Desde que llegas a la desvencijada granja que heredas de manos de tu abuelo hasta que la conviertes en una máquina de facturar dinero, Stardew Valley proporciona tales cotas de diversión que es difícil no alabar las virtudes de este entrañable simulador de vida en la granja.
Sin estar ante la entrega más conseguida y memorable de la saga, una vez más Harvest Moon: La Luz de la Esperanza apuesta por ofrecer a los jugadores una experiencia de juego bastante alejada de lo habitual, pudiendo realizar tareas propias de la vida agrícola que nos proporcionan diversión y entretenimiento duraderos.
Todo el potencial de Los Sims 4 está presente otra vez en consolas, pero con fuertes asperezas. Por supuesto hay que amoldarse a los rigores de un control que nos pone las cosas muy difíciles para sentirnos cómodos, y echamos en falta la posibilidad de sacar partido a la brillante comunidad que trabaja tanto alrededor de los juegos de Maxis.
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