La campaña de Call of Duty MW2 ha sido una de las grandes protagonistas del Summer Game Fest 2022, y tenemos que reconocer que nos dejó embobados durante casi ocho minutos —un apetecible desfile de gráficos de nueva generación realmente apetecible, sí, ¿estamos igual de dispuestos a absorber todo lo que representa un nuevo CoD en estos momentos?
Mis amigos y yo solemos decir, medio a broma y medio en serio, que las presentaciones de shooters en ferias del calibre del E3, los Game Awards o similares deberían estar grabadas por algún loco del equipo de desarrollo con 50 horas de experiencia en el juego de turno. De esos vídeos que te enseñan qué es posible hacer cuando llevas las mecánicas al límite. Pero entiendo que eso no es buena idea realmente por varias razones, empezando porque no muchos juegan así de verdad y terminando porque yendo a todo trapo no es posible apreciar los detalles que nos venden el juego en primer lugar. En otro orden de cosas, Activision Blizzard llevaba esta semana al Summer Game Fest 2022 el primer tráiler de Call of Duty: Modern Warfare 2. El de este año, digo, no el de hace trece (por si andas muy despistado con el tema). Es un vídeo lento como él solo, con mucho giro de cámara ensayadísimo como estamos más que acostumbrados a ver, pero me gustó —precisamente porque era una pieza para admirar, más que una de desmadre. Y me maravillo por tener que reconocer estas cosas, porque en el equipo de 3DJuegos estábamos todos diciendo "¡oye, no pinta mal!" con tono de interés mientras veíamos la presentación de un juego que con total seguridad traerá la acción de siempre.
El editor norteamericano lleva un par de años con un modus operandi bastante específico en el que introduce cada nuevo CoD con un nivel que también hace las veces de demo técnica. De la misma forma en la que el año pasado Call of Duty: Vanguard me impresionó durante su presentación con aquellos agujeros de bala tan realistas en la puerta o los paños de tela moviéndose con el viento, en esta ocasión MW2 se ha ganado mi respeto con el comportamiento del agua sobre la ropa de los soldados, sobre las vigas del barco o sobre la cubierta del mismo en la demo de la operación Aguas Oscuras. Sé de buena fe que mi experiencia con la campaña no será tan cinemática cuando llegue, porque soy más del tipo de persona que mantiene la tecla W, guarda todos los consumibles a su alcance y no se para a apreciar cosas entre un tiroteo y el siguiente punto de ruta, pero lo que quiero decir es que incluso alguien como yo encuentra el atractivo a una fórmula que hace unos años todos considerábamos manida. Una que ni siquiera ha tenido la necesidad de darse un respiro para volver con más fuerza como hizo (y sigue haciendo de vez en cuando) Assassin's Creed.
Infinity Ward no necesita esa clase de parones, estrategias o cambios: le vale con un salto de motor o mejoras en la simulación del agua para funcionar, porque hasta esa clase de cambios o mejoras vienen acompañadas de nuevas "fantasías" en la mecánica: no sé vosotros, pero ver los contenedores deslizándose a medida que todo el navío se ladeaba con la tormenta me pareció una idea fresca de ver, como mínimo. Es una franquicia que se ha hecho fuerte en esa clase de experimentos, en saltar de una premisa a otra con agilidad y manteniendo el presupuesto de la superproducción que es en todos sus eventos scriptados. Recuerdo con cariño fases igual de prototipo en Vanguard, como las de los señuelos para luchar con un rifle de francotirador como Polina, por ejemplo. Es una fórmula así de sencilla, así de ganadora: juegos simples con cierto encanto propio para cada fase. Confío en que Call of Duty MW2 cumpla con ese factor de frescura, artificial o no, porque es algo que la franquicia lleva muy interiorizado. Si el agua es un foco de novedades, entonces sus responsables encauzarán el nivel de tal forma que sin tiempo de cargas, veamos cómo cae de forma diferente al resbalar de un trozo de plástico o de un pasamanos metálico; cómo dibuja nuevas coberturas o cómo, cuando creemos haberlo visto todo, un destaponamiento termina llevándose por delante a un par de "malos". Es satisfactorio, desde luego.
