Need for Speed Undercover supone una importante decepción dentro de la recta final del 2008. Lejos de capturar el espíritu de Most Wanted, el título de Black Box fracasa al proponer una campaña excesivamente sencilla y una conducción modelo “autos de choque”.
SOCOM: Confrontation no sólo necesita de más personalidad y gancho a la hora de invitarnos a jugar, sino que requería de forma alarmante de unos meses más de desarrollo. El número de bugs es imperdonable, y los problemas de lag -más habituales de lo debido- juegan claramente en su contra.
Los mapas cuadriculados y los combates por turnos siguen siendo elementos importantes en los juegos de rol estratégicos. Ahora bien, con el paso de los años estos ítems tan emblemáticos se han visto obligados a evolucionar.
Capítulos de Engaño reduce el componente táctico de Army of Two a costa de ofrecer más acción, pero menos interés. Apto únicamente para los incondicionales de la saga, puesto que incluso para ellos resultará chocante la pérdida de la esencia que acusa.
Dead to Rights: Retribution regresa a la acción con una entrega que combina la esencia de la saga con elementos de grandes juegos. Por desgracia la mezcla, aunque interesante, no acaba de cuajar, y aunque el juego es entretenido y se deja jugar, debería haberse exigido mucho más a sí mismo.
Una idea interesante que se queda en eso, una mera idea. Como juego de aventuras y plataformas Tron Evolution no cumple las expectativas por ser poco preciso y muy lineal. Como título de acción tampoco, exactamente por los mismos problemas.
Capcom y Slant Six Games han firmado una nueva entrega muy particular de la serie Resident Evil, una que rompe con todo lo aparecido en la serie hasta el momento. Y es que este título es un shooter, bastante genérico eso sí, que basa su encanto en la faceta online, ofreciéndonos ahí las posibilidades que su pobre campaña individual nos esquilma.
Los Juegos Olímpicos de Londres tienen su reflejo virtual en este irregular título de SEGA, que por una parte ofrece una buena gama de especialidades deportivas pero que ninguna de ellas consigue despuntar del todo. Se echa en falta una mejor ejecución e ideas más frescas.
Bastante clásico en lo jugable y con un llamativo apartado audiovisual, God Mode se ha quedado lejos de alcanzar el frenetismo y la calidad jugable de los grandes referentes de la acción extrema. Es muy intenso y divertido en su vertiente cooperativa, pero se queda corto a nivel de opciones con demasiada premura.
Beowulf, el videojuego, traslada toda la épica del poema original y de la película a nuestras consolas.
Resulta asombroso que lo nuevo de LucasArts devenga tan rápidamente en algo genérico a pesar de la propuesta tan fascinante en la que parecía querer hacer hincapié. Repetitivo, poco carismático y sorprendentemente superficial, Fracture es una oportunidad perdida para aportar innovación al género.
Vancouver 2010 es un aceptable videojuego de deportes, al que le ha faltado profundidad en cada prueba y una mayor variedad en las disciplinas. Por lo demás es un título que nos deparará una razonable diversión a corto plazo si lo disfrutamos con amigos, pero que será de muy poca utilidad si lo jugamos en solitario dada la ausencia de un modo carrera.
Nuevo videojuego de la serie Guitar Hero centrado en la mítica banda estadounidense Van Halen. El juego incluye un repertorio de 47 temas compuesto por temas de la banda y otros artistas.
El Bosque Oscuro es una primera y discreta expansión para Dante’s Inferno que sólo sirve como aperitivo para el interesante Los Juicios de Santa Lucía en el que de verdad tenemos puestas esperanzas. Demasiado corto y con algunas faltas de rigor importantes.
El fenómeno Shaun White cambia de registro y reemplaza la tabla de snowboarding por un monopatín. Y a pesar de que el juego goza de cierto grado de frescura y se hace entretenido por momentos, a largo plazo termina por faltarle más interés y profundidad al desarrollo. No está mal, pero podría haber sido un título mejor terminado.
Dynasty Warriors 7 no innova ni aporta nada nuevo al género, pero satisface a un gran número de usuarios amantes de los hack & slash masivos con sus endiablada acción, sus constantes enfrentamientos y ofreciendo ese carácter de batalla épica que cabalga entre la fantasía y la tradición.
No hay nada especialmente recomendable en este Sonata Armada que lo convierta en una compra imprescindible. Un precio algo alto para un DLC de mapas, no por la cantidad de éstos -5-, sino más bien por su discreta calidad.
Lejos de sorprender, Honest Hearts acaba decepcionando por el escaso interés de su historia y sus combates. Si buscamos más horas para New Vegas y algunas armas nuevas, este es nuestro DLC, no obstante si queremos un entretenimiento de tanta calidad como el juego original al que expande el nuevo add-on de Fallout, éste decepciona.
Prescindible primer DLC para Arkham City, por su discreta diversión y por los escasos contenidos que aporta. Idénticos valores de producción para lo gráfico y tecnológico en este Nightwing con respecto al juego original, pero mucho menos carisma e inspiración en lo jugable.
Un juego con mucho potencial que se ha quedado a medio camino. Babel Rising es divertido, su faceta cooperativa engancha lo suyo y cuenta con ideas interesantes que nos han hecho recordar nuestros tiempos con los clásicos God Game, pero al mismo tiempo es un título demasiado limitado en su faceta jugable, que se queda solo en la superficie de una idea que daba para muchísimo más.
Spyro crece, vuela en compañía, llega más lejos, planea sobre escenarios más amplios pero no hace nada mejor que en sus pasadas entregas. La trilogía culmina con un videojuego que logra mantener el nombre de la franquicia, aunque sin darnos todavía la fuerza de la llamarada que hizo grande al dragón morado en el pasado.
Saw comienza con aceptable pulso pero va diluyéndose progresivamente por lo repetitivo de su jugabilidad. Por lo demás su propuesta de acción y puzles será del agrado de los aficionados a la saga cinematográfica, sin producir demasiadas reacciones en el resto del público.
Con una propuesta realmente original, NeverDead se ha quedado corto donde más debía haber brillado: en su apartado jugable. Innovador, curioso y con sentido del humor, pero también repetitivo, torpe y no demasiado entretenido. Un título más bien discreto y, en definitiva, fallido.
Omega decepciona puesto que no logra sacar partido de un telón de fondo tan apasionante como podía haber sido éste. Demasiados combates poco inspirados y ausencia casi total de los elementos más característicos de la serie, se llevan por delante buena parte del interés que podía haber tenido esta expansión para Mass Effect 3.
