Hace nada escribí sobre cómo los retrasos ya no son una buena noticia. Los productos finales, a pesar de ese tiempo extra de desarrollo, no parecen corresponderse con los estándares que todos tenemos; y más especialmente cuando hablamos de versiones adicionales a las de consolas de nueva generación. Por eso, tenía algo de miedo con la versión para consolas de la anterior generación de Hogwarts Legacy.
Porque sí, aquí la cosa va en fascículos. Mientras la versión de PC, PS5 y Series se lanzó hace ya unos meses, concretamente el 7 de febrero, fue el pasado 5 de mayo cuando aterrizó la de actual generación. Y eso a excepción de Nintendo Switch, que tendrá que esperar algo más de dos meses para recibir su versión. Un cacao maravillao, vaya.
Y tras volver al castillo de Hogwarts, pasear por sus prados y desenfundar de nuevo la varita, es justo decir que no hay nada que temer. La versión para la octava generación de consolas del RPG basado en el Wizarding World es una muy digna forma de disfrutar del título, y que a buen seguro es una buena opción para quienes no quieren dar el salto de plataforma.
Empecemos con los números, porque cambia según la versión usada. Si vamos con las versiones base, PS4 y Xbox One, funciona a 900p y 720p, respectivamente. Con las consolas intergeneracionales, Pro y One X, la cosa mejora hasta los 1080p y 1440p.
En términos de imágenes por segundo, PS4 y Xbox One tienen versiones limitadas a 30 para mayor estabilidad. Pero también hay la posibilidad de desbloquearlo para subir ocasionalmente a alrededor de 40 en interiores y escenarios menos recargados. En nuestra experiencia en consolas base, es interesante usar la versión limitada para reducir la oscilación en el framerate. Por supuesto, con consolas superiores puede sonar más apetecible el desbloqueo.
¿A qué estamos renunciando?
A nivel de resolución y de imágenes por segundo, estamos en los estándares de la pasada generación. Por eso quizás muchos os estaréis preguntando qué es lo que nos perdemos. Además de esos dos parámetros técnicos, el salto de calidad más grande entre generaciones de consola se hace notar durante toda la partida: los tiempos de carga.
Mientras en nueva generación eran instantáneos, y apenas veíamos alguno de fracciones de segundo entre cinemáticas, o cuando nos movíamos a velocidad endiablada por dentro del castillo y las puertas necesitaban unas centésimas para abrirse, la realidad es bien distinta en consolas con discos duros tradicionales.
Los tiempos de carga se multiplican, como es entendible, y son el principal salto de calidad de vida entre máquinas. Por supuesto, sólo unos pocos videojuegos como Ghost of Tsushima han podido solventar esto en la octava generación, y la entendible norma son los tiempos de carga.
Un sacrificio razonable
También tenemos un efecto de granulado visual en el aspecto técnico, unas texturas menos detalladas, cierto popping de personajes a media distancia y un papel menos espectacular de la luz. Todos estos asuntos, de nuevo, son entendibles y están en la línea de lo que podríamos esperar de una versión para PS4 y Xbox One.
Pero si vamos al apartado jugable, es una versión idéntica a la original. Los combates únicamente pierden empaque gráfico, y la exploración algo de deleite visual; pero lo cierto es que Hogwarts Legacy en la octava generación es lo suficientemente fiel al título lanzado en PS5, Xbox Series y PC como para que quienes no pueden o no quieren dar el salto, disfruten de la experiencia.
La versión para consolas de anterior generación de Hogwarts Legacy es justo lo que cabría esperar desde un punto de vista racional. Se renuncia a parte del apartado gráfico y a esos tiempos de carga a los que los jugadores de PS5 y Xbox Series están acostumbrados, pero recibes a cambio una experiencia similar y adaptada a tu máquina.
Comprar Hogwarts Legacy- El videojuego es idéntico a nivel jugable.
- Los tiempos de carga son largos y hacen un poco de daño a la exploración.
- Los reflejos y la luz bajan el estándar de forma entendible.
- Diferente resolución y FPS según máquina de anterior generación.
- Una buena opción para quienes no han dado el salto.
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