¿Y qué me preocupa entonces? Pues que dentro de ese marco tan bien afinado, ese caramelito, estemos algo machados a nivel de historia. La Task Force 141, protagonizada por Soap, Price, Ghost y compañía, lleva dando guerra desde hace más de una década. Entre algunas caras nuevas como la del coronel Alejandro Vargas también veremos otras mucho más conocidas como las de Soap o Ghost; y si bien tengo claro que el recorrido de esta aventura será placentero por lo que hemos comentado más arriba, debo reconocer que se me empieza a hacer difícil recordar nombres, gente, hechos. Como jugador medio establecido de la franquicia, sé decirte quién era Echo 1-1 porque participó en la fabulosa misión High Mile Club que tengo grabada a fuego en la memoria; pero si tuviera que explicarle a un amigo qué es lo que va a jugar exactamente, me llevaría un rato hacer cuentas: "es Modern Warfare 2, no confundir con el juego homónimo de 2009 ambientado en 2016, aunque comparte algunos personajes; es la secuela del MW de 2019, que no debemos confundir con Call of Duty 4: Modern Warfare (2007), que también se llamaba así y tenía a estos personajes, pero estaba ambientado en 2011, y si quieres jugar a esos ahora mismo tienes la remasterización del primero que dieron en 2016 con Infinite Warfare o MW2 Campaign Remastered, de 2020". Y si metemos MW3 en el ajo, pierdo los estribos.
Es difícil no caer en su encanto, es un poco como ir a lo seguro tanto para el editor como para el comprador
No entiendo muy bien cómo una compañía del alcance de Activision es capaz de seguir explotando esta queridísima línea de su franquicia en una época en la que prácticamente toda la industria ha pasado página y rechazado los números. Hoy se estilan las entregas del estilo de Ultimate, Origins, Rising y otras ramificaciones genéricas del estilo que no te exigen vivir el capítulo cinco para entender el seis; pero ser capaz de vender una historia tan compleja y con tantos hilos como esta a un público tan descomunal es, para mí, es una prueba más de que el editor confía en la dedicación de los fans. Y eso es parte del juego, claro —a mí me resulta lioso, pero ahí fuera existe gente tan dedicada que consume e hila estas entregas a lo largo de eras muy distintas. Año tras año, como siempre. Ese recorrido de unas pocas horas nunca acaba ahí, es parte de un entramado de soporte que no deja de expandirse con cada lanzamiento. Igual algunos (como un servidor) nos perdemos por el camino o resulta confuso para los recién llegados, pero en última instancia los jugadores fidelizados tienen tanto que absorber, que el blog oficial habla de un universo para una sola entrega. Uno que, por supuesto, también se expandirá.
La 3DCasa cayó ante el efecto de las texturas mojadas, de los contenedores que se resbalan, lo apetecible que resulta ver un Call of Duty fácil de seguir desenvolviéndose con soltura en ese bailoteo de gráficos de nueva generación. Es difícil no caer en su encanto, es un poco como ir a lo seguro tanto para el editor como para el comprador. Sé que caeremos cuando llegue el momento, porque incluso quienes perjuran no tocar el multijugador tienen el gusanillo de la campaña individual; pero cuando llegue ese día (28 de octubre, más en concreto), no hablaremos tanto de esos gráficos —este episodio viene pisando aún más fuerte de lo habitual. De momento, contamos con el regreso de Special Ops en paralelo al PvP, y más allá de eso tendremos un Warzone 2.0 del que todavía no sabemos gran cosa, pero que con total seguridad perseguirá replicar o superar el éxito del primero y de CoD Mobile. Me pregunto si no terminará asentándose en el top 10 de Steam de forma permanente junto con otros inamovibles como PUBG, GTA V o CS:GO. El tiempo lo dirá. Así que si tuviera que hablar con alguien al respecto, en clave de amigo, le diría lo de siempre. "Es CoD, tira p'alante".