Tengo una relación "raruna" con las pelis de Avatar. No termino de estar completamente dentro de ellas. Me gusta mucho el universo creado por James Cameron, me engatusa sobremanera el escenario construído para contar estas historias, su componente de ciencia ficción e incluso su discurso antibelicista y ecológico, por mucho que en ciertos momentos el guión de Avatar y Avatar: El Sentido del Agua carguen las tintas ahí. Incluso los momentos más ñoños van haciéndose hueco en mi corazón. Son dos películas que poco a poco me van ganando. Pero no puedo con los Naʼvi. Entre todas las grandes ideas y maravillosos diseños que presentan las pelis, estos alienígenas azules y patológicamente melancólicos, no me entran por el ojo. Y con todo, no puedo esperar a que Ubisoft me deje perderme en Avatar: Frontiers of Pandora.
Como os decía, el universo creado para la saga Avatar, ese "world building" que se está merendando al James Cameron "rockero" de Piraña 2, Aliens y Terminator, es un terreno de juego fascinante. Incluso ciñéndonos exclusivamente al lisergicamente colorido planeta Pandora, tenemos suficientes elementos que piden a gritos ser puestos en el juego de Ubisoft. Una experiencia interactiva que, en mi cabeza, se parece mucho a un Red Redemption 2 en el que el polvo del camino se cambia por una flora surrealista y los aguerridos vaqueros por marines coloniales y gatos humanoides azules de 2 metros. En primer apersona, además. Lo compro todo. Pero hay cosas que no me pueden faltar.
La libertad de Pandora
Para empezar, la libertad de acción. Me gustaría poder elegir entre ser un terrestre a merced de los letales caprichos evolutivos de un mundo alienígena, y un alienígena con muchos menos recursos tecnológicos pero que hace de su adaptación a un ambiente hostil su mejor arma. Al parecer no disfrutaremos de esta opción, y no nos quedará otra que ser azules y muy altos, pero no puedo resistirme a la idea de enfundarse unos de esos trajes AMP y tirar balas como caramelos en la cabalgata de Reyes. Ni me quiero perder las experiencia de emboscar a una patrulla de invasores colonialistas sin escrúpulos utilizando el sigilo y el entorno. Quiero subir, bajar y avanzar en cualquier dirección durante horas. Y poder pararme y recrearme en los detalles y los paisajes gracias al "modo foto". Se me ocurre una experiencia similar a la de los últimos Far Cry, y para ello el entorno del juego requiere de una libertad de exploración enorme.
La inmensidad de Pandora
Pandora tiene que ser algo realmente apabullante, que transmita la misma sensación de inmensidad que transmiten las películas. Unos espacios que pueda explorar en horizontal y vertical y que encadenen diferentes tipos de terreno: densos bosques, escarpadas montañas, eternas praderas y un mundo acuático que nos haga sentir pequeñitos. Allá donde el jugador dirija la mirada, tanto hacia al cielo como hacia el horizonte, debe sugerir vastedad y aventura.
Dado el planteamiento de la reciente Avatar: El Sentido del Agua, creo que el juego debería hacer un esfuerzo especial por recrear una experiencia acuática sin precedentes. Muchas veces nos encontramos con videojuegos en los que la jugabilidad en el agua (o bajo ella) se reduce a moverse más despacio, empeorar la visibilidad y tener un ojo puesto en el nivel de oxígeno. Seguramente estamos en un momento en la historia del desarrollo de los videojuegos en el que esas mecánicas pueden mejorarse y reforzarse con otras ideas que las lleven a un nuevo nivel.
La biodiversidad de Pandora
Es un planteamiento que se antoja tremendamente exigente, a nivel técnico, con las actuales plataformas de juego, pero que creo que puede alcanzarse en la presente generación. Sin duda Ubisoft y Massive tienen tablas suficientes para lograrlo; y para hacerlo además de una manera orgánica, que funcione como ese concepto de gran organismo planetario que está en las películas . Es importante esta idea de un ecosistema en el que cada rincón está lleno de formas de vida y que estas interactúan entre ellas. Ojalá esa recreación del entorno no se limite al uso de coberturas, o extracción de recursos, y logre transmitir la idea de que todo lo que aparece en pantalla o bien puede ser de ayuda en tu aventura, o bien puede matarte y masticarte (no necesariamente en ese orden).
