Visual Concepts salva el cinturón por count-out y por ofrecer, de nuevo, una cantidad ingente de contenido que alargará el uso del título durante meses. Desgraciadamente, las novedades jugables son prácticamente testimoniales, lo que lleva a WWE 2K20 a convertirse en un juego de transición que solo puede ofrecer novedades en contenido y actualización de las plantillas actuales.
Persona 4 Ultimax era y es un juego de lucha brillante, pero resulta justificar su compra a los jugadores que ya lo disfrutaron en su día por la poca ambición del reestreno.
Apuesta por extender las bondades de The King of Fighters XIV sin hacer mucho caso a las distintas críticas que se le hicieron al juego en su día: sobrio en lo jugable, presenta un apartado visual y sonoro algo decepcionante para los tiempos que corren y lo que ha sido la marca. Su plantilla de luchadores es difícilmente justificable, pero sí es muy amplia.
Le ha faltado un poquito más de todo a Phantom Breaker: Omnia para que pueda recomendarlo con los ojos cerrados. Necesita más trabajo explicando de forma divertida cómo son sus combates, mejorar su apartado artístico y técnico, y ofrecer personajes con una mayor versatilidad.
Corto a todas luces en contenido: ocho personajes de serie, un modo campaña repetitivo de tres horas que no aporta nada a los seguidores del anime, un insípido modo horda y un supervivencia clásico. Deben gustarte mucho sus mecánicas para poder sacar partido a tan pocos protagonistas en su modo en línea. Y es una pena, porque en lo jugable está lejos de ser un mal videojuego de lucha tridimensional.
Con un plantel de luchadores formado por personajes de Dragon Ball, Naruto, One Piece y tantas otras grandes sagas de la revista Shonen Jump, es una pena que Spike Chunsoft no haya sabido aprovechar la ocasión para crear un videojuego de peleas de mayor categoría.
Tiene todo lo necesario para convertirse en una gran aventura de acción sandbox pero, tristemente, One Piece: World Seeker ofrece un sistema de combate demasiado simple, demasiado torpe, al que acompaña un deficiente diseño de misiones que no están a la altura de la franquicia en la que se basa.
Un sucesor de la saga Super Smash Bros. que rezuma simpatía por los cuatro costados, goza de una estética muy colorida y acertada y posee toneladas de personajes personalizables distintos… pero que desgraciadamente hace aguas en el resto de los apartados.
