Lo dijimos hace dos años y volvemos a repetirlo. Gone Home es uno de los mejores juegos independientes que han pasado por nuestras manos gracias a una historia muy bien planteada, que nos sorprenderá a cada paso que damos. Una atmósfera y un planteamiento pocas veces visto en un juego, que trasciende lo anecdótico para convertirse en todo un referente de hasta dónde pueden llegar los videojuegos.
What Remains of Edith Finch es un cuento. Uno que no sólo hace recuperar nuestra fe en este estilo narrativo, sino que lo aviva con fuerza gracias a ideas ingeniosas y un ritmo que hace imposible no avanzar hasta el final. Atractivo, mágico y con una gran imaginación, Edith Finch es el mejor walking simulator del año, y de los que mejor ha captado el alma del género.
La creciente importancia de la forma de contar historias en los videojuegos se multiplica con este lanzamiento. Con una estructura jugable tan escueta que definitivamente no es para todo el mundo, el videojuego de The Chinese Room recompensa el esfuerzo de quien tenga paciencia, y lo hace con mucha riqueza y momentos emocionales (que no emocionantes) en su interior.
Visualmente cautivador y poderoso en lo narrativo, The Vanishing of Ethan Carter es una de esas obras que merece la pena probar. Nos habría encantado que su base jugable fuera más profunda, con rompecabezas más elaborados y "algo más" por hacer que andar buscando pistas. Pero la fuerza de sus imágenes y lo atractivo de la historia que cuenta hacen de esta aventura gráfica un título especial.
Una experiencia distinta, intrigante y que mezcla de formas muy originales el realismo de la vida cotidiana, el que encontramos cuando te alejas de la rutina y el misterio de lo extraño y desconocido. Puede que Firewatch se asemeje a otros títulos como Gone Home o Dear Esther, pero saca a relucir su personalidad a través de un bosque exorbitante y unos diálogos sólidos y bien escritos.
Es estupendo volver a la cabeza de David Cage y a la que es una de sus mejores historias, y la remasterización de Heavy Rain es el pretexto ideal.
Los creadores de Layers of Fear regresan con una aventura fascinante, corta pero increíblemente interesante y claustrofóbica, que nos deja una de las experiencias indie más sugerentes de cuantas han aparecido durante este verano.
Bloober respeta la fórmula creada en el original para este Layers of Fear 2, cambiando el escenario, pero manteniendo su enfoque de terror. Eso significa mucha linealidad, mucho recurso reiterado y mucho jump scare, pero también lecciones aprendidas. Una sensación de ser menos invulnerable. Una más justificada rejugabilidad y una narración con más capas de profundidad.
Las siempre polémicas remasterizaciones tienen un nuevo punto de discordia con el trabajo llevado a cabo sobre Beyond: Dos Almas.
Lost Ember es un walking simulator que apuesta por la naturaleza y que nos narra una historia para nada sorprendente pero que, por lo menos, está bien contada y resulta bastante tierna.
Capaz de emocionar con su relato, 11-11: Memories Retold es una muy buena aventura narrativa que consigue implicarte en la historia de sus dos protagonistas.
Déraciné mezcla una tierna historia de espíritus y amistad con puzles en realidad virtual. El resultado produce sensaciones mixtas, ya que si bien su historia, aunque tarda en arrancar, va resultando cada vez más interesante, sus mecánicas de juego no sacan provecho de las gafas ni ofrecen nada que resalte por su ingenio o por su ejecución.
Submerged: Hidden Depths plantea exploración en un mundo perdido y misterioso, plagado de reliquias y secretos por descubrir. Es una aventura relajada, de corta duración, con puzles simples y una jugabilidad en general bastante plana. Se trata de un juego de enfoque minimalista difícil de recomendar, principalmente porque su calidad general dista de ser la más deseable.
Quizás con un poquito más de buen hacer Martha is Dead podría haber sido un juego muchísimo más interesante y disfrutable. The Town of Light también tenía sus cosillas, pero poseía una sensibilidad especial, algo que lo hacía único; con Martha is Dead no he sentido eso en ningún momento.
