¡Ya tenemos Steam Deck y es una bestia! ¿Cómo es la experiencia de tenerla en las manos? Te lo contamos todo

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Ya hemos probado Steam Deck y la experiencia es sorprendente. Valve entra en el mundo de las portátiles con una bestia: una consola de alma pecera, completamente abierta y personalizable y con un muy alto rendimiento.

El mundo de las portátiles siempre ha sido muy duro y nunca ha asegurado que la potencia sea sinónimo de éxito. Y, sin embargo, cuando se tiene la Steam Deck en las manos, puedes notar que Valve tenía las cosas claras con este dispositivo: es un producto grande y no se acompleja de ello. Es relativamente caro y destinado a un usuario exigente que quiere llevar su PC y su biblioteca de Steam a cualquier lado.

El resultado es una consola con alma de ordenador, de filosofía abierta y algo experimental, que busca, ante todo, mandar un mensaje poderoso: todos los juegos de Steam, los miles y miles de ellos que hay, pueden ser ejecutados, al menos técnicamente, en este hardware. Y digo técnicamente porque, como veremos, Valve ha decidido lanzar Steam Deck con el hardware preparado, pero con un software que busca ir evolucionando junto a los primeros compradores. En este artículo, me voy a centrar en los aspectos que considero clave del producto en su lanzamiento. Su hardware sí, y el rendimiento que logra en los juegos así como el almacenamiento y la batería; pero también en su ergonomía y si es cómoda a la hora de jugar largas sesiones. También algo muy importante dado su sistema operativo Linux: la compatibilidad. ¿Qué puedes hacer y qué no por el momento con Steam Deck?

El rendimiento en los juegos es, de hecho, más sorprendente de lo que pensaba. Jugar a títulos tan actuales como God of War o Resident Evil Village permite una experiencia completa y a más de 30 frames por segundo, en el caso de Village mucho más cerca de los 60. Esto se consigue gracias a una APU personalizada y muy estudiada que monta un Zen 2 entre 2.4-3.5 GHz y una GPU RDNA 2 con 8 unidades de cálculo. La resolución final termina de crear la magia: un panel de 1280x800 puede no parecer mucho para las resoluciones actuales, pero hace el trabajo en una pantalla de siete pulgadas.

Hardware: conocer a la bestia


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Con esta velocidad y los juegos más actuales, puedes notar la consola trabajando en su interior. Los juegos más exigentes ponen los ventiladores a funcionar al máximo rendimiento y, aunque no es nada escandaloso, sí notorio el ruido que hace. La consola disipa calor por la rendija superior y también hace trabajar a la batería al máximo. Valve prometió entre 2 y 8 horas de experiencia de juego según el rendimiento del mismo, y lo cumple. Pero, en los juegos más exigentes, esta duración de 2 horas puede reducirse un poco si no limitas el rendimiento de la máquina a 30 frames por segundo. Liberando todo su potencial, puede estar por debajo de la horquilla. No he tenido mucho problema de momento con la batería, a decir verdad. Las sesiones que he hecho con la consola cargada han sido lo suficiente como para llegar a una nueva carga.

Títulos como Dead Cells permiten sesiones de juego de hasta ocho horas de batería

Cuando el juego no era de última hornada o no exigía tanto al SOC, la duración se alargaba considerablemente. Las pruebas con juegos en dos dimensiones son las que mejores resultados ofrecen. Jugar a Death Stranding consume mucho porcentaje de batería, pero en títulos como Dead Cells, por ejemplo, te permite esas ansiadas sesiones de juego que llegan a las 8 horas sin tener que conectar el dispositivo.

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El modelo que hemos recibido de Valve es el que más capacidad interna tiene, con un precio de 679€: 512GB de disco SSD que permiten almacenar unos 35 juegos; todo depende, claro está, del peso de cada uno. No obstante, la diferencia de precio de casi 250 euros entre este modelo y el básico puede ser justificada técnicamente, pero para nada obligatoria: el modelo más barato, que cuesta 419€, no debe ser en absoluto desmerecido. Pese a montar un sistema eMMC para el almacenamiento externo, la capacidad de usar tarjetas externas microSD de altas capacidades y a precios asequibles la hacen perfectamente asequible. La experiencia de juego no varía, solo los tiempos de carga y estos no son tan diferentes en muchos de los casos que hemos experimentado entre cargar un juego de la tarjeta externa y el disco interno. El modelo intermedio de 256gb cuesta 549€ y puede ser una buena opción para quien quiera un poco de disco sólido, pero quiero remarcar que el modelo básico es muy buena opción si buscas la mejor calidad/precio.

