Análisis Xbox Series X y S y sus primeros juegos, ¿cómo es la next-gen de Microsoft?

Análisis Xbox Series X y S y sus primeros juegos, ¿cómo es la next-gen de Microsoft?
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Ha llegado el momento de analizar la nueva generación de Xbox con Series X|S. ¿Qué tal han sido nuestras primeras semanas con estas máquinas? Analizamos la experiencia con los primeros juegos, centrándonos en nuestras sensaciones con estos títulos, con las máquinas en sí y con sus características más llamativas.

Tras dos avances mostrando algunas de las principales características de Xbox Series X, es hora de hablar de sensaciones. En este análisis no nos vamos a centrar tanto en algunos conceptos que ya hemos explorado en los dos artículos y vídeos publicados, ya que siguen teniendo vigencia, sino en las sensaciones e impresiones al tener la máquina en funcionamiento y el mando en las manos. Si queréis especificaciones técnicas, dichos avances son el mejor sitio para empezar. Hemos tenido la consola muchos días y gracias a ese tiempo hemos pasado del primer impacto para poder ofrecer impresiones más sólidas del día a día. ¿Cómo es la experiencia de Xbox Series X y Xbox Series S? Vamos a descubrirlo.

Parece una tontería, pero siempre he pensado en ese primer día como una especie de ritual. Volvías a casa con la consola (ahora es casi más común que venga ella a ti) y prestabas atención a todos los detalles. Creo que Microsoft lo ha entendido, y por eso la consola viene tan bien presentada. Aunque ya tienes nuestro unboxing de Xbox Series X, sí diré que la consola en las fotos y primeros vídeos me convencía menos en su forma, pero cuando la saqué de la caja la primera vez mi perspectiva cambió radicalmente: es más pequeña de lo que pensaba, aunque se rebela contra los clásicos muebles de televisión cuando la colocas en horizontal y es difícil que entre en las medidas más estándares. En vertical, como la tengo, no solo luce más, sino que se siente sólida y segura (siempre tengo algo de miedo con las consolas verticales) y sus puertos traseros son muy accesibles, algo que me gusta mucho porque siempre ando trasteando y moviendo máquinas. Eso sí; Microsoft, por favor: dos puertos USB en la parte delantera. Siempre. No uno. Dos.

Conectamos la nueva generación

Pero rebobinemos a ese momento en que enciendes la consola por primera vez. Últimamente tenía un recuerdo algo incómodo de estos momentos. Desde que las consolas son más complejas, el bonito ritual se convirtió en una amalgama de conectar cuentas, escribir correos electrónicos y contraseñas y configurar perfiles. No es único de Series X, pero con su nueva app, Xbox puede configurar todo esto desde el móvil, basándose en tu perfil de la anterior consola. Conecta el código que te dicta y de un plumazo no solo estará tu perfil iniciado, sino toda tu configuración del menú tal y como lo tenías en tu anterior consola. Si remarco esto, aunque es conocido, es porque deja patente la filosofía de marca: familiaridad del ecosistema. Xbox quiere que te sientas como en casa y que puedas tener todo sincronizado si tienes una consola, PC y xCloud. En el momento en que empiezas a funcionar, ya sabes dónde está todo y todo funciona como esperabas.

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Análisis Xbox Series X y S y sus primeros juegos, ¿cómo es la next-gen de Microsoft?

Esto es un arma de doble filo, porque por un lado sientes esa comodidad de lo conocido, pero también se pierde el impacto de lo nuevo. El menú de Xbox es exactamente idéntico al de One, con la peculiaridad de que ahora puedes seleccionar unos fondos dinámicos y animados más llamativos. Por el momento no hemos podido ni siquiera ver la interfaz funcionando a una resolución de 4K, aunque se espera que esté preparado para esta resolución en el lanzamiento. Aquí tengo que repetir lo que ya dije en su momento: Xbox ha conseguido una presentación muy efectiva con su última actualización, que logra que tanto este como su tienda funcionen de forma rápida e intuitiva, con múltiples filtros que facilitan las búsquedas y los cientos de carátulas de juegos desfilando por la pantalla cargando a toda velocidad. Con todo, debo admitir que el impacto de ese ritual al adquirir un producto nuevo se pierde en pos de esa familiaridad. Esa sensación de estar perdido en un entorno nuevo y de ir descubriendo poco a poco todas las funciones siempre me pareció poderosa en un software; ¿lo bueno? Que Microsoft es dada a cambios radicales de menú sin esperar a que saltemos de generación, por lo que no me extrañaría verlo renovado en unos años.

