Era difícil saber qué esperar de We Happy Few tras todos los cambios que ha sufrido durante su desarrollo, pero el resultado me ha gustado. Es cierto que es mejorable en sus puntos jugables principales, como el combate o el sigilo, pero nada que no se pueda achacar a los esfuerzos de un estudio independiente llevando a cabo un trabajo de una altura descomunal.
RAGE 2 es un juego indudablemente divertido, porque posee toda la adrenalina que consigue siempre la fórmula shooter de id Software. Pero sus misiones no terminan de despegar y su mundo abierto se siente algo repetitivo y falto de cuidado.
Far Cry New Dawn es una continuación argumental y jugable con respecto a FC5, y tiene especial interés para aquellos que se quedaron con ganas de más. El corto espacio temporal entre una entrega y otra es su mayor inconveniente a efectos de novedad, pero aún así procura aportar frescura con un entorno transformado, un carácter RPG muy pronunciado y las nuevas expediciones.
Hyper Scape propone algunas buenas ideas dentro su género. La fusión de armas y hackeos funciona realmente bien y hace que la exploración cobre sentido dentro de la preciosa ciudad de Neo Arcadia. Su acción trepidante y sus escenarios ricos en verticalidad y puntos calientes son, sin duda, sus mayores atractivos.
A pesar de sus nuevos modos multijugador y de contar con un puñado de personajes y mecánicas nuevas en su campaña, Call of Duty: Vanguard ha desaprovechado la oportunidad de crear una experiencia que suponga un hito en la saga. El multijugador competitivo es su mayor elemento redentor, pero solo tú decides si compensa las irregularidades de un paquete de contenido que otros años ha sido mucho más compacto.
Sniper Elite 3 repite errores de su predecesor y, lamentablemente, genera otros nuevos; pero lo edificante que es enfrascarse en sus dinámicas de disparo a distancia garantizan su interés.
Un buen pack de mapas que destacan principalmente por ser los primeros verdaderamente nuevos. Si bien algunos como Montañas de Guillin son realmente atractivos, otros dividirán a la comunidad según el modo de juego que más les guste. La falta del Levolution no es la mejor carta de presentación, pero sus entornos selváticos los hacen muy atractivos y diferentes a los que presentaba el juego principal.
Aquellos que, como yo, esperaban encontrarse con una producción mediocre y lastimosa que siguiera los pasos de títulos del mismo estudio y compañía editora como el fallido Rambo: The Videogame van a llevarse una buena alegría cuando comprueben que Terminator Resistance es un título más que decente.
A pesar de que es poco generoso en cuanto a contenidos para el precio que exige, Onslaught repartirá alegrías entre los fans de Call of Duty: Ghosts que deseen más horas para su multijugador competitivo y cooperativo. Hay algunos mapas genéricos y olvidables, pero la posibilidad de encarnar a Michael Myers en plena pesadilla de terror es tan sorprendente como divertida.
No va a convertirse en el juego del año para ninguna publicación y, probablemente, no esté en ningún ranking de los grandes títulos del 2016. No obstante Killing Floor 2, desde su sencillez, es capaz de mantenernos entretenidos muchas horas con una acción divertida y sin complicaciones que, por supuesto, exige estar acompañados para sacarle todos sus réditos. ¿Repetitivo y simple? Sí.
Tower of Guns no sorprende, ya que su máximo logro es el de mezclar un género de moda, como el roguelike, con el de shooter en primera persona de la vieja escuela. Sin embargo, es desafiante en su escalada por esta torre infernal llena de maquinaria bélica que dispara las balas más enormes que hayamos visto en mucho tiempo.
La batalla sobre si expansiones como esta justifican con contenidos su precio tiene pinta de seguir en marcha, y el precio de ésta no va a ayudar. Si no te gusta Destiny, Los Señores de Hierro no te va a hacer cambiar de idea ni por desmarcarse ni por venir cargado de cosas.