Por tanto, la máquina cumple a la hora de dar facilidades al jugador según sus necesidades. Es, sin embargo, una máquina con una filosofía distinta: está pensada para mover los juegos presentes y pasados. Si bien seguirá teniendo un rendimiento alto en todos los juegos independientes que salgan en el futuro, su intención no es la de sostener una generación de juegos más ambiciosos de nueva generación que están por venir, como suele ocurrir con cualquier otra consola. Ese tipo de máquina requeriría, muy probablemente, una opción demasiado cara o un dispositivo cerrado; y ninguna opción era buena para Valve.

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Por todo ello, lo mejor a la hora de interesarse por una Steam Deck es saber qué tipo de jugador eres y para qué la quieres. Si buscas llevar tu biblioteca de Steam tal y como está ahora a una portátil, esta es tu consola. En mi caso, por ejemplo, mi intención con Steam Deck es disfrutar del legado de juegos que ya tengo y, probablemente, no más modernos de 2016. Los últimos juegos funcionan muy bien, pero hay cosas que ni Valve puede lograr: la gran cantidad de detalle que tienen los títulos actuales se pierde en una pantalla tan pequeña y prefiero jugarlos en un televisor con altas resoluciones. Muchos de ellos, además, deben ser configurados a calidad baja para conseguir este rendimiento; siguen viéndose espectaculares. Death Stranding es un gran ejemplo de ello, pero sigo prefiriendo relegar la experiencia de estas grandes superproducciones modernas a la televisión.

Mi Steam Deck se nutrirá de juegos independientes, grandes juegos de anteriores generaciones como Dishonored, Prey o Portal 2… mucho JRPG y juego táctico, novelas visuales, aventuras gráficas y emuladores. Para mi perfil de jugador, Steam Deck se ajusta perfectamente ya que busco una máquina con la que disfrutar del legado de mi biblioteca mientras la acompaño con los últimos juegos independientes, como Death's Door. Juegos de este estilo nunca tendrá problemas en ejecutarlos a la perfección.

Ergonomía: Domar a la bestia

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Lo primero que notas cuando sostienes una Steam Deck en tus manos es que es sorprendentemente ligera. Por su tamaño de casi 30 centímetros pudiera parecer lo contrario, pero su peso te permite sostenerla cómodamente sin necesidad de reposar las manos en las piernas, por ejemplo, aunque es quizá la postura más recomendable. Su botonera tiene todo lo que podrías esperar de un mando moderno, con la inclusión de cuatro botones en la parte trasera, R4, L4, R5 y L5; son duros para evitar que se pulsen accidentalmente y he podido probar algunas plantillas, como la de Portal o Prey, que hacen un uso interesante de ellos. De esta forma, puedes liberar los bumpers y los gatillos, y poder saltar o ejecutar cualquier otra acción sin levantar los pulgares de los sticks.

Los botones parecen sólidos. La cruceta es funcional (no sé si me jugaría un shoot'em up a un nivel muy exigente con ella) y posee además dos trackpads que funcionan muy bien y permiten llevar la experiencia de juego de un ratón a la portátil. Me ha gustado mucho poder navegar cómodamente en una aventura gráfica utilizando la interfaz clásica de point & click con cursor o jugar a Darkest Dungeon utilizando ratón, con el que me siento algo más cómodo que los controles de mando. A veces, en juegos algo más exigentes, se necesita un periodo de adaptación: XCOM 2 requiere acciones precisas y, en una pantalla reducida, no es siempre fácil atinar. Otros juegos de estrategia en tiempo real como Command & Conquer posiblemente sean demasiado rápidos en la exigencia de sus acciones.

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Aquí, sin embargo, entran en juego las plantillas de Steam Deck. Como ya vimos con su mando, muchos juegos se beneficiarán de disposiciones oficiales o de la comunidad para encontrar la configuración perfecta, ¿Por qué? Porque el touchpad puede utilizarse a modo de cursor, pero también a modo de ratón y stick para mover la cámara. La pantalla táctil también hace las veces de cursor, permitiéndote siempre que tengas muchos modos distintos de jugar. Pero eso sí, siempre teniendo que dedicar tiempo a esta personalización si buscas algo que no venga por defecto en las plantillas.

Me he dejado un elemento para el final, porque los sticks son quizá uno de los aspectos que menos me ha convencido por el momento de Steam Deck. Por un lado, la disposición de los mismos está a una distancia mayor de la articulación basal del pulgar, lo que hace que el dedo se mantenga un poco más estirado de la cuenta. No hay problema para llegar al stick y moverlo alrededor de su base, pero sí puede dar lugar a ciertas imprecisiones cuando lo mueves a su zona más alejada de la mano. Esto hace que haya tenido que "abrazar" más la consola, subiendo más la mano de su agarre natural, para tener el pulgar más flexionado y ser más preciso.