Las características nuevas vienen en el interior: el Quick Resume es una de las más famosas. A mí al principio me pareció menos llamativa de lo que me parece ahora. ¿Por qué querría tener cuatro juegos a la vez? Tiene más sentido cuando tienes tu juego de cabecera (imagina un Destiny), tu juego rápido arcade y el principal que estás jugando ahora, por ejemplo. Saltar de uno a otro significa una espera de unos segundos y retomar el punto exactamente donde lo dejaste. Es algo que funciona incluso con la consola desconectada, aunque por mis pruebas parece que cuando hay una actualización puede desactivarse. El Quick Resume es una gran función, pero todavía puede mejorarse más. No hay forma de saber exactamente qué juego está en memoria exactamente (a no ser que nos vayamos a las opciones para ver si podemos salir de la aplicación) y es la consola la encargada de decidir cuáles guarda en base al uso más reciente. Me gustaría que se estableciese un sistema de “favoritos” que te permitiera elegir qué juegos son los que quieres mantener en el Quick Resume. Xbox es una consola muy dada a la prueba de juegos con Game Pass, por lo que es muy probable que ejecutes muchos, y prefiero ser yo quien elija en qué juegos quiero el acceso rápido.

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La velocidad es seña de identidad de la generación. Los juegos simplemente cargan más rápido

La velocidad es una de las señas de identidad de la generación. Los juegos simplemente cargan más rápido. Es curioso porque es algo “incontrolable”. Por ejemplo, ahora estoy jugando a Watch Dogs Legion en Series X, solo que sin el parche pues aún no está disponible. Por lo tanto, tengo una versión como la de One X, pero con cargas rapidísimas. Es una "versión" que técnicamente no existe; vosotros no la veréis, porque cuando llegue la consola estará parcheado. Lo que quiero decir es que Xbox no ha tenido que ir detrás de cada juego para certificar sus mejoras: sencillamente van mejor. Puedes coger el juego más antiguo que tengas en tu casa y, si es retrocompatible, probablemente funcione más optimizado. De hecho, sucede el caso de que algunas desventajas de ciertos títulos ahora se convierten en ventajas. ¿La edición Gold de Assassin's Creed Unity que tengo en la estantería? Como tiene la tasa de frames variable antes de que fuera capada, Series X mueve el juego a 60 fps como una roca.

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Así que los juegos cargan más rápido, funcionan y se ven mejor. Algunos tienen pantallas de carga instantáneas. En Halo 5 Guardians, se da el caso de que la cuenta atrás de 5 segundos que programa el juego, antes de empezar un nivel, tarda más que la propia carga. La resolución dinámica me parecía una solución poco elegante, pero ahora resulta ser la mejor idea, ya que siempre conseguirás la mejor resolución posible con la nueva máquina (incluso es muy probable que los juegos que en la siguiente generación tengan resolución dinámica se vean también mejorados en las consolas de dentro de unos años). Y los frames también se benefician: menos frame pacing, menos caídas aleatorias y más suavidad.

La tecnología detrás de la next-gen

Ahora bien, ¿hasta qué punto rendirá bien el SSD de Series X de cara al futuro? Microsoft se ha anticipado bien apostando por un entorno PCI express 4.0, que permite altas velocidades de lectura de discos. Su SSD permite leer 2.4 GB/s puros o 4.8 GB/s comprimidos, que son tasas muy altas para el común de los jugadores, aunque no las más altas que es capaz de ofrecer el protocolo 4.0, que puede duplicar perfectamente esa velocidad. Así que me pregunto: ¿podríamos ver en el futuro discos mejorados a través de la ranura de expansión? Por el momento creo que es suficiente; los juegos cargan rápido. Pero en el futuro, y a medida que el NVMe vaya siendo más asequible (parece que es la tecnología que se prevé más propensa a abaratar costes), quizá podríamos verlos mejorados.

Juegos como Gears 5, de hecho, no solo mejoran las cargas y la resolución, sino que añaden menos tiempo de respuesta al mando. Lo cierto es que es algo que en Xbox se notaba de vez en cuando en algunos juegos, pero, en el caso de Gears 5, se ha conseguido reducir el input lag en un 36% en la campaña y un 57% en su multijugador. No es una mejora que detectes tanto de forma consciente, aunque si has echado muchas horas a Gears sí que lo vas a notar. Las respuestas en el control son más precisas y suaves.