STRAFE tiene las bases para convertirse en un gran juego de acción en primera persona pero más allá de la nostalgia, no es un título que destaque en nada. Sus tiroteos están bien, como su diseño de niveles o la intensidad de su acción.
Con ese espíritu cañero de los grandes clásicos de la acción en primera persona, Mothergunship es un frenético videojuego de disparos con el que es difícil no pasar un buen rato. La intensidad de sus combates siempre anima a querer echar una partida más, y la posibilidad de diseñar tus armas contribuye a que la experiencia sea aún más divertida.
Una nueva aventura con muertos vivientes de por medio se estrena en PSVR de manera bastante correcta. Sin ser un título excelente, por lo menos Arizona Sunshine es una aventura completa y jugable que no da la sensación de ser una "experiencia", sino un juego compacto y que además nos ofrece modalidades multijugador, algo que no suele ocurrir con demasiados títulos de la misma naturaleza.
A pesar de que es algo áspero en algunos elementos, como por ejemplo lo caprichoso que es con los impactos en el enemigo durante los combates, lo cierto es que City of Brass es perfectamente capaz de mantenernos muy entretenidos durante unas horas delante de nuestro PC o videoconsola.
La maldición de Osiris no es lo que Destiny 2 necesitaba para mantenernos enganchados, pero sí se esfuerza por experimentar en sus variadas misiones y mecánicas. Sus breves aportaciones a la fórmula nos dejan con algunas actividades marcadamente rejugables, algunas horas de material extra… y el deseo de haber visto una incursión y una campaña más profundas.
Firewall Zero Hour no es el shooter definitivo para PSVR, pero desde luego se trata de un videojuego meritorio dentro de los FPS de estilo táctico. El control es muy bueno y preciso (sobre todo con el Aim Controller), la sensación de inmersión que ofrece es magnífica, posee bastantes opciones de personalización para los personajes y la cantidad de escenarios que incluye nos parece suficiente.
Wolfenstein Youngblood es un experimento. Uno que coquetea con las estructuras no lineales, las progresiones por niveles y el endgame. No hay duda de que sigue siendo más shooter que looter, aunque tampoco de que se ha fijado y mucho en lo que este género está haciendo y consiguiendo. Para ello, se desembaraza de carga narrativa y se echa de menos.
A pesar de la gran calidad global que fue reunida en el título original en todas sus facetas, esta versión de Borderlands 2 destinada a PlayStation VR no ha conseguido aglutinar las cualidades plasmadas en dicha obra primigenia. Sin ser un mal juego en absoluto, claramente se trata de videojuego que palidece en comparación con el original, siendo éste último mucho más recomendable.
Sin levantar demasiada expectación previa a su llegada a PSVR, este shooter subjetivo con alma de aventura ha conseguido despuntar gracias a sus múltiples cualidades. Su jugabilidad variada y entretenida ha sido bien rematada por unos valores de producción estimables, dando fruto a un Immortal Legacy: The Jade Ciphe que llamará la atención de buena parte de los poseedores de dicho periférico de PS4.
De lanzamiento, Disintegration es más interesante como idea que como resultado. Está bien planteado, se siente balanceado y justo, la campaña presume de cierta variedad y de una buena producción… pero a la hora de la verdad no hay muchos momentos de emoción ni tensión, y hay características importantes que por una u otra razón, no se han implementado.
Destaca el trabajo llevado a cabo en el diseño de cada uno de sus niveles con puzles desafiantes que sabrán contentar a los más experimentados. El uso del magnetismo no es una idea original dentro de los videojuegos, pero Mighty Polygon consigue sacarle bastante partido.
Posiblemente demasiado ambicioso para las posibilidades de sus creadores, The Revolution no es la secuela de la más alta calidad que esperábamos.
Cuesta recomendar La Profunda Oscuridad, aunque como siempre será un DLC que encuentre su público entre quienes arden en deseos de sumar contenido a su propuesta a pesar de la discutible cantidad de cosas que se traen consigo y que no todas están igual de bien ejecutadas.
