De nada vale ganar todas y cada una de las batallas si pierdes la gran guerra. Riot Games es una desarrolladora cuyo nombre está ya grabado en piedra. Su importancia en la historia de los videojuegos es indiscutible, tanto por el éxito propio como por cómo ha influido al resto de compañías del mundo. Sin embargo, nada de esto importa porque lo que digamos de ella en el futuro depende de un único proyecto. El MMO de League of Legends es su Gran Pirámide de Guiza. Una obra faraónica que debe recordarse a perpetuidad. El sueño cumplido de los fans tras más de diez años de peticiones. Una idea que, sin embargo, parece resquebrajarse poco a poco. Importante aquí la palabra "parece", porque la realidad es que nadie sabe nada.
El momento más ilusionante de la historia de League of Legends
Riot Games celebró el evento más importante de su historia en octubre de 2019. Lo hizo con motivo del décimo aniversario del lanzamiento de League of Legends. Fue una celebración maravillosa de la historia de la desarrolladora y el camino que estaba por venir. La compañía presentó cinco juegos diferentes: Valorant, Legends of Runeterra, Wild Rift, Project L y un ARPG del que no hemos vuelto a saber nada. También se reveló la existencia de Arcane y Nicolo, CEO de la empresa en aquel momento, cerró el evento por todo lo alto: "¿En serio piensas que eso era todo?". En ese momento no dio más detalles, aunque la situación quedó clara cuando otro empleado de la compañía daba la buena noticia casi un año después. Fue en diciembre de 2020 cuando Greg Street confirmó lo que era un secreto a voces: estaban desarrollando un MMO.
Lo que fue una noche de ensueño se ha terminado por convertir en una pesadilla. Riot Games cometió en su décimo aniversario –y repitió con el anuncio del MMO en 2020– un error que todos los desarrolladores del mundo tratan de evitar. Aunque algunos de los proyectos anunciados por la compañía estaban muy cerca de su estreno (Valorant, Legends of Runeterra y Wild Rift en móviles) otros seguían en etapas iniciales o intermedias de su desarrollo (y aun encima se encontraron la pandemia por el medio). Hablar de un videojuego todavía está en estas fases es un riesgo terrible. Da lugar a especulación, rumores, impaciencia y quejas. También a un análisis casi enfermizo de lo que pasa en la empresa. ¿Dónde está Wild Rift en consolas?, ¿cuándo sale el juego de lucha que anunciasteis hace cuatro años? o ¿tan siquiera existe aquel MMO del que jamás hemos visto nada?
Cuando se anuncia un juego, se convierte en realidad para los jugadores. Ya no se trata de que soñemos con un MMO de League of Legends, ahora queremos saber más. Este tipo de actitudes –si bien son razonables y no pensamos criticarlas– no aportan nada positivo al desarrollo. Hacen que la presión sea mucho mayor y eso aún peor en el caso de Riot. Hay una realidad indiscutible con la compañía. Si no están seguros de que vaya a ser uno de los mejores de títulos de su género, jamás se va a lanzar. Nunca han estrenado algo que no esté a la altura. Hicieron dos veces la primera temporada de Arcane y también dos veces su juego de cartas. Legends of Runeterra pudo lanzarse (se llamaba Proyecto Bacon) en septiembre de 2013. Sin embargo, no estuvieron satisfechos cuando se anunció Hearthstone y se compararon con él. La desarrolladora, con muchos menos ingresos en aquella época, lo canceló todo.
El problema del MMO de League of Legends es que se anunció en una etapa muy temprana a sabiendas de que su ciclo de desarrollo sería muy largo. También conocíamos a los miembros principales del equipo de desarrollo y que íbamos si no alarmarnos cuando abandonaron el proyecto. Greg Street, máximo responsable del juego, dejó su trabajo en Riot Games a comienzos de este año. Un mes después se bajó del barco Justin Hanson, uno de los desarrolladores principales. Ambos tenían sus motivos –en el caso de Greg Street está ligado al fallecimiento de dos familiares– y es algo normal en un desarrollo que algunos trabajadores abandonen por tener una oferta mejor o más cómodo. Son cuestiones habituales que, en este caso, se magnificaron.
A lo largo de las últimas horas han trascendido más malas noticias sobre el desarrollo del MMO de League of Legends. Tal y como informan nuestros compañeros de 3DJuegos PC, un creador de contenido chino habría revelado una conversación privada con un trabajador de alto nivel de Riot Games en el que este le dijo que "de ser diseñador de videojuegos, no apostaría su carrera por este proyecto". La frase es demoledora, pero, de nuevo, da lugar a muchas más incertidumbres que certezas. Parece claro que el proyecto no ha avanzado al ritmo esperado desde que se anunció. Sin embargo, esto no es ni mucho menos el fin del mundo. Sabíamos que iba a ser un desarrollo largo, complicado y que obligaría a la desarrolladora a pivotar muchas veces antes de encontrar una idea definitiva a través de la cual construirlo todo.
Quiero volver a algo que os decía antes. Arcane se hizo dos veces, el juego de cartas se hizo dos veces y el MMO de League of Legends se va a hacer tantas como el proyecto necesite. El problema es que, como en una conversación, el silencio es incómodo. Da pie a que nos pongamos en lo peor y hace eco con esas informaciones que, sin ser necesariamente negativas, tampoco resultan en absoluto positivas. La desarrolladora está pagando las consecuencias de hacer público algo que puede fallar y ahora permite que el gran público deje macerar esos malos augurios. Lo cierto es que, eso sí, la historia está de su parte. Solo tenemos que pensar en Project L. Todo apuntaba al desastre después de varios años sin novedades y sus primeras pruebas jugables han hecho que cualquier duda se disipe.
No me cabe duda de que los próximos anuncios de Riot Games serán más próximos a su lanzamiento. Los desarrolladores pensaban que hacerlo así mantendría el perfil bajo, pero estaban muy equivocados. Después del descomunal éxito de League of Legends a nivel mundial, no existe tal cosa como un “perfil bajo” para nada de lo que haga la desarrolladora.