Nada resulta particularmente memorable o molesto de Raging Blast, y ese es precisamente su mayor problema, quedarse en una peligrosa tierra de nadie. Con una licencia de esta calidad es más que obvio que debemos exigir una mayor calidad para los productos, y es que con dos entregas Next-Gen ya va siendo hora de que la saga levante el vuelo con un golpe de autoridad.
Esta adaptación del film del mismo nombre adopta muchos conceptos de la saga God of War… pero desgraciadamente no terminan de cuajar. Y es que, aparte de no ser precisamente un festival para los ojos, las batallas acaban resultando bastante monótonas y carentes de chispa.
El Puño de la Estrella del Norte es un beat’em up masivo a la vieja escuela que recoge elementos de clásicos en consolas como Dynasty Warriors y derivados, todo ello combinado con la atmósfera de la serie. Es un título pensado casi en exclusiva para los fans de Kenshiro y compañía, pero que en cómputos generales no ofrece nada nuevo y está bastante limitado técnicamente.
La ausencia de un modo historia, una experiencia mediocre de batalla y el poco aprovechamiento de las posibilidades de la "next-gen" provoca que concluyamos que Dragon Ball: Raging Blast 2 (como su predecesor) tampoco haya terminado de entrar en la alta definición con una onda vital en condiciones.
Kinect recibe su primer videojuego de conducción, y lo hace con un resultado aceptable, aunque muy mejorable.
El universo Red Faction se completa con este mini-ejercicio de destrucción orientado al multijugador que presenta un claro regusto a un pasado glorioso. Moderadamente divertido en el multijugador, el juego es recomendable para aquellos fans de la serie que buscan partidas rápidas.
Enfrentarse a más de 130 ciclistas mientras se recorren algunos de los parajes más bellos de Francia es una experiencia que cualquier amante de este deporte estará encantado de experimentar. El problema es que el resultado final, aunque correcto, queda lejos del alcanzado en PC con la serie Pro Cycling Manager, mucho más completa a nivel de opciones.
Quizá las prisas por tener el título a tiempo o simplemente un planteamiento jugable no tan acertado como se esperaba han lastrado a este Edge of Time, que pese a ser moderadamente divertido queda muy lejos de lo esperado por la simpleza de su sistema de combate, el pobre diseño de escenarios y niveles, y lo poco aprovechada que ha sido la idea de las acciones combinadas en dos tiempos distintos.
Con unas ocho horas de duración, All Zombies Must Die! resulta ser un juego con buenas ideas con el que se pueden pasar muy buenos momentos, pero la excesiva repetición de misiones y la imprecisión de su sistema de combate terminan por pasarle factura.
Discutible recuperación del clásico Arcade de Los Simpsons que, en su traslado al año 2012, no pasa de ser un Beat'em Up bastante discreto. Repetitivo, limitado y demasiado breve, el juego sólo encuentra su valor en la exaltación de la nostalgia por la que apuesta.
Es un título encantador, con muy buenas ideas de fondo y una acción trepidante que nos hará disfrutar como niños de los divertidos relatos del Baron Dashforth. Pero Foul Play cae demasiado pronto en errores del pasado, con un sistema de combate demasiado simple y un desarrollo de la acción bastante repetitivo.
Dos skins y un desafío compuesto por cinco pruebas es lo que ofrece Initiation por el precio de 6,99 euros. Si ya probaste Nightwing sabes cómo funciona la tónica y qué esperar de este nuevo DLC. Puede dar para algunas horas de diversión, pero su planteamiento podría haber ofrecido más de haber optado por crear una historia a su alrededor.
Namco Bandai vuelve a intentarlo con Dragon Ball Z: Battle of Z, un videojuego que pone sobre la mesa un sistema combativo basado en cooperar y competir hasta un máximo de ocho usuarios simultáneos.
Yaiba no es la visión de Comcept de la serie Ninja Gaiden, es más bien su rústico tributo a la franquicia en clave Serie B. Visto con esos ojos, esta obra puede ser estimable sino pedimos grandes cosas, y es que si esperamos disfrutarlo como miembro puro de la franquicia nos vamos a llevar un disgusto.
Escasos recursos, poco tiempo y falta de experiencia… Probablemente estos han sido los mayores problemas de la nueva desarrolladora dedicada a dar vida a los transformers en el mundo del videojuego. Rise of the Dark Spark cae en lo genérico con un third person shooter monótono, corto y no carente de errores tanto de diseño como de programación.
Los animalitos de Digimon protagonizan un arcade de lucha destinado a satisfacer las ansias de peleas de sus incondicionales. Y ya está. Se trata por tanto de un juego bastante limitado que ofrece como mayor punto de interés el tirón de la saga, lo cual puede bastar para los más infantes pero que queda corto para el resto de usuarios.
especialmente redentor. Es una nueva IP que no aporta nada particularmente nuevo o audaz, y que dentro de sus limitaciones tampoco acaba de resolverlas particularmente bien. Fallan muchas cosas como las físicas o la escasa profundidad, pero su componente accesible y su acertada mezcla de arcade y simulación agradará a más de uno.
Minecraft: Story Mode es un juego de Telltale, sí, pero lo disfrutarán mucho más los grandes aficionados a Minecraft que quieran ver otra perspectiva de su juego favorito, que los fans de la compañía cuenta-cuentos por excelencia.
Keiji Inafune ha tratado de resucitar una de sus obras más majestuosas de su trayectoria, Mega Man, pero no ha conseguido su propósito. Y es que si bien Mighty Nº 9 posee sus virtudes y es una aventura de acción y plataformas de desarrollo 2D que puede llegar a divertir a un grupo de usuarios, lo cierto es que queda lejos de lo que muchos esperaban.
Kingdom Under Fire: Circle of Doom obtiene poco más de un aprobado por sus valores de producción, por el multijugador cooperativo y porque, pese a resultar insatisfactorio, no es un juego insultante o malo; sencillamente termina siendo aburrido.
Rise of the Argonauts innova en la dirección equivocada. A pesar de que la historia y el contexto mítico resultan aspectos interesantes, lo cierto es que las repetitivas mecánicas jugables y las abundantes deficiencias técnicas hacen del videojuego una experiencia aburrida y monocorde de la que se esperaba mucho más.
La presencia de un guión caótico y con saltos inadecuados, hacen de esta penúltima entrega un título que deja bastante que desear en aspectos de documentación, pero que recoge a la perfección una ambientación sonora y la forma gráfica de los decorados y modelos, creados con esmero para asimilarse a la realidad.
Repetitivo y con un sistema de combate demasiado simple, los X-Men han regresado con un videojuego bastante discreto que resulta moderadamente divertido de jugar de principio a fin, pero que está muy lejos de lo que cabría esperar de una licencia como ésta. Una lástima, porque una vez más las buenas ideas no se han plasmado de la forma más acertada sobre el juego.
Las buenas ideas no siempre llegan a buen puerto, y este es un claro ejemplo de ello. Su impreciso y duro sistema de combate no dicen mucho a su favor, y eso pese a ser un buen título de acción en tercera persona con interesantes añadidos como sus rompecabezas y combates basados en el control del tiempo.
Con demasiados altibajos, Bloodforge es un triste intento fallido por crear un potente juego de acción hack ‘n’ slash en formato descargable. Claramente, le ha faltado personalidad en lo jugable y una mayor ambición a la hora de plasmar unas ideas que sobre el papel tenían mejor pinta.