Aun así, puedes adaptarte a este problema. Está claro que Valve ha escogido esta configuración por la necesidad de incluir el touchpad, no pudiendo colocar ninguna en la postura perfecta. El otro aspecto que me ha generado dudas es la propia superficie del stick. Es muy recta y muy lista, lo que hace que la yema del pulgar resbale considerablemente por su superficie perdiendo precisión. No digo que le vaya a suceder a todo el mundo, pero, en mi caso, tendré que hacerme con unas gomas para mejorar el agarre.

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La superficie del stick es capacitiva y reconoce cuándo el dedo descansa sobre el stick

Hay también un sentido a que se haya escogido este material: la superficie del stick es capacitiva y reconoce cuándo el dedo descansa sobre el stick. Gracias a eso, se puede activar de una forma natural el giroscopio de la consola para apuntar con precisión en juegos en primera persona, por ejemplo. Títulos como Half-Life 2 hacen un muy buen uso de esta característica. Sin embargo, no es la primera vez que veo un stick así: el mando de Oculus Quest 2 posee estas características y, aun siendo más pequeño, ofrece un mejor agarre por unos bordes más pronunciados. Con todo, uno se va acostumbrando a esta disposición. Pese a no ser la más natural o cómoda que encontrarás, he jugado partidas intensas a Ghostrunner y Sekiro, por ejemplo, y he podido jugar con cierta comodidad. Si puedes combinar los saltos y esquives del primero y efectuar el mikiri en el segundo, es que el nivel es bueno. Eso sí, para este tipo de juegos más exigentes en el control, no me veo jugando mucho tiempo seguido y veo a la consola más como una herramienta de apoyo al PC que como mi plataforma principal.

Compatibilidad: adaptarse a la bestia

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Precisamente, hablo de Steam Deck como herramienta de apoyo al PC porque una de las mejores cualidades de funcionar todo en el entorno de Valve es la capacidad de importar tus partidas sin tener que hacer absolutamente nada. Steam Cloud está ahí funcionando desde el momento en que instalas un juego y te permite alternar rápidamente entre portátil y ordenador de sobremesa cuando tú quieras. Esto es uno de los beneficios del sistema operativo SteamOS. Arrancar la máquina es como sentirse en casa creando un menú evolucionado al Big Picture. Es este sistema operativo el que más tiene que evolucionar y el que creo que hace que no sea tan necesario ser uno de los primeros en hacerse con la máquina de Valve. Aunque en el tiempo que la he tenido las actualizaciones han sido constantes (muy constantes), aún le queda mucho trabajo por delante a la compañía. SteamOS funciona en entorno Linux y esto, para materia de videojuegos, tiene ciertos inconvenientes. Las incompatibilidades están a la orden del día y tu biblioteca de cientos de juegos puede verse filtrada bastante si nos guiamos por los que han sido exclusivamente verificados tanto en verde como en amarillo.

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Esto quiere decir que, si bien juegos como Hades, Bayonetta o Dark Souls III, por ejemplo, han sido revisados especialmente para la máquina sin encontrar problemas, hay otros que todavía tienen que pasar por el sistema de verificación. Y es, por el momento, territorio completamente inexplorado. Por ejemplo, jugar a un juego como Command & Conquer es posible, todo parece funcionar perfectamente, pero cuando hay que usar la barra espaciadora para cambiar a los gráficos HD, no hay manera porque el teclado todavía no está implementado. Persona 4 Golden es un juego catalogado como incompatible y, sin embargo, cuando lo probé funcionaba correctamente. Lo que pasa es que en las secuencias de vídeo no hay audio.

Proton, encargado de hacer esta adaptación a Linux, está trabajando para mejorar la compatibilidad; pero son miles y miles los juegos del catálogo de Steam y, por lo general, los más grandes y, sobre todo, los más modernos, son los que están teniendo prioridad. Si vas a hacerte con una Steam Deck, tienes que tenerlo en cuenta, porque habrá juegos de tu biblioteca que se ejecuten a la perfección, como Blasphemous, What Remains of Edith Finch o Vanquish, y otros que no se ejecutarán tan siquiera. Rage 2 no carga, por ejemplo, mientras que Day of the Tentacle lo hace, pero sin sonido.

Steam Deck todavía no dispone de los últimos drivers para Windows y puede dar fallos

Por ello veo a Steam Deck como un hardware muy completo y un software en proceso. Se nota que Valve acaba de abrir mil procesos a la vez que tiene que ir terminando poco a poco mientras establece prioridades. Por ejemplo, usar un USB-C para aprovechar una conexión ethernet ha sido tan sencillo como enchufar el cable. Pero compré un USB-C a HDMI para hacer pruebas en el televisor y, por el momento, la consola no se adapta bien como lo haría una Switch. El menú aparece en 4K, pero los juegos se limitan a los 800p nativos en vez de aprovechar mayores resoluciones. Además, tiene demasiado input lag para jugar. Todo esto se solucionará, no hay duda y la propia Valve lo ha confirmado, pero con el tiempo.