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Hay algo que me gusta remarcar, porque con esta "generación intermedia" que hemos tenido se pueden generar ciertos prejuicios a las altas resoluciones: no habíamos visto apenas todo el potencial del 4K. Los juegos de la generación que termina podían ser reproducidos a 4K, pero sin los materiales adecuados para ello, solo logramos nitidez extra. Cuando entran en juego texturas con alta resolución y más triángulos en los modelos, el 4K lo que permite es apreciar más el detalle extra que es capaz de procesar ahora la máquina. Y creo que solo es la punta del iceberg, con todas las tecnologías que están presentando.

Los primeros juegos que hemos podido probar no son los más avanzados y ya denotan este hecho. Dirt 5, por ejemplo, que tampoco es (ni tiene que ser) bandera de la next-gen, permite apreciar las bondades de la alta resolución de las texturas, que cargan además de forma instantánea. Al menos por el momento, no he “pillado” a ningún juego tardando en cargar ningún material. Cuando te acercas con la cámara a los coches o al terreno puedes ver una definición perfecta y un detalle mayúsculo, y eso que los modelos de vehículos de Dirt no son en absoluto tan complejos como los de un Forza.

El mayor problema que me he encontrado con los juegos es que, por el momento, muchas de las experiencias no están disponibles hasta su lanzamiento. Tengo ganas de ver el raytracing de Watch Dogs Legion, o cómo se ve Assassin’s Creed Valhalla a 4K nativos y 60 frames por segundo, pero tengo que esperar para ello. Yakuza: Like a Dragon tampoco es un ejemplo de portento técnico, pero nos sirve para debatir sobre una dicotomía que se nos presentará más que posiblemente en el futuro: la elección entre resolución y rendimiento. En este caso, podemos elegir entre 1440p/60fps o 4K/30 fps. Tengo la sensación de que, aunque ahora tenemos situaciones idóneas como la de Valhalla, cuando lleguen los juegos más punteros a lo largo de la generación veremos mucho este selector.

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Creo que ya le he dado muchas horas a Series X como para afirmar que es una consola muy silenciosa. Esta impresión tiene fecha de caducidad, puesto que hay que probarla con juegos potentes a lo largo de la generación, pero al menos podemos asegurar que tenemos un arranque tranquilo. Tampoco he notado que se caliente en exceso, ni mucho menos que se sobrecaliente. Si tengo algún miedo, es el polvo. La rejilla de Series X tiene agujeros muy grandes y en la cara superior de la consola. Aunque es un diseño ingenioso porque es la forma más natural de disipar calor, también es la mejor forma de recoger las partículas de polvo que van cayendo. Sea como fuere, el resultado es muy bueno en cuanto a sonido; y no era para menos: estamos teniendo la generación con consolas más grandes precisamente para disfrutar de partidas más silenciosas y consolas más estables. Digital Foundry dice, incluso, que Series X es aún más silenciosa que One X, la cual puede ser la consola menos ruidosa de la generación presente.

Un potencial aún por descubrir

Toca hablar del mando, y aquí no traigo tan buenas sensaciones. Personalmente, el dicho de “si algo es bueno no lo toques” no me vale aquí. El mando de Xbox One es uno de los mejores que he probado nunca. Los añadidos del botón compartir y de los agarres mejorados se agradecen. La cruceta me encanta. Pero, sencillamente, no lo veo suficiente. Hay muchas mejoras, desde las más sencillas como el micrófono o altavoz; a otras, como la vibración háptica, que se podían haber implementado. Además, aunque es prácticamente el mismo mando de hace 7 años, el precio no se ha reducido en absoluto, y cuesta casi lo mismo que mandos más complejos y con más funcionalidades. Habiendo hecho algo tan positivo como la compatibilidad de toda la gama de mandos de Xbox One, el de Series X resulta un tanto redundante y falto de características llamativas. Entiendo la filosofía de Microsoft: funciones como compartir una imagen en Twitter se han llevado a la aplicación Xbox para que sea cómodo teclear, pero con un micrófono incorporado también lo sería para escribir pequeños mensajes rápidos de acompañamiento. Aunque se puedan acoplar por vía externa, con funciones tan demandadas y utilizadas como el streaming en consola, me parece cuanto menos extraño. Adoro el mando de Xbox One, sí. Quiero más. Tan sencillo como eso.

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Análisis Xbox Series X y S y sus primeros juegos, ¿cómo es la next-gen de Microsoft?

