A finales de febrero, el mundo conoció la historia de Nadeam Nahas, un estadounidense de 39 años que utilizó los privilegios de su cargo para instalar una granja secreta de criptomonedas en el sótano de un colegio. Como consecuencia, fue acusado de varios cargos y tuvo que subsanar los costes de dicha construcción, una operación que se elevó por encima de los 17.000 dólares solo en gastos relacionados con la electricidad. Y hoy, un mes más tarde, se ha popularizado la historia de una empresa que esconde una mina de criptomonedas en un viejo pozo, una idea que ha traído más de un dolor de cabeza a los vecinos locales.
Como detallan en Mein-MMO, muchos usuarios y compañías siguen buscando beneficiarse del mercado de las criptomonedas, una opción que en los últimos meses ha sufrido marcados altibajos. Por ello, una empresa local del condado de Elk (Pensilvania, Estados Unidos) optó por readaptar un pozo abandonado para instalar su equipo de minería de criptodivisas. Sin embargo, los métodos que han utilizado para poner en funcionamiento su experimento están provocando efectos secundarios en la tranquilidad de los vecinos de la zona.
La minería de criptomonedas puede conllevar alta contaminación acústica
Según recoge el portal alemán, la compañía ha optado por un proceso que se conoce como “minería en boca de pozo” para garantizar el funcionamiento de su granja de criptomonedas. En esta vertiente, un motor se conecta directamente al antiguo pozo de petróleo o gas, razón por la que utiliza las reservas del pozo para proporcionar energía a la criptominería. Por desgracia, el problema es que estos motores son bastante grandes y, por consiguiente, ruidosos, razón por la que los vecinos pueden oír las máquinas a distancia.
Por este motivo, los habitantes de la zona se han quejado de un insoportable zumbido constante que tienen que oír tanto de día como de noche. Además, parece ser que esta instalación se realizó en secreto y sin permiso, un asunto que supondría otra traba más para la granja de criptomonedas. Así, aunque utilizar instalaciones abandonadas para darles una segunda vida no es un asunto novedoso, lo mínimo es contar con los permisos necesarios y, además, poder garantizar que esta nueva vertiente no molestará a los habitantes cercanos.
En 3DJuegos | Un juego técnicamente tan adelantado a su tiempo que ni una generación de consolas que acababa de empezar pudo moverlo