jugar a las experiencias dadas. Aparte, como ocurría en anteriores kits de Labo, es posible dar lugar a nuestras propias experiencias. En este sentido, mencionar que se incorpora el Taller VR a la fórmula, mucho más enfocado al 3D. Para que veáis que goza de cierta complejidad, la mayor parte de minijuegos que ha incluido Nintendo están diseñados con dicha herramienta.
Seguramente que también os interese conocer qué tal se comportan Super Mario Odyssey y Zelda: Breath of the Wild en Nintendo Labo VR Kit. La funcionalidad estará disponible a partir del 25 de abril, y promete ser interesante de seguir. Por eso, estad atentos a la revista, porque os seguiremos informando cuando estas actualizaciones gratuitas estén disponibles. Una basada en tres nuevas mini-misiones (Mario) y la otra apoyada en la idea de hacernos contemplar Hyrule desde una perspectiva de realidad virtual (Zelda).
Como experimento, juguete, experiencia… es muy interesante
Como conclusión, y tras lo experimentado, las sensaciones son positivas, más teniendo en consideración el enfoque de la propuesta: intentar llegar a un público no acostumbrado a las VR. En este caso niños, aunque podría ser adecuado para cualquier usuario, siempre que se sienta interesado y tenga conocimiento de las limitaciones que hemos expuesto.
¿Podría haber estado mejor? Tal vez. Un sistema de sujeción o soporte no hubiese estado de más. También hay evidentes y lógicas carencias técnicas: no es un producto puntero dentro de su sector ni pretende serlo, dando como resultado imágenes poco definidas y algo borrosas. Pero como experimento, juguete, experiencia… es muy interesante, y no diría a nadie que lo dejara pasar, porque desde luego tiene su encanto.
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