Me cuesta englobar toda la experiencia de lo que es Xbox Series X en un solo reportaje, incluso apoyándome en todo lo que ya hemos comentado en sus avances. La consola hace todo mejor. Incluso las descargas van más rápidas, los juegos tienen una gestión más eficiente de su almacenamiento y la nueva CPU ayuda al disco mecánico a mover mejor los juegos retrocompatibles, aunque poseamos un disco mecánico. Me gusta pensar que en cada duda que he tenido, cada pregunta que me he hecho, ha habido un ingeniero de Microsoft planteándose ese desafío y resolviéndolo antes de que llegue a mí. Así es como debe ser la tecnología.

Y con todo, la sensación que me deja Series X tiene esa misma doble cara que su menú. Por un lado, me siento cómodo en su ecosistema. No puedo más que agradecer que los juegos sincronicen tan bien mis partidas de una consola a otra y también con el PC y la nube, porque soy un jugador que uso muchas máquinas, pruebo muchas versiones y el guardado en la nube accesible y gratuito (aplaudo aquí) me parece esencial. Me gusta mucho cómo Microsoft ha compartimentado mi biblioteca, agregando no solo accesos directos útiles, sino también filtros de todo tipo. Puedo ordenar mi catálogo de títulos por generaciones, hasta incluso por juegos mejorados para X y S. Pero también tengo esa sensación, por la familiaridad del entorno, muy parecida a cuando compro nuevos componentes para mi PC. Una vez lo instalo todo, el ordenador me va mejor y los juegos se mueven mejor. Pero mi Steam y el Windows son los mismos de siempre. No creo que haya que menospreciar tampoco esa facultad de sentirte ante algo “nuevo” cuando inicias el ritual de una nueva generación de consolas.

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El potencial de Xbox Series X está aún por descubrir y no creo que seamos conscientes todavía. Es un monstruo en estado latente. Como el monolito de 2001 antes de despertar. Cuando comencemos a alimentarla con juegos cada vez más dedicados en los próximos meses y años vamos a empezar a ver de todo lo que es capaz, no me cabe duda. Y no, no quiero olvidarme de que su lanzamiento en cuanto a software podía ser mejor, porque se echan de menos experiencias de los estudios de Xbox para catar ese potencial. No creo que sea sano negarlo: Spencer hizo los deberes cuando le dejaron; y eso fue en 2018. Desde entonces ha removido tierra como nunca y abonado un campo gigantesco; poco a poco los jugadores recogeremos lo sembrado, que será de mucha calidad, no me cabe duda; pero hay que tener paciencia. Microsoft ha hecho el trabajo que tenía que hacer. Ha creado una buena máquina, compatible con el presente, pero preparada para el futuro. El hardware es solo el comienzo de ese futuro.

Series S: la pequeña de la familia

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Hubo un momento en que las consolas eran cómodas, compactas y pequeñas: Xbox Series S es así

Cuando abres la caja de Series S y sacas por primera vez la máquina te das cuenta de algo que parecía haberse olvidado: hubo un momento en que las consolas eran cómodas, compactas y pequeñas. Xbox Series S es así; bajo estos estándares, probablemente es el único dispositivo que realmente parece una consola. Es ligera, se hace muy fácil de manipular, de acceder a su parte posterior, de colocar en cualquier mueble o rincón de la casa… Es fácil moverla de una habitación al salón o cualquier parte de la casa. A la hora de trabajar con ella, llevarla a las distintas televisores y ordenadores para capturarla, ha sido siempre la más cómoda. Lo primero que pensé al sacarla de la caja es que esta sería la consola que me metería en la maleta si alguna vez planeo llevarme una consola de viaje.

La consola es muy bonita, incluso esa rejilla negra que no me convencía en fotos luce bien al natural. Es además el principal conducto por el que expulsa el aire por lo que, al igual que con Series X, es conveniente tenerlo en cuenta a la hora de colocar la consola en vertical o en horizontal, dejando suficiente espacio de separación en el mueble. Si Series X apenas la hemos oído en nuestras partidas, Series S ni siquiera notas que esté encendida.

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Por dentro, nada cambia. Si navegásemos por el menú de Series S sería prácticamente imposible distinguirla de Series X, a no ser que nos metiéramos en los menús de configuración de pantalla. Es la consola la encargada de descargar de la Store la versión dedicada a Series S, lo cual da lugar a circunstancias curiosas, pues hemos probado a ejecutar un juego de otra versión en un disco externo y los cambios no se aplican como lo haría un PC según tu hardware, sino con una build específica, lo que hace a la consola descargarse el parche necesario para ejecutarse. Ten en cuenta que necesitarás internet y acceso a la store si mueves muchos juegos en discos externos.