Si Linux es problemático con los juegos, ¿por qué no usar Windows? Al fin y al cabo, Steam Deck es un PC. Sin duda es una opción muy interesante para erradicar las incompatibilidades, pero por el momento no es una opción. La propia Valve ha confirmado que el hardware de la consola todavía no dispone de los últimos drivers para Windows y puede dar problemas gráficos o de sonido. Muchos pensábamos en crear una partición y un arranque dual, pero tampoco es una opción por el momento. De nuevo: prioridades. Valve se está preocupando al principio de la experiencia más a nivel de usuario que del entusiasta que quiera trastear con las tripas y el software de la máquina. Las posibilidades, no obstante, están ahí. Hasta el propio sistema se preocupa de que todas las aplicaciones y juegos fuera de Steam puedan ser ejecutados desde SteamOS, a través de una pestaña propia. Con un solo botón, de hecho, he podido instalar Google Chrome y navegar y ver vídeos. Lo mismo ocurre es posible con Spotify y aplicaciones similares. De hecho, casi todos los emuladores de plataformas clásicas tienen versión nativa de Linux, así que es una funcionalidad que ya está ahí desde el principio.

Mi experiencia con Steam Deck ha sido sorprendente en el rendimiento y algo más limitada en esta compatibilidad. Por su apariencia de consola, puede parecer que todo es conectar y jugar. Creo que en el futuro lo terminará siendo, pero, por el momento, no siempre lo es. Valve sigue retocando su máquina y creo que eso, tal y como están de llenas las reservas y las colas de espera, da buen margen para no tener prisa en hacerse con una desde el primer día. Creo que la compañía de Gabe Newell ha querido recorrer este camino junto a los primeros usuarios, que serán los más entusiastas y entiendan el carácter experimental de muchas de sus funciones. Pero para lo básico, que es jugar, la consola está lista para funcionar con un buen puñado de juegos, mientras que otras características accesorias se irán implementado más adelante a medida que se aumenta la compatibilidad con más juegos.

Con Steam Deck, Valve ha accesibilizado, popularizado y ensanchado el camino para una nueva forma de jugar

Mis expectativas se han cumplido. Durante este tiempo, me pregunté mucho qué uso le quería dar y cumple con lo esperado. De sobra, además, puesto que los juegos más modernos se ejecutan incluso mejor de lo que esperaba. Todavía tengo que hacer algunos ajustes para mejorar la comodidad con su ergonomía y personalizar bien los controles para algunos juegos; no mucho, la verdad: Valve ha creado configuraciones gráficas muy perfeccionadas y no he tenido que tocar apenas parámetros gráficos. Pero para sacarle el máximo partido a lo que es, en el fondo, un PC con forma de portátil, toca cacharrear un poco más; y resulta que a mí cacharrear me gusta tanto como jugar. Steam Deck es una bestia, pero recién nacida. Necesita tiempo para correr y llegar a su máximo rendimiento. Con ella en las manos, uno puede ver que, aunque Valve no haya creado el primer PC con forma de portátil, sí que ha accesibilizado, popularizado y ensanchado el camino para una nueva forma de jugar.

10 cosas que debes saber

  • Un rendimiento incluso por encima de lo esperado. Los juegos más actuales funcionan a muy buen nivel.
  • El menú es muy intuitivo y funciones como Steam Cloud permiten alternar partidas con tu PC.
  • La batería, entre 2 y 8 horas, depende mucho de la exigencia del juego.
  • Todos los modelos son interesantes. El más barato, con el uso de tarjetas externas microSD, es también recomendable.
  • La consola es grande, con un ancho de 30 centímetros, pero sorprende su ligereza.
  • Gracias a los touchpad, la pantalla táctil y el giroscopio, se adapta bien la experiencia de un ratón como cursor o cámara.
  • Los sitcks son algo resbaladizos y no están en la posición óptima para los juegos más exigentes y precisos.
  • El sistema operativo SteamOS funciona bajo Linux, por lo que hay juegos verificados que funcionan perfectamente, mientras otros todavía no son compatibles.
  • Hay muchas funciones que todavía no están operativas, como la conexión a un televisor mediante cable.
  • La instalación de otro sistema operativo como Windows, tendrá que esperar a que estén listos los drivers, pues podría dar problemas.
  • La sensación que nos deja Steam Deck es de ser una máquina sorprendente con algunos aspectos de software que tienen que pulir y una larga lista de juegos por hacer compatibles.

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