Ojalá esa recreación del entorno no se limite al uso de coberturas o extracción de recursos
Al hilo de la exploración y del gigantesco terreno de juego que Avatar: Frontiers of Pandora pide a gritos diferentes modos de transporte. Es uno de los elementos que el juego no puede dejar de imitar respecto a las películas: el uso de vehículos y criaturas para desplazarnos y combatir. Me imagino a los mandos de un SA-2 Samson, como Michelle Rodriguez, surcando los cielos alienígenas de Pandora; o a lomos de unas de esas criaturas azules con demasiadas patas, corriendo de una misión a otra. Ya sabemos que disfrutaremos de esta opción, ¿pero hasta qué punto pueden reforzarse estas mecánicas?
La comunicación (y el control) con estas monturas debe ser algo especial. En la fábula cósmica de Cameron esta comunicación tiene más de "comunión" que de simple transmisión de información. Veremos hasta qué punto se puede estrechar ese vínculo entre jinete y montura en un videojuego más allá de lo que hemos visto en The Witcher 3 o Red Dead Redemption 2.
En este punto, además, sería interesante ver cómo el juego se las ingenia para transmitir la sensación de que la equipación tecnológica es también determinante. Los humanos no tal vez no podrán cabalagar alegres por la padrera... Pero tienen tanques, y Pandora es un escenario de guerra. Siendo el arsenal terrícola abrumadoramente superior a la de los Naʼvi, y que donde un bando es una maquina imparable que arrasar con todo lo que se cruza en su camino, el otro es capaz de utilizar medio y recursos para imponerse al contrarío.
El conflicto de Pandora
Todo el despliegue gráfico y jugable de poco nos servirá si el guión del juego no nos ofrece un enganche emocional que nos anime a permanecer pegados a la pantalla. Aquí tal vez el juego pueda aprender de las películas no tanto de lo que hace bien, si no de sus puntos flacos, evitando elementos sobrexplicativos, puntos narrativos previsibles y personajes bidimensionales que dejan al espectador con la palabra "rellenaco" dibujada en los labios. Los conflictos de las diferentes facciones de Pandora, ya sean los de los Naʼvi con los invasores humanos como entre los diferentes clanes deben servir para enmarcar una historia interesante. Que se distancie de lo presentado en las películas para que el jugador pueda disfrutar de su propia epopeya dentro de este universo. Pandora es muy grande, seguro que encontramos un rincón donde protagonizar nuestra propia historia.
Ubisoft es consciente de que un videojuego espectacular entra más fácilmente por los ojos, y eso se traduce en ventas
Massive Entertainment logró aportar supersonalidad a un escenario narrativo tan manoseado como es la distopía cercana de los juegos de The Division, y Ubisoft tiene a gala haber asentado en la memoria colectiva de millones de jugadore personajes tan carismáticos como Ezio Auditore, Kassandra, Vaas Montenegro o Joseph Seed. Dadme un buen protagonista y un villano carismático, y tendremos mucho terreno ganado ahí. Juegos tan populares como los citados Red Dead Redemption 2 o The Witcher 3 son buenos ejemplos del buen sabor de boca que queda cuando se une el portento técnico y las mecánicas de juego con el buen trabajo de escritura del eje narrativo, especialmente al dar voz a los diferentes personajes que estructuran las misiones secundarias y de refuerzo.
El espectáculo de Pandora
La películas de la serie Avatar, como en general el cine de James Cameron, tiene una clara vocación de espectáculo. Un acto social que invita a una experiencia de esas que subliman los sentidos, lo que viene de la mano de unos efectos especiales apoteósicos, un 3D cada vez más perfeccionado y un despliegue piroténico visual y sonoro de esos que hacen que se salten los empastes en la sala de cine. Todo ello sin perder de vista un disfrute plástico en sintonía con el tono (ligeramente "new age") del transfondo narrativo, la moraleja de Avatar, que no por ser una moralina deja de ser cinematográficamente sensacional.
Ese despliegue genera en el espectador un estado anímico único que ojalá pueda trasladarse a la experiencia doméstica de disfrutar de este videojuego. ahí entra en juego la mejora de Snowdrop, un moto gráfico que ya conocemos de juegos tan diferentes como The Division 2 y South Park: Retaguardia en Peligro y que ha sido puesto a punto para esta aventura. Sin duda Ubisoft es consciente de que un videojuego espectacular entra más fácilmente por los ojos, y que un producto atractivo e interesante se traduce en ventas y beneficios, que es a lo que finalmente se dedican este tipo de empresas. Si eso se traduce en una vivencia inolvidable para millones de jugadores de todo el mundo, mejor que mejor.
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