El objetivo de Series S es el mal llamado 2K: el QHD o 1440p. De hecho, aunque la consola tiene capacidad de llegar a los 4K nativos, es la propia Microsoft la que desalienta esta resolución más allá de ciertos juegos con un aspecto visual sencillo. ¿Por qué? Porque una resolución de 1440p no solo libera a la máquina de la potencia menor que tiene su GPU y una memoria más pequeña; significa también crear texturas y materiales adaptados a este formato que trabajan mejor con la máquina. No necesitas texturas 4K si no vas a poder mostrarlas a esta resolución, al fin y al cabo. Liberando a la máquina de tareas es la razón por la que incluso Phil Spencer hablaba de que algunos juegos podían llegar a cargar incluso más rápido que en Series X. Es también la razón que esgrime Microsoft para lanzar una máquina menos potente con vistas a durar toda la generación: a menos píxeles que renderizar, se equilibran las especificaciones técnicas. Y al tener menos resolución, menos detalle necesitas mostrar en la lejanía, que son recursos que la máquina ahorra.

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También hay que tener en cuenta que la GPU de Series S, con sus 4 TFLOPS de potencia, no son menos que los 6 de Xbox One X, por ejemplo, porque estamos hablando de generaciones distintas. Series S está basada en arquitectura RDNA2 que supera con creces a la GCN o Polaris que montaba One X, por lo que no se puede establecer una proporción directa. Pero quizá es en el I/O donde se nota a los desarrolladores más optimistas con la nueva generación, incluida Series S: que permitirá realizar una mejor transmisión de datos sobre todo en texturas haciendo una gestión más eficiente de su compresión y su carga. Pero quedaros con la teoría básica: renderizar a una resolución más pequeña significa también que otros recursos también pueden ser renderizados más fácilmente.

Con todo, quedará la prueba juego a juego para saber exactamente lo que puede y no puede conseguir la máquina y dónde estarán sus concesiones. Será cuando lleguen los juegos más ambiciosos cuando veremos el verdadero talante de la máquina. En mi opinión, y pese a que la consola apunta a los 1440p, encontraremos un selector muy común en los primeros juegos: 1440p a 30 frames por segundo o 1080p a 60 frames por segundo, lo que lo convierte en una consola, yo diría, ideal para aquellos que quieren seguir jugando en una televisión FullHD y no tengan mucha prisa por pasarse a las 4K, beneficiándose del supersampling en los juegos más tranquilos o aprovechando los 60 frames por segundo con la resolución nativa de su televisor.

Probando los primeros juegos

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Las pruebas con juegos como Dirt 5 o Yakuza: Like a Dragon así lo atestiguan. Dirt 5 es un buen ejemplo. El juego ofrece dos modalidades: calidad y rendimiento, pero en ambas el juego se disfruta a 1440p y 60 fps, siendo los cambios en los efectos y la tasa de frames variable las diferencias entre uno y otro. Esta prioridad por la calidad gráfica o por el rendimiento es una de las constantes que más estoy viendo en la nueva generación. Con Yakuza: Like a Draon se sabe que existen dos modos: 1440p a 30 fps o 900p a 60 fps. Y sí, esos 900p suenan peligrosamente mal, pero no me gusta mucho poner a Yakuza como ejemplo porque todo aquél que conozca un poco el comportamiento del Dragon Engine en PC sabe que no es el motor más pulido que hay. Sin embargo, una tasa de 900p entiendo que es algo que pueda preocupar. Si en el futuro viéramos más juegos a una resolución menor de 1080p, sobre todo al principio de la generación, creo que tendríamos que examinar de más cerca cuáles son los sacrificios que hay que hacer en esta máquina, porque es posible que el ray tracing, por ejemplo, no fuera tan necesario si la resolución se reduce tanto.

