Si algo nos enseñó Forspoken es que, por mucho que la movilidad se cambie con parkour mágico, los mundos abiertos ya no se miden en kilómetros cuadrados. Es uno de los géneros más populares del mundo del videojuego por la libertad que permite al jugador, pero no ha evolucionado como se esperaba durante esta última década. Aunque recientemente Hogwarts Legacy nos ha dado la clave.
La razón para esto posiblemente sea que se nos ha ido de madre el tema del tamaño. Los desarrolladores buscan tener distintos biomas, emplazamientos lejanos y la sensación de una gran mundo por conocer. Esto es un gran punto de venta para el juego, así como una forma de generar variedad mediante el arte y los diseños de escenarios, algo mucho más simple que las mecánicas.
La clave está en la densidad
Aquí es donde entra Hogwarts Legacy. El nuevo juego de Avalanche y Portkey Games sobre el mundo mágico de Harry Potter es un RPG de mundo abierto, quizás el género más manido de la actualidad. Pero a pesar de eso, altera el equilibrio variando el acento desde el tamaño a la densidad.
Como buen químico, os diré que la densidad viene definida por la división de la masa entre el volumen. Es decir, es la cantidad de sustancia que hay por metro cúbico. Si lo aplicamos a los videojuegos de mundo abierto, es la cantidad de cosas que podemos hacer por cada emplazamiento.
El mapa de Hogwarts Legacy comprende el Colegio de Magia y Hechicería, pero también el valle en el que está emplazado el mismo. Esto comprende el archiconocido pueblo de Hogsmeade, pero también pequeñas aldeas circundantes y hasta la rocosa costa de las Highlands escocesas.
Mundos más pequeños... O quizás no
Mundos abiertos como el juego de conducción de Ubisoft The Crew buscó replicar todo Estados Unidos, tenemos a GTA V con una reproducción 1:1 de Los Angeles, y Assassins Creed Oddysey se animó con Grecia y todo el archipiélago de la zona. Y uno de los que más me ha gustado recientemente no es otro que el castillo de Hogwarts.
Aunque el castillo es gigante para un alumno recién llegado, es mucho más pequeño que todos estos ejemplos anteriores. La clave está en que tardaremos muchas horas en explorar cada uno de los rincones de Hogwarts. En cada esquina hay guiños a la saga, pequeños puzles coleccionables y hasta es el emplazamiento de múltiples misiones principales y secundarias.
Hogwarts Legacy cambia metros cuadrados por metros cúbicos, al jugar con la verticalidad del castillo para llenarlo de salas. Reemplaza campamentos de bandidos por puzzles, secretos y guiños al fan. Dinamita el lenguaje del mundo abierto al hacer que sea posible entrar en todas y cada una de las puertas; no son decorado.
Por supuesto, Hogwarts Legacy necesita metros cuadrados de campiña escocesa para sacar provecho a la escoba voladora y darnos oportunidades de combatir, pero no está ahí lo interesante de su diseño. Quizás el futuro de los mundos abiertos sean localizaciones mucho más pequeñas, pero con más sustancia; ya sabéis, más densidad.
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