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¿Y en los juegos retrocompatibles? Mismo planteamiento. Juegos como Gears 5, Gears Tactics o Forza Horizon 4 mejoran sus características técnicas. El primero logra es quizá el que menos diferencias notamos con la versión muy conseguida de One X, y sí se aprecian más diferencias con Series X que aumenta la resolución dinámica y mejora mucho la calidad de las texturas, ofreciendo además opciones de ray tracing que se aprecian en las superficies reflectantes. Gears Tactics es otro ejemplo curioso, ya que ofrece 1440p y 60 frames por segundo, donde Series X logra el 4K60, pero One X logra el mismo resultado que S: 1440p60. Pero el diablo está en los detalles. Aunque las especificaciones son las mismas, The Coalition ha confirmado que la calidad visual de S es muy superior a One X, permitiendo trabajar mejor los efectos y el renderizado en las distancias. El último, Forza Horizon 4, siempre fue un juego que me traía de cabeza. En One X teníamos un selector que te permitía elegir entre 4K30 o 1080p y 60 frames por segundo. Me costaba horrores elegir, porque las 4K le sientan de fábula a la última entrega de Playground, pero los 60 fps me parecían indispensables de que pusieron la opción. Con Series X, ya no tengo que elegir: esta máquina logra las ansiadas 4K60. Según la fuente oficial, es algo que también se consigue en Series S, pero la diferencia de calidad de imagen y de los efectos visuales entre las dos es bastante notoria.

Con Series S tengo la sensación de que, si bien es un hardware superior a lo que supone One X, es una consola que tiene el mismo espíritu: proporcionalmente, y pese a sus distintas generaciones de hardware presenta una experiencia similar, con algunas mejoras para los juegos retrocompatibles, pero con un hardware compatible con Series X para facilitar el trabajo a los desarrolladores. One X tuvo que hacer muchas concesiones manteniendo el disco mecánico y una CPU algo desfasada y Series S se siente liberada de esa tecnología obsoleta, pero manteniendo un precio muy competitivo; todo esto no me hace preguntarme si Series S durará toda la generación (creo que sí lo hará), sino cuándo se dejará de dar soporte a One X en el futuro.

¿A quién va dirigida Xbox Series S?

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En mi opinión, el objetivo de Series S está claro: Microsoft busca convencer a aquel entusiasta del videojuego, pero no de la tecnología puntera. Aquel que quiere subirse a la nueva generación, pero sigue disfrutando de jugar en su televisor o monitor 1080p. Pero, sobre todo, lo más importante, es una consola hecha para el Game Pass. Así tiene más sentido su carácter exclusivamente digital, ya que la consola no tiene ranura de disco alguno. Para lograr ese atractivo precio de 300 euros, el SSD también se ha tenido que ver reducido a la mitad, a un disco de 512 que se queda en 360-370 Gb una vez que restamos lo que se apropia el sistema operativo. Un tamaño que puede darte para unos 10-12 juegos dependiendo del peso. Hay que tener en cuenta que, como decía antes, son juegos menos pesados que algunas de las versiones de Series X.

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Cuanto más juego a Series S más tengo claro que es una consola hecha para convencer al usuario menos afín a Xbox. Está claro que el entusiasta no va a apostar por ella por norma general, sino que se verá atraído por el modelo superior de Xbox Series X. Pero en los últimos años, ha ocurrido algo curioso en el entorno Xbox. Surgieron muchas ofertas de One S, sobre todo con su modelo digital, llegando incluso a colocarse a 99 euros. Y muchos jugadores, que nunca habían considerado adquirir la máquina, se vieron tentados por el precio y por otro factor decisivo: el Game Pass. Esta combinación de buen precio y servicio de suscripción les hizo querer probar “de qué iba eso del Game Pass” y muchos terminaron convencidos. Creo que Series S apela a esos mismos valores: accesibilidad en el precio y en los juegos. Aunque es perfectamente válido, no creo que Series S esté pensada para ser tu única consola de nueva generación, sino para ser tu consola de apoyo. Una forma atractiva de acceder a la nextgen, quitándole ese factor del “gran desembolso económico” que hay que hacer al adquirir una nueva consola. Por todo ello, veo interesante a Series S no tanto en el lanzamiento, sino en el medio plazo: cuando un jugador se vea tentado de probar “qué eso del Game Pass que tantos juegos interesantes está acumulando (sobre todo cuando lleguen los pesos pesados)” y también cuando ese precio pueda incluso verse aún más reducido. Así que en conclusión, creo que hay dos factores que definirán si Xbox Series S será un gran acompañante para la nueva generación: por un lado las necesidades del jugador, cuántos están dispuestas a seguir con su televisor 1080p y también si los desarrolladores son capaces de sacar todo el partido a la máquina. Será entonces cuando sepamos si Series S es un gran acompañante para la nueva generación.

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